Un acontecimiento importante en la vida familiar, escolar y con dimensión nacional es el primer día de clases.
En primer lugar, porque involucra a lo más preciado que tenemos que es la niñez, el mayor capital humano en todos los sentidos; afecta las emociones y sentimientos de niños, padres y abuelos.
La ilusión del primer día de clases es una mezcla de expectativa y regocijo: estrenar una etapa, un uniforme y ¡útiles nuevos!
No es un detalle menor que ningún niño paraguayo haya vuelto y estén por retornar esta semana a clases este año con sus útiles nuevos para estrenar. Es una muestra de compromiso y responsabilidad del Ejecutivo.
Queda mucho que hacer por la educación, pero tenemos dos alternativas: estar del lado del que critica y no hace más que eso, o poner nuestro granito de arena a favor de los que nos atañe a todos: la calidad de la educación paraguaya.
La vuelta a clases nos debe hacer reflexionar sobre nuestro civismo en esta tarea. Existen profesionales médicos, mamás y papás que realizan acciones que son aportes para la calidad educativa. Garantizar la seguridad alimentaria de los niños; su tránsito seguro por las calles y que cuenten con los materiales didácticos necesarios. Asimismo, velar para que los recursos de infraestructura no sean malversados y tengan un techo que los cobije durante las horas fuera del hogar.
La vuelta a clases es un acontecimiento nacional que a todos nos compete y compromete.