- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
En una de las tantas reuniones que le tocó participar a Santiago Peña, lo hizo esta vez con organizaciones campesinas, sociales, indígenas, entre otros, con el objetivo primario de poder avanzar en la elaboración del Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza.
Señaló que el cambio se podrá lograr. Una nación no se desarrolla por obra y gracia de una persona. Lo comparto plenamente. En cualquier ámbito de nuestras vidas es posible cuando la sociedad en su conjunto va en pos de los mismos objetivos, trabajando en equipos en forma coordinada y con personas que estén convencidas de que todo es posible.
Al conformarse un equipo participativo, lo que se pretende es que los mismos se preocupen los unos por los otros. Aquellos que no pueden vincularse, difícilmente podrán construir, ¿por qué? Porque nunca llegarán a ser una unidad cohesiva.
Una de las mejores maneras de lograr que los miembros de un equipo se apoyen mutuamente es sacándolos de su contexto de trabajo para que entablen relaciones.
Si un jugador del equipo no sabe lo que es esencial para el grupo, lo vuelve ineficaz, de forma que cuando él está en juego, es imposible que tengan éxito.
Lo mismo ocurre dentro de nuestras organizaciones. Aquel que no sepa lo que es importante para el conjunto, no contribuye e impide que triunfe. Para eso es básico que el líder identifique lo fundamental para el grupo y lo comunique a sus miembros.
Tendría un valor relativo la conformación de mesas técnicas de trabajo con cada sector para escuchar sus inquietudes, observaciones y opiniones con relación al futuro del plan en acción si no tenemos en cuenta los aspectos apuntados precedentemente.
A nivel país tenemos a 350.000 familias que viven en situación de pobreza extrema precisándose de una hoja de ruta concisa y concreta que una a todos los integrantes del equipo para trabajar por el logro de los objetivos propuestos.
Ningún país podrá desarrollarse por obra y gracia de una persona, sino solo cuando todo el equipo en su conjunto está convencido de que los cambios podrán lograrse trabajando en equipo.
Tenemos a mucha gente que no tiene para su sustento diario, atribuido a situaciones diversas, pero también es dable reconocer que muchos pobres son pobres porque eligieron ser pobres y no hacen el mínimo esfuerzo por salir de ese círculo vicioso.
Tiene razón Peña cuando señala que es inaceptable en nuestro país donde tenemos la capacidad potencial de alimentar a miles de personas todavía tengamos a muchos compatriotas que duermen sin haber comido nada casi durante el día.
Lo fundamental es poder orientarles cómo pueden hacer para ir saliendo de su situación de extrema vulnerabilidad, pues es sabido que la vida es sacrificio permanente y cada ser humano debe tener un objetivo claro y no rendirse y decir simplemente, yo no podré luego salir de esta situación de pobreza. Craso error y falta de autoestima.
Todos los talleres, cursos de capacitación, congresos, conferencias, etcétera, siempre son útiles si los que conforman los equipos de trabajo están convencidos del desafío que se los asignó y van tras de ella, ya que muchos, como dice Peña, podrían ir a sus casas y decir con todo esto seguiremos en lo mismo, puesto que no están convencidos de que las situaciones son superables, siendo muchas veces los que por el camino lo único que hacen es poner “palos a la rueda”.
Uno de los gurúes del liderazgo, John Maxwell, señalaba que en una de sus clases el objetivo era buscar dirigentes potenciales que los denominó “Buscando águilas”, destacando las 10 características esenciales: Hacen que las cosas sucedan. Ven las oportunidades. Influyen en las opiniones y hábitos de los demás. Añaden valor. Atraen ganadores. Capacitan a otras águilas para liderar. Proveen ideas que ayudan a la organización. Poseen una actitud positiva poco común. Cumplen con sus palabras. Muestran una fuerte lealtad al líder y a la organización.
Necesitamos a muchas águilas que nos permitan lograr los cambios anhelados.