Una de las principales metas que se ha propuesto el Gobierno nacional es la creación de 500 mil nuevos puestos de tra­bajo en los próximos años para que dis­minuya la pobreza y mayor cantidad de paraguayos puedan salir de la indigencia para poder vivir mejor. Este importante objetivo político que persigue el Ejecutivo será posible obtener solo si aumentan las inversiones y crece la actividad económica en el país. Por consiguiente, la apuesta es de extraordinaria importancia, ya que, al aumentar la producción, la comercializa­ción y el movimiento de los diferentes sec­tores económicos, mayor cantidad de per­sonas mejorará su situación consiguiendo fuentes de trabajo para asegurar una vida en condiciones dignas.

El objetivo final de todo progreso econó­mico equilibrado no es la simple acumula­ción de riquezas y de más bienes, sino que esos nuevos aportes a la economía encuen­tren su destino final en el mejoramiento de la vida de la sociedad y de las personas que la componen. No serviría de mucho para un país si se acumularan grandes producciones y abundantes servicios de toda índole si finalmente no tienen como destino fundamental el mejoramiento de la calidad de vida de los seres humanos que lo componen. La enorme riqueza de unos cuantos sectores no debe ser a costa de la pobreza ni de las necesidades insatis­fechas de las mayorías sociales.

La historia de los pueblos del mundo demuestra que cuando eso ocurrió en muchas naciones se materializó la forma más oprobiosa de la injusticia social, con sus lamentables consecuencias en la exis­tencia de las personas, que dieron lugar a confrontaciones violentas de diversa índole. En tanto que las sociedades que se rigieron por una existencia marcada por la equidad económica y social el nivel de vida de la mayor parte de los individuos ha sido de mejor calidad, como corresponde a la dignidad de las personas, con todo lo que implica en la sana convivencia y el pro­greso social.

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En la alocución realizada en la Expo 2024 de Mariano Roque Alonso, el pre­sidente Santiago Peña encaró la necesi­dad de posibilitar los 500 mil puestos de trabajo que forman parte de su programa de gobierno, enfatizando que será posible solamente con la intervención de los sec­tores de la producción económica. Señaló que deben ser empleos formales y de cali­dad, como corresponde y agregó que en el primer trimestre del año se han creado 78.000 nuevos empleos para otras tantas personas.

Reconoció que la creación de los 500 mil puestos de trabajo que se pretende solo será posible mediante el esfuerzo con­junto con el sector productivo, por lo que afirmó que es fundamental la partici­pación de las empresas. “La creación de empleos es una tarea conjunta y todos los que estamos aquí formamos parte del equipo”, afirmó.

Refiriéndose a la política internacional de su administración, indicó que está buscando posicionar al Paraguay en el mundo para atraer inversiones extranje­ras, y que primero hay que insistir en que los paraguayos inviertan para atraer a los capitalistas del exterior. “Pero ninguna inversión vendrá si los paraguayos no invertimos primero. La mejor promoción de un país es mostrar el éxito de las inicia­tivas locales; entonces, nuestra tarea prin­cipal es entusiasmar, alentar al empre­sariado nacional que está apostando al Paraguay, pero principalmente generar el clima propicio para el éxito de la iniciativa privada”, enfatizó el mandatario.

En esa línea, hizo hincapié en la gran importancia que tienen como protagonis­tas de la economía nacional a las pequeñas y medianas empresas, puesto que, según expresó, representan la mayor fuente de empleos para el país.

Hay que resaltar como algo muy particu­lar que las ideas económicas del titular del Gobierno nacional están centradas fun­damentalmente en las personas y su bien­estar, por lo que su política tiene un fuerte acento humanista que hay que apreciar debidamente. Porque al fin de cuentas, la economía no es suficiente beneficio sola­mente con el crecimiento de la riqueza como patrimonio, sino en cuanto resulta provechosa para mejorar la vida de los que habitan el país, ya que el hombre y su bienestar debe ser el destino final de todo esfuerzo económico. Lo que solo se puede conseguir con el aumento de las inversio­nes económicas, como pretende el primer mandatario de la nación.

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