EL PODER DE LA CONCIENCIA

Los dos más recientes y grandes logros del Gobierno, el inicio de la implementación del programa Hambre Cero en las Escuelas –que según estudios hizo que el 100 % de los estudiantes asistieran a clases en Guairá– y la hazaña de haber alcanzado el grado de inversión, quedaron opacados por las extralimitaciones del embajador norteamericano con sus sanciones arbitrarias y sin pruebas, las que reiteró y mantuvo tras su encuentro con el canciller nacional, Rubén Ramírez Lezcano.

Pero esta vez no fue como en la época de Mario Abdo, cuando este le permitía actuar a sus anchas sin medir sus acciones. En esta ocasión, su vanidad dictatorial se topó con el hartazgo de la clase política, que reconoció que el diplomático se sobrepasó en sus funciones y hasta insultó a todo el país al menospreciar que Paraguay pagó un alto precio de sangre su derecho de ser un país soberano.

No es la primera vez que los diplomáticos norteamericanos sobrepasan sus funciones en Paraguay y se inmiscuyen en asuntos que no les corresponden, haciendo caso omiso de las leyes paraguayas y tratando de imponer sus interesadas reglas.

El hecho de que el dólar sea considerado como hegemónico en el sistema financiero mundial facilita que Estados Unidos imponga su voluntad en muchos países.

Podemos recordar la sanción a Cuba, que ostenta el bloqueo comercial más extenso de la historia, que comenzó el 14 de marzo de 1958 cuando Estados Unidos le impuso un embargo a la venta de armas. Esta imposición se amplió en 1962, cuando el embargo incluyó casi todas las exportaciones. Pero a pesar de toda la presión ejercida durante décadas, Estados Unidos no logró que Cuba cambiara su sistema de gobierno.

Según el corresponsal y presentador de informativos Semión Sendérov, sobre la isla pesan nada menos que 200 sanciones. Otro país en conflicto con el Gobierno norteamericano, Venezuela, ya recibió 900 restricciones y el chavismo continúa desde hace 25 años, pero la nación que tiene el récord de sanciones es Rusia, con más de 20.000, aunque otras fuentes afirman que llegan a 34.270.

Aparentemente, esta arma económica se tornó adictiva, pero resulta negativa en algunos aspectos. Por ejemplo, su eficacia está en entredicho; la economía de Rusia, a pesar de tantas sanciones, está más fortalecida que antes que comenzara el conflicto con Ucrania. Otro detalle a tener en cuenta es que aquellos países “castigados”, al quedar fuera del sistema financiero mundial, se ven obligados a buscar otros métodos de financiación, lo que los lleva a crear modelos alternativos, que crecen en libertad, lo que en definitiva produce el debilitamiento del dólar. Otro elemento a tener en cuenta es la corrupción que genera este modelo de penalidades, es decir, las sanciones también son resultado de intereses de quienes las aplican.

Una noticia reciente de corrupción recorrió el mundo cuando la Justicia norteamericana declaró culpable nada menos que al senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez.

A pesar de ser uno de los latinos de mayor peso dentro de la política en el país del norte, un jurado lo declaró culpable por los 16 cargos de soborno y corrupción que pesaban sobre él.

Y aunque el diplomático Marc Ostfield pregone que sus sanciones son una lucha contra la corrupción, nada de lo que dice tiene el aval de las pruebas, como si su palabra fuera la única verdad, al estilo del malogrado senador Menéndez.

En lugar de sumar para el engrandecimiento del Paraguay, Ostfield se dedicó a insultar, a faltarle el respeto a los paraguayos y a conspirar de manera alevosa en la política criolla.

Pero más que eso, sus acciones arbitrarias causaron daño a miles de compatriotas. Según estimaciones del ministro Javier Giménez, los anuncios del embajador generaron un impacto negativo en el empleo de al menos 10.000 trabajadores. Esto implica un universo de aproximadamente 30.000 paraguayos, si se considera que cada familia depende del sustento que provee un trabajador.

Pero como dice el refrán, “no hay mal que por bien no venga”, este conflicto hizo que los paraguayos recordásemos que somos un país soberano y que ningún extranjero puede venir a querer imponer su voluntad.

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