“Duele decirlo, pero hay que decirlo”
- Por Pablo Alfredo Herken Krauer
- Analista de la economía
- Email: pabloherken@yahoo.com
Casi una semana fenomenal en febrero 2024. Ganó nuestra economía. Aplauso real de pocos y desinterés de muchos, por intereses creados, ignorancia y el arte de la oposición contrera por simple contrera que los hace popular, pero no respetados.
Ya no hay disidencia, sino confrontación. Casi una semana fenomenal en febrero 2024. Ganó la economía del país. Empezó el jueves 1 de febrero cuando la calificadora del riesgo país Standard and Poor’s –la más importante y prestigiosa de mundo– mejoró nuestra nota después de diez años, de “BB” a “BB+”, con perspectiva “estable” (hay que ir a “positiva”). ¿La razón en el título del informe? “Por la mayor resiliencia económica” (hablamos de fortaleza, resistencia, capacidad de reacción). No pocos minimizaron el gol con el argumento, entendible en los mentecatos, de que al final y en realidad la Standard no hizo otra cosa que ponerse al mismo nivel de las otras calificadoras Moody’s y Fitch, colocarnos prácticamente un paso de entrar en el grupo privilegiado de los países con el certificado de Grado de Inversión o Investment Grade (más creíbles y confiables en la capacidad de pago de las deudas soberanas o de un Estado), que es una suerte de graduación dejando atrás el muy manoseado como poco atractivo “Grado Especulativo” o Speculative Grade (con niveles de incertidumbre). Un 12 de junio de 2014 la Standard elevó nuestra calificación crediticia como país de “BB-” a “BB”. Nota que venía de la anterior suba de la clasificación de la deuda soberana del 25 de junio de 2012. El informe decía entonces: “Se considera que el país logrará un crecimiento sostenido debido al impulso del Gobierno a la inversión en infraestructura, a través de la Ley de Asociación Pública Privada (APP) y un manejo macroeconómico cauto”. Se mencionaba el esquema de metas de inflación adoptado por el Banco Central del Paraguay (BCP), su recapitalización y la ley de responsabilidad fiscal. Tuvieron que pasar diez años para que nos vieran mejor. Independientemente de que la calificación “BB+” de la Standard hoy también nos acerque al Grado de Inversión, y ni por un segundo desconocer que el informe que avala tal mejora no deja de ser crítico en aquello que nos es desfavorable como país y en lo económico, más allá de los aplausos, lo importante para mí es el dejar atrás un muy largo tiempo para que la principal empresa consultora del riesgo país del mundo nos vea más fuerte. De ahí el uso del término resiliencia.
Vayamos ahora al golazo del lunes 5 de febrero cuando el Gobierno colocó (vendió) en el mercado internacional bonos soberanos por 1.000 millones de dólares. Pero con un importante antecedente: el viernes 22 de diciembre del año pasado el Ministerio de Economía logró que en el mercado local se compraran bonos del Tesoro nacional en guaraníes por su equivalencia 222 millones de dólares, con la participación de inversores del exterior. Récord histórico, inédito. En una sola jornada. Dije entonces lo valioso que era defender nuestra moneda, el guaraní, hacienda que su uso y cambio fueran confiables para la gente. Y que ello no era fruto de un accidente, que es el calificativo que utilizan los dueños de la haraganería pensante, para menospreciar los logros económicos nuestros.
El lunes 5 fue histórico, inédito, trascendental. Esto es lo que se informó: “En dicha fecha, se llevaron a cabo dos emisiones significativas. En primer lugar, se lanzó la primera emisión de Bonos Soberanos en guaraníes, alcanzando un monto total de G. 3.643.235.000.000, equivalente a USD 500.000.000, a una tasa de interés del 7,9 %, con un plazo de vencimiento de 7 años. Además, se emitió un tramo adicional por un valor equivalente a USD 500.000.000, con una tasa del 6 % y un plazo de 12 años”. Y se agregó: “Es relevante señalar que la demanda del bono inaugural en guaraníes superó en 2,5 veces el monto adjudicado (oferta de USD 1.200 millones), mientras que para el tramo en USD fue 8 veces el monto adjudicado (oferta de USD 4.100 millones). Con esta estrategia, la cartera de deuda del país se diversifica, otorgando una mayor proporción a la moneda local, en consonancia con el programa de emisiones en guaraníes para 2024. Es importante destacar que el trabajo realizado en el mercado local, con el acceso a inversionistas no residentes, se reveló como un enfoque oportuno, llevando a dichos inversores a desear diversificar sus carteras de inversión mediante la adquisición de títulos en moneda local. Este enfoque no solo permitió una mejor tasa en comparación con las condiciones financieras de 2023, donde el bono en guaraníes a 7 años se encontraba a una tasa del 9,03 %, sino que también fortaleció la posición del país en los mercados financieros internacionales”.
Explicación útil: “La tasa se ubicó muy por debajo de la media regional y cercana a países con grado de inversión que han emitido internacionalmente en moneda local. Para los bonos en dólares la tasa de interés de la emisión fue históricamente baja, implicando el menor diferencial respecto a los bonos del Tesoro americano de una emisión en tiempos “no pandémicos”. Es igualmente inferior al promedio regional y cercano a países con grado de inversión. Más de 60 inversores institucionales internacionales han mostrado interés en adquirir los títulos del Gobierno paraguayo emitidos en guaraníes, mientras que dicho número superó los 150 para los denominados en dólares americanos”. En las últimas décadas en nuestro país se ha venido dando una invasión de mediocridad, con una velocidad y profundidad simplemente impresionantes. No se salva nadie ni sector alguno. Me decía un estudioso local: “En 35 años de democracia jamás hemos experimentado un triunfo tan aplastante de la mediocridad como la que ahora nos caracteriza. Y lo peor es que la abrazamos y la respetamos como nuestra cédula de identidad. Ser mediocre hoy no es un delito en Paraguay. Al contrario, queda bien, somos así mayoría en una sociedad en abismal decadencia”. Nuestros logros económicos, como los mencionados, en un escenario marcadamente imperfecto, deben ser valorizados en su justa medida. Los dos goles que conseguimos en casi una semana completa de febrero, no digo que pasaron desapercibidos, pero sí fueron relegados como superficiales. Nuestra economía nos puede calificar mejor como país con grado de inversión, pero una sociedad en decadencia, solo nos conduce a un grado de degeneración. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.