- Por Jorge Torres Romero.
- Columnista
Siempre se ha dicho que el Paraguay es una potencia desde el punto de vista de oferta de energía eléctrica y la generación de excedentes exportables. Por eso, esta forma de energía adquiere una gran relevancia en la formulación y ejecución de políticas de estado, sobre todo, teniendo en cuenta las diferentes opciones de recursos energéticos que pueden ser utilizados para la producción de electricidad; así como otros temas centrales, tales como la responsabilidad social y ambiental de la industria, la inclusión social por medio de la energía, la eficiencia energética y el desarrollo del sector productivo, entre otros. Todos estos aspectos implican además avanzar en la diversificación de nuestra matriz energética, donde todavía observamos una gran dependencia de los hidrocarburos.
Como es sabido, todo proyecto de país que busque un desarrollo sustentable debería tener, además de un importante nivel de inversión, las fuentes de energía suficientes para abastecer una demanda creciente de la misma, propia de la dinámica de expansión deseada. Sin energía suficiente y a precios razonables nos veríamos compelidos a vivir en un país dependiente y pobre.
El satisfactorio comportamiento de nuestra economía en los últimos años ha sido posible, en alguna medida, gracias a que la demanda de energía ha sido satisfecha en tiempo y forma, tanto en lo que respecta a la generación como a la transmisión y distribución de la misma a cargo de la Ande. Sin embargo, ante una proyección de crecimiento sostenido de nuestra economía, la demanda de energía para cubrir las necesidades futuras será fundamental por lo que deberíamos pensar en un incremento de la producción de energía para los próximos años.
En este sentido, nuestro país tiene una posición ventajosa y fue precisamente uno de los aspectos más relevantes que dejó la participación del presidente de la República, Santiago Peña, en la reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático – COP 28, celebrada en Dubái.
Lamentablemente, este hecho pasó casi desapercibido para la mayoría de los medios y periodistas de nuestro país, puesto que estaban más bien enfocados en tratar de desvirtuar los alcances y el objetivo final del famoso proyecto de ley para la creación de la superintendencia de jubilaciones y pensiones antes que comunicar lo que podría significar un cambio de paradigmas para el sistema vigente actualmente.
De este modo, la desinformación, el resentimiento y la mala fe de algunos referentes políticos, se impusieron una vez más y lograron –por ahora– la postergación del estudio de la mencionada propuesta cuyos alcances tal vez deberían ser mejor explicados para evitar la alevosa manipulación de la que fue objeto.
Lo que planteó Peña ante el mundo en la COP28 fue precisamente lo que necesita nuestro país para salir adelante, más allá del firme compromiso con el medioambiente y el desarrollo sostenible como motor de crecimiento: “En mi país, Paraguay, el 100 % de la energía es limpia y renovable. Albergamos una riqueza biológica única y un sólido potencial como sumidero de carbono. El 44 % del territorio nacional cuenta con cobertura forestal y el 15 % se encuentra bajo el régimen de áreas silvestres protegidas. Así también, el 94 % de la superficie sembrada de soja en la región Oriental de mi país, de la que somos el sexto productor mundial, está libre de deforestación”, destacó.
Estas características son muy valoradas en el primer mundo y ubican sin dudas a nuestro país en una posición inmejorable a la hora de atraer inversores; sin embargo, es necesario que quienes vengan encuentren la seguridad jurídica que se requiere, así como la estabilidad política y económica de la que tantas veces nos jactamos. Para ello, cada uno tendrá que poner de su parte. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.