Una gran parte del desarrollo de las reuniones plenarias del Consejo de Administración del IPS está orientada al tratamiento/aprobación de pedidos de licitaciones para la cobertura de necesidades de medicamentos, insumos y otros bienes destinados a la atención de la salud de los asegurados.
Se hace necesario un reperfilamiento estructural, buscando acortar al máximo los flujos de procesos burocráticos licitatorios, pues la salud no espera, y sin ella nuestra calidad de vida se ve afectada negativamente.
Se constituye en una de las prioridades de la institución, pero su tratamiento y atención no constituyen el único problema estructural, pues por su tamaño y complejidad organizacional se les presentan otros múltiples tipos de necesidades que engloban aspectos económico, financiero, administrativo y logístico.
El IPS es una de las entidades de mayor tamaño/infraestructura dentro del espectro gubernamental, donde la Dirección de Capital Humano debe tener un rol protagónico para que todos tengan funciones y responsabilidades concretas y bien definidas, de tal forma a que lo erogado mensualmente en sueldos y otros beneficios puedan mostrarnos una relación costo-beneficio tangible y con buenos retornos.
El statu quo es un “mal amigo”, por lo que deberían mostrar la capacidad, idoneidad, ductilidad y proactividad necesarias para visualizar las principales prioridades/áreas críticas de riesgo que se presenten en el día a día gerenciándolos en forma eficaz.
Los responsables de capital humano deben tener diagramado un relevamiento global del servicio/contribución de cada uno de los servidores a la organización, de tal forma a que aquellos que no aportan un valor agregado tangible sean desvinculados y/o realocados, pues el IPS precisa ahora más que nunca realizar un reperfilamiento económico-financiero que les permitan alcanzar el punto de inflexión necesario, evitando tener que recurrir a las reservas técnicas que tienen otro objetivo como está aconteciendo ahora.
Aquellos funcionarios que cuenten con contratos renovados en función a su performance es necesario que gerentes y supervisores realicen un seguimiento/monitoreo estrecho que permitan definir con objetividad si cualitativamente cumplen con los objetivos institucionales, a través de una buena retroalimentación, pues se torna necesario de una vez por todas darle el lugar que se merece a la meritocracia, capacidad, idoneidad y trayectoria profesional de las personas.
Las necesidades económico-financieras de la institución siguen siendo cuantiosas, por lo que se hace necesario contar en tiempo y forma con los recursos humanos y logísticos y los que están al frente de la Dirección Económica y Financiera apliquen su profesionalismo, capacidad innovativa y creativa, que permita a la entidad contar con el flujo de fondos y la capacidad de repago para atender en forma diligente a todos sus compromisos con terceros, ya que el tiempo no se detiene y no es sano ni recomendable seguir manteniendo un nivel de endeudamiento con terceros de aproximadamente USD 900 millones, que se incrementan cada vez más con intereses moratorios y punitorios.
El Consejo de Administración debería ir más allá de una función deliberativa, donde cada uno de sus miembros tengan asignadas funciones y responsabilidades puntuales, como acontece en otras entidades que permitan una mejor performance institucional como parte de su misión y visión.
Un manejo profesional y bien delineado de las finanzas de la institución, apuntando a racionalizar los montos millonarios pagados en salarios y otros beneficios, podrá permitir direccionar dichos recursos a la cobertura del pago de deudas con proveedores que coadyuven a fortalecer su generación neta operativa de fondos dándole un “mayor respiro” a su estructura de costos y gastos mensuales (operativos y administrativos).
Parecería complicado, pero con capacidad de gestión es posible, dado que ya han transcurrido más de 10 meses sin que hasta ahora se visualicen avances positivos.