DESDE MI MUNDO

  • Por Mariano Nin
  • Columnista

Son las 4:45 de un nuevo día. Voy al trabajo, pero hago una parada para cargar combustible en una estación de servicios en Lambaré.

En uno de los bancos del local había sentado un joven con una lata de cerveza en la mano. Su mirada triste y perdida me llamó la atención. No es un día cualquiera, y sí lo es. Depende siempre de la perspectiva.

No sé si este chico tiene mal de amores, pero entiendo que puede ayudar a comprender mejor a lo que quiero llegar.

Como todo, creo que el amor es una opción. La felicidad también lo es. En un mundo que nos vende la imagen del amor ideal, estar solo un 14 de febrero es una tragedia para muchos. Pero en verdad no lo es. Si abriésemos los ojos nos daríamos cuenta de que estar vivos es de por sí un milagro.

Un amanecer, una mirada cualquiera, la posibilidad de tener a nuestros padres y la magia de una sonrisa. Todo cuenta. No es la mujer, ni el hombre ideal. Es lo que llevamos dentro.

Por eso hoy vale todo. A los padres enamorados de sus hijos. A los hijos enamorados de sus padres. A los abuelos que aman a sus nietos y a los nietos que viven por ellos. A la tía solterona que nos ama y a la familia feliz del vecino. A los que aman a esa estrella que nos dejó un recuerdo y a quienes sueñan con un mundo mejor. A los maestros. A los médicos y las enfermeras. A todos quienes puedan regalar una sonrisa, ¡feliz día! El amor… está en todos lados.

Al final... ayer fue martes trece y sobrevivimos, y hoy, hoy es solo otro 14 de febrero. Pero esa... esa es otra historia.

Etiquetas: #febrero#El amor

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