• Por Ricardo Rivas
  • Corresponsal en Argentina
  • X: @RtrivasRivas

El presidente Javier Milei en las últimas semanas percibe que ni el pueblo, ni la casta son tan duros de alinear como los mercados, algunos organismos multilaterales –especialmente los de crédito–, y las relaciones transnacionales. “Las fuerzas del cielo” al igual que los improperios y los viajes secretos para reunirse con los líderes de megacorporaciones no parecen suficientes para gestionar con eficiencia y sin sospechas de tentaciones autocráticas.

Desde el inicio de su gestión, un total de cincuenta y dos funcionarios renunciaron “por temas personales” o inducidos a hacerlo porque no contaron con el respaldo político suficiente para continuar adelante.

El más reciente y vistoso, el exsubsecretario de Deportes Julio Garro, quien hizo pública su idea de que el presidente de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino), Claudio “Chiqui” Tapia, y el capitán de la selección nacional, Lionel Messi, debían hacer una disculpa pública por los cantos xenófobos y discriminatorios que un puñado de jugadores transmitieron en vivo desde el interior de un micro en el que se trasladaban después de triunfar sobre Colombia en la Copa América. “Que se vaya. Nosotros no pensamos así”, trascendió que dijo el señor Milei y ningún integrante del Gobierno lo negó.

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En ese mismo contexto también chocó de frente con su vicepresidenta Victoria Villarruel quien –también por los cánticos xenófobos y racistas ya mencionados– se expresó en contra de Francia cuando se informó desde ese país que en el ecosistema futbolístico europeo y en la mismísima FIFA se investiga a la escuadra nacional de ese deporte.

“Argentina se hizo con el sudor y el coraje de los indios, los europeos, los criollos y los negros (...) Ningún país colonialista nos va a amedrentar por una canción de cancha ni por decir las verdades que no se quieren admitir”, dijo entre otras expresiones la señora Villarruel, que un puñado de días antes desfiló por las calles de la norteña provincia de Salta vestida como un gaucho montado en un caballo en una celebración patriótica.

Pero más allá de esas cuestiones coyunturales, los mercados –esa entelequia que en verdad significa gente de negocios y los que algunos llaman “Los lobos de Wall Street” o especuladores– que tanto acompañaron al presidente Milei cuando ejecutaba su campaña electoral unos pocos meses atrás le reclaman el cumplimiento de lo que entendieron como promesas electorales.

Con transparencia y claridad exigen la eliminación del cepo cambiario, una nueva devaluación del peso frente al dólar porque –según los que así lo exigen– “está atrasado” en su valor y porque todavía el Banco Central (BCRA), que el mandatario cuando candidato aseguró que lo cerraría, no recompone sus reservas que se encuentran negativas en unos USD 2.000 millones.

Las siempre turbias y turbulentas aguas de los mercados están agitadas. El presidente argentino en el frente doméstico en las últimas semanas dirige los insultos y acusaciones que le son habituales a banqueros y analistas de la economía y las finanzas que desde su inicio en política fueron sus aliados.

En el frente externo sus diatribas y denuestos tienen como destinatario principal al director del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el hemisferio occidental, Rodrigo Valdez, al que acusa de “zurdo del Grupo de Puebla” que siempre “pone peros” porque “tiene una mala intención con la Argentina”. Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, respalda a Valdez, parece no escuchar al mandatario argentino y, el viernes último, ajustó los pronósticos económicos para este país cuya economía caerá en 3,5 %.

Así las cosas, el ministro de Economía, Luis Caputo, enfatizó públicamente que el peso se valoriza y pronosticó que “la gente venderá dólares para pagar los impuestos”. Esas palabras sin dudas pegaron fuerte en la opinión pública porque apenas unos meses atrás, el entonces candidato Javier Milei sostuvo que el peso “no puede valer ni excremento” y debido a ello motorizaba la idea de dolarizar la economía argentina, lo que no ha sucedido. Ese incumplimiento también se lo reclaman los mercados cuyas inquietudes trascienden a la sociedad a través de las cotizaciones crecientes o levemente declinantes del dólar ilegal, paralelo, blue o como se prefiera llamarlo que le hace saber sus desacuerdos a la conducción económica.

Por si algo faltara, cuando promediaba la semana anterior, el periódico The Teherán Times, órgano oficial del régimen de los ayatolás público y una de las herramientas comunicacionales de aquella teocracia, lanzó una fuerte amenaza contra el Gobierno argentino luego de que el presidente Milei, por decreto, incluyera a la organización irregular Hamás en el listado de “organizaciones terroristas internacionales”.

The Teherán Times, después de rechazar las acusaciones que la justicia argentina lanzó contra ciudadanos iraníes a los que responsabiliza penalmente del ataque terrorista de 1994 contra el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) con el trágico saldo de 85 personas asesinadas y cerca de medio millar de heridas, condena el alineamiento del presiente argentino con los Gobiernos de los Estados Unidos y del Estado de Israel, advierte que “Teherán va a imponer su propio juego respecto del enemigo y hará que se arrepienta de su enemistad con Irán”.

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