La siguiente no es mi opinión sino lo que está escrito y puesto en marcha por las consultoras mundiales a la hora de darnos una nota después de ser examinados.

El año pasado nuestros compatriotas que viven y trabajan en el exterior (España, EE. UU., Argentina, por citar los países más importantes en los que residen) nos enviaron dinero por un valor récord en los registros de 621 millones de dólares, que técnicamente es como decir, las remesas aumentaron 26 % con respecto al 2022 (USD 494 millones, una diferencia de USD 128 millones de dólares). Esa remesa 2023 de 621 millones de dólares representa el 1,4 % del valor del tamaño de nuestra economía (producto interno bruto, PIB), supera a los USD 539 millones recibidos de las binacionales hidroeléctricas y equivale al 5 % de nuestras exportaciones registradas. Sin duda alguna en varios otros países de América Latina y el Caribe (ALC) el peso de las remesas en sus economías es muy superior, pero, aun así, esos recursos que recibimos son valiosos. En la cabeza está México con USD 67.000 millones (3,7 % peso), Guatemala USD 19.855 (19 %), R. Dominicana USD 10.500 (8,7 %), Colombia USD 10.160 millones (2,8 %), Honduras USD 8.800 millones (26 %), El Salvador USD 8.142 millones (23 %), ¿qué haría Bukele sin el dinero de afuera?; Ecuador USD 5.148 millones (4,3 %), Nicaragua USD 4.668 millones (26,6 %), Haití USD 4.247 millones (16 %), Perú USD 4.238 millones (1,6 %). En nuestro caso, de España provinieron 388 millones de dólares con una mejora del 33 % y un peso del 63 % en el total de las remesas. Los Estados Unidos se ubican en segundo lugar, con envíos que nos llegaron por 83 millones de dólares, registrándose una caída del 15 % y con un peso del 13 %.

En tercer lugar se ubica Argentina, el tradicional refugio histórico de los paraguayos, fuente de remesas que recibimos por valor de 37 millones de dólares, un aumento de 46 % y un peso de 6 %. A manera de recuerdo, las remesas provenientes de Argentina llegaron a tener un peso de 23 % en el total: 133 millones de dólares en 2017. La remesa es un dinero que influye en mercado cambiario, precio del dólar, se derrama en los ingresos de la gente y estimula el gasto, y de ser posible, el ahorro, moviendo la economía; es un arma en el combate contra la pobreza y la extrema pobreza, amortigua el peso de la deuda externa del Estado (pago de sus compromisos), es fuente de financiamiento en el sector financiero privado y en las cooperativas, tiene tendencia alcista en los años, no tiene ciclos inestables, impactan indirectamente en las finanzas públicas, y es un indicador que las calificadoras de riesgo país miran a la hora puntear la capacidad de pago de nuestra deuda soberana.

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Si tomamos en consideración el período de cinco años 2018-2022, tenemos que las remesas o dinero de nuestros compatriotas en el exterior sumaron USD 2.592 millones frente a inversiones extranjeras netas de USD 1.568 millones. Sacrificio, ahorro, responsabilidad y cariño con su gente en la distancia. Fuera del país no maman del Estado y compiten para trabajar, vivir y ayudar en mercados extraños y sociedades difíciles. No tuvieron el privilegio deshonroso de padrinos políticos para quedar atornillados en puestos y cargos estatales donde estafar a la ciudadanía. Fuera de su suelo, los paraguayos en el exterior, forzados a esa realidad por muchas razones, ponen el país en primer lugar. Los parásitos de aquí no tienen vergüenza, dignidad, honor, ética ni nada. Aún, sabiendo que son sanguijuelas les gustan los trabajos fáciles, acomodados y hereditarios. Nunca ponen el país en primer lugar. Seguro estoy de que tenerlos aquí a los paraguayos productivos y enviando al resto del mundo a los paraguayos parásitos, el país cambiaría para mejor de manera notable. La decadencia actual de nuestra sociedad tiene que ver y en mucho con la pérdida de calidad de la gente, y tiene una fuente como origen, estímulo y protección del desmejoramiento: la familia, la madre de todos los males. Muchos no lo ven así, al contrario: fuente de trabajo (legal pero ilegítimo), de dinero, de poder. Es importante volver a destacar que el año pasado las remesas familiares o dinero recibidos mejoraron 26 % en 2023 (récord anual), con España (63 %), EE. UU. (13 %) y Argentina (6 %).

Un informe del Banco Mundial (BM) sobre migración y desarrollo divulgado en diciembre pasado estima que las remesas hacia países de ingreso bajo y mediano en el mundo (estamos en esa categoría) registraron un aumento aproximado del 3,8 % en 2023, lo que supone una moderación respecto a los elevados ingresos de los dos años anteriores. Preocupa el riesgo de disminución de los ingresos reales de los migrantes en 2024 ante la inflación mundial y las escasas perspectivas de crecimiento. En 2023, se estima que los flujos de remesas hacia los países de ingreso bajo y mediano alcanzarán los USD 669.000 millones, ya que la resiliencia de los mercados laborales de las economías avanzadas y de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) seguirá respaldando la capacidad de los migrantes de enviar dinero a sus hogares.

Por regiones, la entrada de remesas aumentó en América Latina y el Caribe (8 %), Asia meridional (7,2 %), Asia oriental y el Pacífico (3 %) y África subsahariana (1,9 %). Los flujos hacia Oriente Medio y Norte de África disminuyeron por segundo año consecutivo, con un descenso del 5,3 %, sobre todo debido a la fuerte caída de los flujos hacia Egipto. Las remesas hacia Europa y Asia central también cayeron un 1,4 %, tras haber aumentado más del 18 % en 2022. Estados Unidos siguió siendo la principal fuente de remesas. Los cinco países que más remesas recibieron en 2023 son India USD 125.000 millones), México (USD 67.000 millones), China (USD 50.000 millones), Filipinas (USD 40.000 millones) y Egipto (USD 24.000 millones). Entre las economías donde la entrada de remesas representa una parte sustancial del producto interno bruto (PIB) –lo que destaca la importancia que tienen las remesas para el financiamiento de las cuentas corrientes y los déficits fiscales– se incluyen Tayikistán (48 %), Tonga (41 %), Samoa (32 %), Líbano (28 %) y Nicaragua (27 %).

“Durante las crisis, los migrantes afrontaron los riesgos y demostraron su capacidad de resiliencia para ayudar a sus familias que quedaron en sus lugares de origen. Sin embargo, la elevada inflación y el moderado crecimiento mundial están afectando la cantidad de dinero que pueden enviar”, dijo Iffath Sharif, director global de la Práctica Global de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial. “Los mercados laborales y las políticas de protección social de los países anfitriones deben incluir a los migrantes, cuyas remesas son una ayuda vital para los países en desarrollo”. “Las remesas son una de las pocas fuentes de financiamiento externo privado que se prevé que sigan creciendo en la próxima década. Deben aprovecharse para la movilización de capital privado en apoyo del financiamiento del desarrollo, en especial a través de los bonos de la diáspora”, dijo Dilip Ratha, economista principal y autor del informe. “En los últimos años, los flujos de remesas a los países en desarrollo superaron tanto la suma de la inversión extranjera directa como la ayuda oficial para el desarrollo, y esa diferencia va en aumento”. Los países en desarrollo pueden utilizar las futuras entradas de remesas como garantía para reducir los costos de los préstamos internacionales. Debido a su gran volumen en comparación con otras fuentes de divisas, su carácter anticíclico y su contribución indirecta a las finanzas públicas, las remesas también pueden contribuir a mejorar la calificación soberana de un país y su capacidad para reembolsar la deuda.

Se calcula que la llegada de remesas a América Latina y el Caribe aumentó un 8 % en 2023 y alcanzó los USD 156.000 millones. La fortaleza del mercado laboral en Estados Unidos repercutió positivamente en los flujos de remesas. Se prevé que las remesas hacia México, el mayor receptor de la región, aumenten un 9,7 %. El crecimiento de las remesas se estima en un 45 % en Nicaragua, un 9 % en Guatemala y un 7,5 % en Colombia. Paraguayos productivos, dentro y fuera del país. Paraguayos parásitos, dentro del país, donde el Estado es un botín, una forma de vivir, con justificaciones de todo tipo –”robo, soy corrupto, reconozco, pero así pago los estudios de mis hijos en el exterior y beneficio y protejo a mi familia, que es lo más importante”– que buscan comprensión y absolución. La escala de valores de los paraguayos: familia, Estado, partido (se puede invertir el orden), corrupción (“aceite de la vida”), la Iglesia es un atajo misericordioso de perdón para seguir, lo que se resume en Jeder für sich selbst o sálvese quien pueda. Ojo y último: cuando hablamos de recibir 621 millones de dólares de com(patriotas) en el exterior, recordemos por favor que no es todo el dinero que deben ganar. Es el que envían. Hay otra porción con el que viven para poder trabajar, y hasta llegan a endeudarse. Héroes. Anónimos y en silencio. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD.

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