- POR RICARDO RIVAS
- Corresponsal en Argentina
- X: @RtrivasRivas
La primera semana del presidente electo argentino, Javier Milei, presenta aristas para nada novedosas pero preocupantes por la falta de espaldas políticas que consoliden su liderazgo. La más relevante de ellas -carencia de fondos públicos- el mandatario elegido la repite con frecuencia. “¡No hay plata!”. Y desde esa perspectiva queda claro que el objetivo principal en esta etapa es el de ordenar las cuentas públicas y, para ello, es central la obtención de recursos y diseñar una ingeniería adecuada para transitar sin sobresaltos el endeudamiento fiscal.
El paso siguiente será el de controlar la inflación, evitar la hiper, amortiguar la que parece como inevitable recesión, poner punto final a la emisión descontrolada y establecer cuál será el alcance de la devaluación del peso contra el dólar con el que se apuntará a reducir la brecha entre la cotización oficial de la divisa norteamericana y las operaciones que se realizan en el mercado cambiario informal, ilegal, negro o blue que, en las primeras horas de este lunes, promedia 180%. Para que quede claro, el dólar oficial minorista se transa en $372,50 por unidad, en tanto que el blue cotiza alrededor de los $1.000 por cada billete estadounidense.
Pero para diseñar las posibles soluciones a la economía en quiebra de este país, Milei deberá conseguir un alto nivel de gobernanza dada la enorme debilidad política que exhibe el flamante jefe de Estado sin apoyos relevantes en el Parlamento, sin ningún gobernador que acompañe su ideario en provincia alguna, con apenas 2 intendentes en todo el país y una muy volátil opinión pública que –según coincidentes analistas– lo votó con el deseo de poner fin a las dos décadas de hegemonía del peronismo kirchnerista. “No fue voto por amor, sino por espanto”, dijo un alto funcionario gubernamental que parafraseó a Jorge Luis Borges pero exigió reserva sobre su identidad.
De allí que entre las primeras novedades que se conocieron en la semana transcurrida desde el triunfo electoral del pasado 19 de noviembre, las más trascendentes son las que reportan sucesivas renuncias al gabinete nacional del electo de hombres y mujeres a cargos para los que formalmente nunca habían sido designados. A modo de ejemplo vale señalar uno muy ruidoso. El señor Emilio Ocampo, desde muchos meses señalado –incluso por el propio Milei– para “cerrar el Banco Central” y avanzar en la dolarización para poner fin al peso argentino que para el entonces candidato libertario “no sirve ni para excremento”, renunció a esas responsabilidades para las que nunca fue designado formalmente. Su insistentemente mencionado reemplazante, el economista Demian Reidel, luego de 36 horas de fama mediática, también perdió lo que nunca tuvo.
Por el contrario, Luis Caputo –exministro de Finanzas y expresidente del Banco Central durante la administración de Mauricio Macri (2015-2019)– será quien conduzca los destinos de la economía que viene en la Argentina. Según trascendidos en ningún momento desmentidos, luego que el presidente Milei le ofreciera el cargo de ministro, Caputo consultó con su esposa Ximena Ruíz Hanglin y con su aprobación aceptó esa responsabilidad. ¿Será el ministro de Economía, finalmente?
Una situación similar se verificó con la diputada Carolina Píparo –excandidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires en los recientes comicios– cuyo nombre fue anunciado informalmente para asumir la responsabilidad de conducir la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), que cuenta con uno de los presupuestos más altos en este país. Píparo, entre gallos y medianoche, fue reemplazada por Osvaldo Giordano, funcionario de la provincia de Córdoba, cuya designación tampoco ha sido formal hasta el momento de escribir esta columna.
Como preocupación e interrogante, vale mencionar que no es menor el esfuerzo dialogal que el flamante mandatario electo deberá realizar con parlamentarios y gobernadores. En la Cámara de Diputados sólo cuenta con un bloque propio de 38 integrantes que, sobre un total de 257 no resulta suficiente como para imponer ninguna iniciativa que llegue a la Cámara Baja desde el Poder Ejecutivo. En el Senado de la Nación su capital alcanza a 7 escaños sobre 74. Las reformas que informalmente anunció hasta el momento, en muchos casos necesitarán de tratamiento y aprobación parlamentaria. Construir consensos no será sencillo. Mucho menos, gerenciar los disensos para que sus amplias iniciativas prosperen.
De allí que entre los asesores más cercanos a Milei se proyecta -aunque nadie lo confirma- la redacción de un proyecto de ley ómnibus, así lo llaman, que alcanzará a varias áreas de la administración estatal para avanzar en el proceso de reformas que no podrá ser inmediato y demandará tiempo y, tal vez, hasta profundos análisis judiciales para establecer si son constitucionales.
En tiempos del expresidente Carlos Menem (1989-1999), también hubo un proyecto con esas características. Sin embargo, cuando el exjefe de Estado lo envió al Parlamento para su debate y aprobación, contaba con el acompañamiento del peronismo que otorgó legalidad y legitimidad a esa norma que abrió la puerta a las privatizaciones de empresas públicas como YPF, Aerolíneas, la telefónica estatal y las cajas de jubilaciones y pensiones, por mencionar sólo algunas. La vigencia de aquella Ley de Emergencia con esos respaldos se prolongó en el tiempo y fue herramienta parcial o total para las gestiones de otros mandatarios peronistas como Eduardo Duhalde (2002-2003), Néstor Kirchner (2003-2008) y hasta Cristina Fernández (2008-2015).
Pero más allá de Javier Milei y sus laberintos, la información cotidiana en la Argentina no deja de dar a conocer novedades tan relevantes como sorprendentes. El presidente saliente, Alberto Fernández –desde muchos meses en silencio profundo y sólo protagonista de acciones protocolares de alcance internacional– a través de la portavoz presidencial Gabriela Cerruti, dejó trascender que “el mismo día” del recambio presidencial –10 de diciembre– viajará a Europa, porque se mudará a España donde tiene ofertas “de varias universidades” para “volver a dar clases”.
Por su parte, sobre el ministro de Economía actual, Sergio Massa, excandidato presidencial derrotado por Milei, se supo aquí que tres fondos de inversión –uno de ellos el Renaissance Fund– le han ofrecido trabajo al igual que “algunas universidades”. En los dos casos, tales informaciones –aunque menores, pero de alto impacto emocional– fueron ampliamente comentadas. “¡Cosas veredes, Sancho!”, dicen que solía decir el caballero Don Quijote de la Mancha a su fiel escudero cuando alguna situación lo sorprendía. Faltan 13 días para que Alberto y Cristina finalicen sus mandatos.