- POR MARCELO PEDROZA
- Psicólogo y magíster en Educación
- mpedroza20@hotmail.com
La elección es crecer. Si está decidido, el valor de lo que se eligió tendrá su impacto indefectiblemente en la vida de quien así lo asumió. Esa consideración es sustancial para el fomento de las acciones. Una idea, sostenida en la acción con la firmeza de la convicción y de la relevancia de su impronta, está llamada a ser protagonista en la consecución de un fin próspero.
Creer en el poderío del pensamiento constructivo es uno de los principios fundamentales para desarrollar las vocaciones que estimulan la dicha de vivir. Es una facultad que todo ser humano puede vivenciar, el ejercicio consiste en pensar. Y al decidir practicarlo, focalizar su dirección hacia lo que es bueno, o hace bien, o genera emociones positivas, produciendo efectos tanto en uno como en el prójimo.
Esa creencia que pregona satisfacciones personales y colectivas se constituye en una fuente de inspiración para aquellos que la traducen en hechos. Ese sentimiento de bienestar que emana interiormente al lograr un propósito anhelado tiene múltiples manifestaciones en la esencia del ser que lo siente. Desde allí se exteriorizan los efectos que fluyen en los entornos sociales. De manera que se puede constatar la evidencia del vínculo entre la realización subjetiva y la influencia que ejerce en la comunidad.
Es relevante el otro en la vida de uno. Por eso el universo de las satisfacciones se funda en la misión que pregonan. En el origen de las causas que entusiasman y enseñan a convivir se regocijan las intenciones que alientan los testimonios de superación. Por consiguiente, las enseñanzas que emanan de las experiencias vividas y las valoraciones que las mismas permiten transmitir repercuten de diversas formas en la constante retroalimentación que los vínculos producen.
Cuando las razones que motivan el actuar están cobijadas por criterios que proyectan la presencia del diálogo comprensivo, la participación auténtica, el encuentro activo, la aceptación de la diversidad, y la comprensión de las diferencias se manifiesta el tiempo de las mentes coherentes abocadas a crear un mundo mejor.
La socialización de las ideas constructivas está al alcance de todos. En cada uno hay un caudal valioso de características que, al compartirlas en los diferentes escenarios de la sociedad, instan al compromiso de entablar acciones responsables. Es en ese sentido hacia donde se dirige la libertad que ocasiona el pensar. Para lo cual, es necesario reflexionar sobre la importancia que tiene para el crecimiento humano esa asociación que existe entre pensar, elegir, construir y ser libre.