- Por el Dr. Miguel Ángel Velázquez
- Dr. Mime
Siempre me preguntan en consulta si es normal olvidar cosas que uno iba a hacer, o llegar a un lugar de la casa y preguntarse para qué cuernos llegamos allí. La consabida pregunta es “Doctor... ¿será que tengo Alzheimer? Y esto, algo absolutamente normal y cotidiano como todo, tiene su explicación desde las Neurociencias. Y es que el cerebro puede jugarnos una mala pasada. Si nos olvidamos qué íbamos a buscar a la cocina, es posible que nuestro cerebro haya reemplazado esa acción por otra más nueva.
Esto sucede en relación con un tipo de memoria o proceso mnésico que se llama memoria prospectiva y que, al igual que otras formas de errores de la memoria, en la mayoría de los casos tienen un carácter absolutamente benigno y profundamente mediado por el componente atencional. Normalmente, lo que nos hace olvidar lo que debemos hacer es la saturación del sistema y la distracción mediada por otro acontecimiento
Pero... ¿qué es la memoria prospectiva? La memoria prospectiva son los procesos que permiten recordar o hacer un acto en el futuro. Por ejemplo, si una persona se levanta y va a la cocina a buscar un tenedor y, de repente, su pareja le dice que le acerque el celular. Luego de cumplir con ese pedido, quizás no recuerde qué iba a hacer en la cocina. La pérdida del orden sería consecuencia de la irrupción de una orden nueva, que la habría situado por encima de la que se había elaborado primero. También es posible que este suceso ocurra en caso de dirigirse a la cocina y recibir el estímulo de la televisión u otro objeto, lo que provoque el olvido de la primera orden. La orientación involuntaria de la atención a un nuevo acontecimiento habría facilitado que la nueva información ocupara el lugar de la que teníamos en primer lugar en nuestra memoria de trabajo.
Y hablando este domingo de la memoria, es muy oportuno recordar sus propiedades. En primer lugar, su capacidad asombrosa de almacenamiento, ya que se estima que el cerebro puede almacenar alrededor de 2.5 petabytes de información, lo que equivale aproximadamente a tres millones de horas de televisión. Dentro de esa asombrosa capacidad, sin embargo, prima la selectividad, ya que, aunque recordamos una cantidad significativa de información a lo largo de nuestra vida, tendemos a recordar mejor las experiencias emocionales. Las emociones fuertes, ya sean positivas o negativas, tienden a dejar una impresión más duradera en la memoria. Igualmente, es curioso entender que la información recién aprendida se puede olvidar rápidamente, ya que, según la “curva del olvido” propuesta por Hermann Ebbinghaus, tendemos a olvidar hasta el 50 % de la información en la primera hora después de aprenderla y más del 70 % en el primer día.
Aunque a menudo se asocia la pérdida de memoria con condiciones como la demencia, también existe un fenómeno llamado síndrome de hipermnesia, donde las personas tienen una memoria extremadamente detallada y vívida de eventos pasados. Y, como varias veces dije a lo largo de los años en esta columna, la memoria no siempre es precisa y puede ser influenciada por diversos factores, pudiendo las personas desarrollar recuerdos falsos, donde creen recordar eventos que nunca ocurrieron, especialmente después de sugerencias o información errónea. Esto es fundamental de conocerse, sobre todo en Derecho Penal donde se precisa la mayor veracidad posible, por lo que siempre sugiero en mis conferencias sobre Neurociencias en el Derecho, el hecho de que tomen testimonio lo antes posible para que el cerebro del interrogado no “cambie” el contenido de la memoria (no siempre sucediendo esto de manera voluntaria, es decir, mintiendo).
Por último y para no extendernos tanto... ¿cuántas veces no nos ha pasado que sabemos que conocemos una palabra o información, pero no podemos recuperarla inmediatamente? Este fenómeno se llama el “efecto de la punta de la lengua” y es una experiencia común relacionada con la memoria, y es tan común como cualquier fenómeno de los que hablamos este domingo. En fin, no les robo más tiempo de este hermoso fin de semana, iba a seguir escribiendo cosas DE LA CABEZA, pero... no recuerdo sobre qué... ¡Nos leemos en una semana!