Las autoridades económicas del Gobierno deberán “apretar el acelerador” a fin de lograr que las más de 200.000 mipymes a nivel país que siguen sin formalizarse puedan ir incorporándose a dicho segmento en forma gradual y consistente.

Los directivos de la Asomipymes han señalado que el sector espera que para el 2024 se pueda avanzar en términos de formalización y desburocratización estatal para facilitar la incorporación de nuestros emprendedores y dejar de depender de las casas de créditos no reguladas, que les restan rentabilidad y competitividad.

La cifra de mipymes que no están aún formalizadas es elevada, pero para que puedan sentirse motivados, el Gobierno deberá mostrarle un camino mucho más sencillo y sin muchas vueltas para que puedan lograrlo.

Uno de los objetivos primarios deberá estar enfocado en que a través de su formalización pueda tener acceso al sistema financiero formal para obtener créditos para capital de trabajo, a tasas de interés activas accesibles y planes de repago acorde a su capacidad generadora de fondos.

Los niveles de facturaciones de estas empresas distan de las de tamaño corporativo.

Es por ello que los procesos para su formalización deberían ser mucho más accesibles y abreviados, dado que sus necesidades de recursos en promedio no exceden de 20/30 millones a lo sumo cayendo en su mayoría dentro del segmento de consumo.

El Viceministerio de Mipymes debería sentarse y consensuar con los directivos de la Asomipymes acerca del paquete de documentación mínima requerida, pues aquí sigue residiendo el “principal trancazo” con los bancos y financieras.

Tengamos en cuenta que el nivel de gestión económica de estas empresas son inferiores a las corporativas, por lo que no solo deberían contemplar una menor burocracia para formalizarse, sino acompañado de otras facilidades impositivas que les permitan poder hacer frente a sus gastos rígidos mensuales, incluido el pago del salario mínimo legal a sus empleados para poder acceder al seguro social del IPS.

“La nueva ley de compras públicas aprobadas para empresas del sector señala que se podrán adquirir de las mismas hasta un 20 por ciento de sus necesidades, pero sin especificar la modalidad de pago de los compradores. Habrá que entender que las mismas no tienen la espalda financiera de las de mayor porte, dificultándolos tener que esperar para cobrar más de 45 días en promedio.

La última pandemia sanitaria nos ha puesto en relieve acerca del nivel de resiliencia limitada de las mismas, viéndose cientos de ellas obligadas a tener que bajar “las persianas”, dado que ya no tenían forma de poder seguir haciendo frente a costos y gastos operativos y administrativos.

No podemos dejar de lado también la importancia que reviste para estos emprendedores la capacitación en temas de manejo de educación financiera, ya que bien aprovechada les será un soporte importante para poder mantenerse dentro de un mercado estrecho como el nuestro, pero cada vez más peleado y competitivo.

Todos reconocemos y somos conscientes de que las mipymes son importantes para el repunte de nuestra microeconomía, dada la capacidad de generación de mano de obra que poseen a nivel mundial.

En nuestro país las mipymes bien coordinadas y estructuradas tienen mucho margen de crecimiento cuali/cuantitativo.

Reconocemos que somos un gigante, pero lamentablemente totalmente adormecido desde hace varios años, dado que hasta ahora gran parte ha sido de “labios para afuera” sin que hayamos podido llevar a cabo acciones concretas que les ayuden a despegar, crecer, diversificarse no solo dentro de nuestro mercado doméstico, sino también hacia afuera.

Se tienen diseñadas las principales coordenadas que habrá que “atacar”, solo falta que “nos remanguemos” y con inteligencia y proactividad les ayudemos a nuestros emprendedores a lograr sus objetivos y metas.

El sector de mipymes representa el 98 por ciento de las empresas constituidas a nivel país y el 75 por ciento del empleo a nivel nacional, no dejando ninguna duda acerca del gran potencial que poseen.

La cooperación internacional que reciben nuestros emprendedores a través de la República de China (Taiwán) y de la Unión Europea (UE) son cruciales para el despegue, fortalecimiento y crecimiento de las mismas.

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