• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

Algunos presentan como novedad en Paraguay esta alianza que hay entre sectores políticos y grupos de medios de comunicación. Estos últimos asumiendo posturas políticas en sus líneas editoriales. Alguien con un poco de memoria podrá recordar la postura del grupo Abc Color con respecto a Lino Oviedo o del diario Noticias con respecto a Luis María Argaña. Mediados de la década de los noventa eran tiempos convulsos.

Hay que decir que aún en esa época había cierta cautela u olfato en los comisariatos políticos de los medios, una especie de asumir que en algún punto se estaba yendo demasiado lejos y una de las cosas que más cuesta recuperar: la pérdida de credenciales.

En la coyuntura actual, esa mesura se encuentra desaparecida. Una apuesta electoral tras otra seguida de sus respectivas derrotas, predicciones erróneas propias de una lectora de cartas de feria barrial disfrazadas de análisis político, incendiaria mezcla entre defensa de intereses corporativos y ataques de dolor estomacal.

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Al parecer no hay nadie que diga paremos la moto que estamos derrapando en la banquina. Los políticos van a seguir, serán estos mismos o tal vez sean otros, pero la raza no se va a extinguir. Van a seguir peleando o van a llegar a acuerdos. Así funciona desde siempre. Una pequeña muestra fue lo que sucedió el jueves pasado con la sesión extraordinaria. Periodistas y medios, espantados o desmayados porque una de las bancadas coloradas del Senado se animó a decir públicamente lo inconfesable y que era uno de los secretos mejor guardados: son colorados.

Los platos rotos los van a pagar estos grupos de medios que confunden estrategia con lo que apenas llega a ser táctica, acompañando aventuras tilingas que amenazan con lanzar al viento la credibilidad que alguna vez supieron conquistar. Se está llegando al punto de que políticos bajan línea editorial al aire en entrevistas y piden la cabeza de aquellos que no se alineen. Tampoco es la primera vez que sucede, pero antes lo hacían en privado y con llamadas a los directores.

La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, tiene sus modos y sus tonos. Los grupos de medios deben saber que si bajan al fango de la política están expuestos a recibir respuestas en los tonos y modos de la misma. Y en ningún sentido podrá decirse que es un ataque a la libertad de prensa ni nada por el estilo, sencillamente será una consecuencia de haber intentado reemplazar a una oposición que no consigue delinear ni articular una sola medida aglutinante o superadora más allá de algún que otro berrinche con la cabeza caliente.

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