• POR FELIPE GOROSO S.
  • Columnista político

El poder trae consigo un desgaste que es natural. La política es el universo donde se dirimen las disputas por el poder. La confrontación es un elemento natural. Al contrario de lo que muchos afirman con poses doc­torales, no está mal tener enemigos. Al contrario, lo que sí debe hacerse es tener el suficiente talento y creatividad para elegirlos uno mismo y no permitir que sean los otros quienes nos elijan como tal. Debe ser uno de igual o incluso de mayor peso, otro boxeador que pelee en la misma categoría o superior. Nunca uno inferior.

Esta semana, un amigo me envió un extracto de una escena de la serie de Netflix The Crown. Es un diálogo entre Margaret Thatcher y la reina Isabel que les dejo a continuación:

Reina Isabel: –Es un error presuponer que porque alguien sea privilegiado carezca de agallas. Y es un juego peli­groso hacer enemigos a izquierda, dere­cha y centro.

Margaret Thatcher: –No si una se siente cómoda teniendo enemigos.

Reina Isabel: –¿Usted sí?

Thatcher: –Desde luego. Inspirada en las palabras del poeta escocés Charles MacKay: “¿No tienes enemigos, dices? Una pena, amigo mío: ese alarde es vano. Aquel que participa en la refriega del deber, que los valientes soportan, debería haber hecho enemigos. Si no los tienes, pequeño es entonces el trabajo que has hecho. Si a ningún traidor has escarmentado, si ningún zafio patán te ha calumniado, si ningún entuerto has enderezado, entonces... has sido un cobarde redomado”.

La política incluye ocupar espacios de preponderancia en el sector público y cuando se accede a ellos es que surge ese momento sublime en el cual empieza a recibir ataques de uno y otro. Respon­der a ellos no debe hacerse en una reac­ción estomacal donde los sentimientos son los que se imponen. Nunca. Debe hacerse con la cabeza fría y seleccio­nando con sentido estratégico a cuál responder y a cuál dejar pasar. Hay que saber lidiar con las coyunturas que a veces están fuera de nuestro ámbito de control y con esas realidades, en medio de las adversidades o en la peor de las tormentas, saber construir y alcanzar a ver los ángulos que nos generan una oportunidad a nuestro favor. En este punto, es más que oportuno mencio­nar lo vital que resulta contar con una asesoría que esté a la altura. No un sha­mán o alguien que lea las cartas y las tazas de café.

La historia paraguaya está repleta de políticos y líderes que proyectaban tener las condiciones para alcanzar la gloria y permanecer en ella, pero que finalmente terminaron quedando en el camino por no animarse a tener ene­migos. Y de eso también se trata la polí­tica, esa mala palabra que empieza con p y termina con a. Si no me creen, pre­gúntenle a Fito Páez, cuando escribió su clásico “Al lado del camino”: no es bueno nunca hacerse de enemigos que no estén a la altura del conflicto, que piensan que hacen una guerra y se hacen pis encima como chicos.

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