- Por Jorge Torres Romero
- Comentarista
Ese interés que llegaron a demostrar algunos referentes políticos de la oposición y los medios de comunicación (Grupo Zuccolillo-Grupo Vierci) por el esclarecimiento de la muerte del fiscal Marcelo Pecci se diluyó repentinamente. ¿Qué pasó? Simple, la investigación oficial del asesinato en Colombia excluyó a un actor político de la ecuación (HC) y el caso dejó de importar a los carroñeros.
Hace dos semanas mostraron un inusitado interés por el tema, convocaron al fiscal general del Estado al Congreso, entrevistaron a los abogados a fin de instalar en agenda el supuesto desinterés de la Fiscalía paraguaya con el fin de encubrir a alguien. El tiro les salió por la culata.
Accedieron en detalle a los pormenores de la investigación, el llamativo capricho de la abogada de la viuda del fiscal de evitar la revisión del celular de Pecci, las veces que los fiscales paraguayos estuvieron en Colombia, entre otras cosas.
Los Eduardo Nakayama, Rafael Filizzola, Esperanza Martínez y los perifoneros de la prensa que avaló la corrupción de Mario Abdo Benítez llegaron incluso a pedir juicio político para el fiscal general. Todos estos terminan siendo cómplices y funcionales a los asesinos de Pecci, con su campaña de buscar enlodar a actores políticos en esta historia, mientras que de los narcos, los verdaderos autores intelectuales del asesinato, nadie se acuerda.
Este relato tuvo un giro, la prestigiosa revista colombiana Semana accedió a elementos de la investigación oficial y confirma que detrás de la muerte del fiscal estuvieron los narcotraficantes Jarvis Pavão, Miguel Insfrán y Jaime Franco Mendoza. Excluyen a otros autores y automáticamente el caso dejó de interesar a la carroña político-mediática.
La cosa va más allá. El narcotráfico tuvo la bendición de Mario Abdo para que use y abuse del Paraguay, con la mirada cómplice de los hoy opositores y la prensa que fungió de abdista. La única institución que no pudieron controlar en el gobierno anterior fue la Fiscalía. Intentaron 4 juicios políticos contra Sandra Quiñónez. Y el único fiscal de peso, que públicamente dio su apoyo a Quiñónez a través de sus redes sociales fue Marcelo Pecci. Una exsenadora, Desirée Masi, esposa de Rafael Filizzola, lo había tratado de “fiscalucho” cuyos posteos “eran elaborados desde Tabesa o la calle España”.
Permítanme dudar. ¿No están todos metidos en la misma rosca? A toda costa querían manejar la Fiscalía que perseguía a los narcos, Pecci a la cabeza. Mataron a Pecci y siguieron protegiendo a los autores intelectuales cabalgando sobre la tesis de involucrar a otros en la causa. La incursión de una exministra de Abdo en la causa también genera enormes dudas, pero, todo indica que vamos rumbo al esclarecimiento real de la causa, a pesar de los narcos y cómplices políticos y mediáticos. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.