- Por Matías Ordeix
- Socio del Club de Ejecutivos
Una nueva mancha a la falta de institucionalidad fue alevosamente perpetrada estos días. Con un equipo que apenas supera los jugadores en una cancha de fútbol deciden quién se queda o se va en el Congreso. Pero no es solo eso, ellos deciden mucho más allá. Un equipo de fútbol que está conformado tal cual el propio barco de Cristóbal Colón (¿se entiende?).
Pero esto no es simplemente un tema político, donde los gatos y perros pelean todo el tiempo. El impacto de este tipo de acciones repercute en toda la sociedad, en el país entero y en la imagen que proyectamos al exterior. Una nueva vergüenza, realizada por “sinvergüenzas”, da la señal al mundo que tenemos unas instituciones frágiles. Las que obedecen a coyunturas e intereses propios de la mayoría de los parlamentarios en este caso.
Entendemos que en un gobierno democrático es vital que la oposición política minoritaria tenga su espacio, con voz y voto. Que si alguno ha cometido un error, sean respetados los procesos de defensa para el acusado, la presentación de pruebas y el apego a los reglamentos internos que rigen las instituciones. Además, sin duda alguna el respeto de “la igualdad ante la ley”.
Nuestro Paraguay precisa tener instituciones creíbles, seguridad jurídica, previsibilidad y respeto irrestricto de la ley. Sin estos ingredientes, el progreso será mera utopía. Un mejor país se construye entre todos, con nuestras diferencias, colores, partidos. Pero lo que no debemos olvidar es el interés general y nuestro norte como nación.
Cada acto tiene sus consecuencias. Y lo acaecido, en este caso, lo pagaremos todos los paraguayos. Porque nadie quiere venir a invertir, en realidad, si la ley puede ser cambiada según el humor y los intereses de unos pocos analfabetos legisladores. Y lo peor, y más duro, es que nosotros los hemos elegido, el pueblo ha elegido nuevamente a un gran numero de impresentables diputados y senadores.
Pero también me da mucha pena que nuestro presidente está dando señales y hechos de su preocupación con la mejora del Paraguay. Pero si el Parlamento no lo acompaña en integridad y objetividad, y además la Justicia es parcialmente sometida al Poder Legislativo, sus buenas intenciones se irán quedando en tinta muerta.
¿Y ahora quién podrá defendernos? (decían en “El Chavo”). Porque no veo un Chapulín Colorado dentro de nuestros políticos, ni tampoco azul o multicolor, con la fuerza suficiente para decir “el Paraguay está primero !!!”.
Esto solo podrá ir mejorando a medida que la elección de candidatos políticos sea mucho más racional e inteligente. Pero con el bajísimo nivel de educación de nuestro pueblo, si esto no resolvemos, seguiremos votando a los que nos prometen un puestito público, un asadacho u otros espejitos baratos que lastimosamente muchos “compran”.
La ciudadanía, todos nosotros, necesitamos ver la construcción país en conjunto. Precisamos también desde el sector privado tener seguridad institucional y jurídica para seguir invirtiendo, generando puestos de trabajo digno y crecimiento. Los políticos deberán abandonar su mezquindad, y colocar a Paraguay siempre adelante.