El anuncio del viernes, Paraguay logra el grado de inversión, es la noticia económica más positiva para el país. A aquellos que odian al Gobierno, ya sea por resentimiento, pérdida de negocios o fracasos políticos, les costó asimilar en positivo que el anuncio se dé en este momento. Hasta dudo que estén contentos. Destilan baja autoestima y un antipatriotismo feroz.
Hagamos un repaso rápido. Analistas económicos que se prenden fácilmente a las campañas mediáticas interesadas, repetían que, por los escándalos en el ámbito de la Justicia, ese grado de inversión no llegaría, el promocionado y bullicioso caso de Kattya González nos presentaron como una sentencia de muerte en este ámbito.
El exministro de Hacienda Dionisio Borda, comprador de discursos oportunistas y molesto con este gobierno porque rajaron al hijo de Yacyretá donde percibía un salario de G. 30 millones, aseguró el 16 de febrero pasado que la expulsión de Kattya nos alejaba de la posibilidad de captar inversiones y de alcanzar el grado de inversión. Como si fuese que las calificadoras de riesgos se mueven por las rencillas políticas u observando la tapa de los diarios nomás.
El economista César Barreto, también exministro de Hacienda, dijo el 3 de febrero que veía difícil que Paraguay obtenga este año el grado de inversión porque no se han hecho reformas en la Caja Fiscal, en el servicio civil y tampoco existe independencia del Poder Judicial. Para lo primero que dijo, a pesar de las campañas en contra, ya se tiene una ley, lo segundo está en estudio legislativo y lo último es una cuestión subjetiva.
Después está la larga lista de periodistas y comunicadores atados a las oenegés que a toda costa quieren impedir una ley que transparente el funcionamiento de estas organizaciones y después de la media sanción del proyecto, vaticinaron que por este motivo no llegaríamos al grado de inversión. Un tal Víctor Raúl Benítez, denunciado por planillero en la Municipalidad de Asunción y en el MOPC, durante la gestión de Arnoldo Wiens, cuestionador profesional, presentado como analista económico, pinta todos los días el peor escenario desolador y catastrófico para el país.
La lista es larga, incluso el día del anuncio del presidente Santiago Peña desde París, acá los perifoneros que trabajan en el grupo que dilapidó junto a los administradores anteriores del IPS G. 828 mil millones, que eran para hospitales, sugiriendo a las calificadoras que revisen su decisión porque en Paraguay “no existe seguridad jurídica”.
Claro que quedan muchas tareas pendientes que hacer, pero lo que también queda claro es que el Gobierno debe seguir con su hoja de ruta, ignorando la crítica oportunista, furiosa e interesada. No hay tiempo que perder, mucho ya perdimos durante los últimos 5 años. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.