A nuestro país se le presenta una muy buena oportunidad de lograr dentro del corto plazo el anhelado grado de inversión dentro de nuestra calificación de riesgo-país.

Importante, teniendo en cuenta que la calificadora internacional Standard & Poor’s (S&P) mantiene dentro de sus metodologías de calificación de riesgo parámetros cuali/cuantitativos estrictos.

Es una señal de que venimos haciendo bien los deberes desde el punto de vista macroeconómico, que bien podría alcanzar para este año niveles más sólidos, teniendo en cuenta que las proyecciones preliminares de crecimiento económico no serían menores al 4 por ciento vs. apenas 1 por ciento del año anterior.

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Tiene un valor intrínseco importante, pues han transcurrido 10 años para que Paraguay pudiera mejorar su calificación de solvencia pasando de BB a BB+.

Todo esto no es el logro individual de nadie en particular, sino resultado del trabajo en equipo y confianza de los diversos actores y segmentos de negocios que operan a nivel país, ya que el esfuerzo y participación del sector público y privado ha sido vital para este logro.

Haber llegado a escalar en los últimos años hasta acercarnos a un peldaño del grado de inversión es un compromiso a asumir en los próximos meses, puesto que dependiendo del mayor fortalecimiento en los diversos parámetros considerados en lo cualitativo y cuantitativo por estas calificadoras internacionales no sería de extrañar que este 2024 nos pueda traer la buena noticia del Investment Grade.

Uno de los aspectos primarios observado y analizado por los potenciales inversionistas extranjeros se remiten a nuestra calificación de riesgo-país, para la radicación de sus capitales, que estarán coadyuvando a posibilidades de mayor generación de fuentes de trabajo en diversos segmentos de negocios, además del poder de negociación con entidades financieras internacionales al contratar empréstitos, o al momento de emisión de bonos soberanos en lo que a tasas de interés concierne, independientemente de un mayor fortalecimiento de nuestra capacidad adquisitiva, con mejores posibilidades de cualificación en el comportamiento de nuestra macro y microeconomía.

A partir de esta buena señal que nos dio Standard & Poor’s (S&P), nuestras autoridades deberán enfocarse a full a lograr en el menor tiempo posible la sanción y promulgación de los proyectos de leyes del servicio civil y modernización y reestructuración del estado, que nos permita un mayor y mejor ordenamiento y racionalización de nuestro capital humano en función a nuestras reales necesidades, que estarían contribuyendo a una mayor solidez de nuestra posición fiscal, con mayor reducción de los gastos rígidos, derivados en gran parte del pago de sueldos y otros beneficios a una superpoblación de funcionarios que en pleno siglo XXI, con toda la tecnología a mano, no tiene razón de ser.

Llegar a BBB sería menos complicado, pero dependerá de nosotros “pelear” por un nuevo up grade que nos llevaría a la cima de una calificación de solvencia A.

El esfuerzo de los diversos actores políticos y económicos a nivel país no deben tener tregua, dado que contamos con las condiciones necesarias para apuntar a un mayor crecimiento económico, no solo dentro de nuestro mercado doméstico, sino con base en la diplomacia económica del actual gobierno seguir trabajando con todas nuestras embajadas para que podamos estar presentes con nuestros productos en más mercados, con lo cual nuestra balanza comercial se irá fortaleciendo en mayor magnitud.

Contar con un capital humano de calidad es fundamental para el delineamiento de nuevos planes estratégicos de acción orientados a una mayor solidez de nuestra industria, quienes a través de la venta de productos con valor agregado nos permitirá la obtención de precios de ventas más remunerativos que comercializando solo materia prima, muchos de ellos commodities sujetos a los vaivenes permanentes de su cotización dentro del mercado internacional.

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