Para el sostenimiento de la disciplina, abocada hacia el conocimiento de los elementos vitales para el crecimiento del ser, Epicuro contempla el uso de las analogías, entonces lo que se conoce a través del sistema sensorial puede ser útil en las diferentes ocaciones que suceden.

En la teoría del conocimiento que desarrolla Epicuro (341 a.C. - 270 a.C.), filósofo griego, la cual tiene como antecedente la obra “Trípode de Neusífanes de Teos”, quien pregonaba la relevancia de las sensaciones como la necesidad de las evidencias y el uso de las analogías, constituyéndose como ejes del sistema que los epicúreos llaman ciencia del criterio, del principio fundamental y disciplina de los primeros elementos, según lo destaca Montserrat Jufresa, catedrática emérita de Filología Griega de la Universidad de Barcelona, en el estudio preliminar de la obra titulada Epicuro.

Escribe Jufresa: “El edificio filosófico de Epicuro descansa en la necesidad de calmar la angustia del hombre en este mundo, sobre todo la del hombre corriente. Epicuro trata de combatir el miedo que el hombre siente fundamentalmente por la conciencia de su mortalidad, convenciéndolo de que la muerte se inserta en el ciclo natural de las cosas, es decir, tratando de que acepte la mortalidad como algo desprovisto de elementos sobrenaturales y terroríficos, ya que la condición básica para disfrutar de la tranquilidad epicúrea es aceptar los hechos naturales tal como son”.

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Ante la finitud de la existencia, su aceptación trae vigor para aprender a deleitarse por la posibilidad de vivenciar cada día y ante la grandísima ocasión de vivirlo, la elección de los criterios para transitarlo es sustancial. ¿Qué principios fundamentales sostienen la vigencia del vivir?, en la minuciosa presencia del instante se diseña la belleza del obrar y se manifiesta el sosiego del ánimo, estimulando la valentía innata que distingue la esencia de la humanidad e interpelando al ser a que se responda a sí mismo.

“Epicuro distinguía tres criterios de la realidad, los que Cicerón llama iudicia rerum, que son las sensaciones, las anticipaciones, y los sentimientos. Los tres, podemos añadir, se resuelven en uno solo, que es la sensación”, expresa en el texto citado la profesora Montserrat. Tanto el dolor como el placer enseñan a vivir, permitiendo conocer el significado de lo que representan y generando el acceso a las experiencias de la vida.

Si bien las sensaciones son verdaderas hay que considerar el criterio con que se emiten los juicios sobre las mismas, “…nuestro juicio puede engañarnos al tratar de sacar consecuencias de la información ofrecida por los sentidos; estas consecuencias serán verdaderas o falsas según si más tarde la experiencia las confirma o no”, sostiene Jufresa y explica que para ello Epicuro utiliza el criterio de la evidencia clara, la enárgeia, dado que de esa forma distingue las sensaciones que corresponden a una realidad objetiva de aquellas que constituyen una ilusión.

Para el sostenimiento de la disciplina, abocada hacia el conocimiento de los elementos vitales para el crecimiento del ser, Epicuro contempla el uso de las analogías, entonces lo que se conoce a través del sistema sensorial puede ser útil en las diferentes ocaciones que suceden; a esto lo denomina prolepsis, identificándola como la repetición de las percepciones sobre un mismo objeto, facilitando el reconocimiento de la sensación correspondiente. Claro, para que así sea es básico estar atento al sentir interior, que se encargará de manifestarse con naturalidad.

(*) Psicólogo y magíster en Educación

mpedroza20@hotmail.com

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