La tartamudez, cuyo día celebramos hoy 22 de octubre, es un trastorno de la fluidez del habla que se caracteriza por interrupciones involuntarias en el flujo del discurso, como repeticiones de sonidos o sílabas, prolongaciones de sonidos, y bloqueos en la emisión de palabras. Puede afectar tanto a niños como a adultos y varía en gravedad, desde casos leves hasta casos más severos que pueden interferir significativamente en la comunicación diaria.

Las causas exactas de la tartamudez aún no se comprenden completamente, pero se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. Algunos factores que pueden contribuir a la tartamudez incluyen la genética (puede haber una predisposición familiar), diferencias en la estructura y funcionamiento del cerebro, y factores emocionales o psicológicos. El estrés, la ansiedad y la presión social también pueden empeorar los síntomas en algunas personas, y es por eso que mucha gente tartamudea cuando debe hablar en público o se pone nerviosa.

Los síntomas de la tartamudez varían de una persona a otra, pero comúnmente incluyen repetición de sonidos, sílabas o palabras, prolongación de sonidos, bloqueos en la producción del habla, tensión o esfuerzo evidente al hablar y la evitación de ciertas palabras o situaciones que puedan desencadenar la tartamudez.

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La tartamudez es un trastorno complejo que involucra diferencias en la actividad cerebral y la coordinación de los músculos involucrados en el habla. Aunque no se ha identificado una localización cerebral específica responsable de la tartamudez, las investigaciones sugieren que hay una implicación de la corteza motora, el tálamo y otras áreas del cerebro relacionadas con el procesamiento del lenguaje y la comunicación. La incidencia de la tartamudez varía en todo el mundo, pero se estima que afecta a aproximadamente el 1 % de la población. A menudo comienza en la infancia y puede persistir en la edad adulta en algunos casos.

¿Cómo la tratamos? El tratamiento de la tartamudez puede ser efectivo y se basa en enfoques terapéuticos específicos como la terapia del habla que incluya ejercicios de respiración, técnicas de relajación y práctica de habla controlada, la terapia psicológica cognitivo-conductual que puede ser beneficiosa para abordar las emociones y el estrés relacionados con la tartamudez y también ayudar a las personas a manejar la ansiedad y la autoconciencia asociadas con el trastorno. Igualmente, los grupos de apoyo pueden ser útiles para las personas que tartamudean, ya que brindan apoyo emocional y la oportunidad de compartir experiencias y estrategias de afrontamiento. En algunos casos, se pueden utilizar medicamentos bajo la supervisión de un médico, aunque su eficacia es controvertida y generalmente se reservan para casos graves.

El pronóstico de la tartamudez varía de persona a persona. Muchas personas con tartamudez pueden mejorar significativamente su fluidez del habla a través de la terapia y el apoyo adecuados. Sin embargo, en algunos casos, la tartamudez puede persistir a lo largo de la vida. La detección temprana y la intervención son claves para obtener los mejores resultados. Es importante destacar que la tartamudez no está relacionada con la inteligencia y no debe ser un obstáculo para una vida plena y exitosa. Varias personas famosas han enfrentado la tartamudez y han hablado abiertamente sobre su experiencia, sirviendo de inspiración para otros. Algunos ejemplos de personas famosas con tartamudez incluyen al rey George VI, quien fuera interpretado por Colin Firth en la película “El discurso del rey”, luchó contra la tartamudez; al famoso actor Samuel L. Jackson, quien también tuvo tartamudez en su juventud, y que superó a través de terapia del habla, y la actriz Emily Blunt habló públicamente sobre su tartamudez en la infancia y cómo trabajó para superarla.

El Día Mundial de la Tartamudez, hoy 22 de octubre, me sirvió de disparador para hablar de este trastorno que debe ser abordado en un enfoque interdisciplinario y, sobre todo, con gran apoyo familiar. Al fin y al cabo, es una cuestión DE LA CABEZA. Nos leemos en una semana.

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