“Duele decirlo, pero hay que decirlo”
- Por Pablo Alfredo Herken Krauer
- Analista de la economía
- Email: pherken@gmail.com
La economía de un país en cualquier año puede experimentar un crecimiento económico basado –fuente principal– en lo que se conoce como el efecto rebote como una pelota que vuelve a subir después de haber tocado fondo o el piso por propia acción o inercia. Este crecimiento por el efecto rebote ocurre después de un año malo que se da en varias naciones, en la que la economía cae o tiene un pobre desempeño global por el denominado efecto pantano que ocasiona una marcha pobre o incluso nada de ello.
Tanto el efecto rebote como el efecto pantano en la economía como un todo tiene casi siempre –es nuestro caso– su origen básico en el sector más importante por su valor y peso en el conjunto con su correspondiente expansión directa e indirecta en el resto de los otros sectores. En nuestro caso, lo hago particular, si al Campo le va bien al cuerpo entero le va bien, no con la misma pegada económica, pero el avance es automático, con resultados positivos. En pocas palabras, crecemos. Que no es poca cosa, aunque el aire puro no nos llegue igual a todos. De ahí ese refrán de “el crecimiento es necesario pero insuficiente”, muletilla de no pocos. Yo siempre agrego “y lo peor es no crecer porque no gana nadie”.
Ocurre totalmente lo contrario cuando el sector más importante, más determinante, más influyente, con más fuerza y poder para ser la locomotora, se descarrile o se atasque. Lo sufren los que viven y producen en ese sector y también el resto por contagio dado el impacto en el global. No pocas veces, la caída del sector dorado es amortiguada o compensada por la suma positiva de crecimiento de los otros sectores. Temporalmente, parcialmente. Pero todo podría haber sido mucho mejor, sin el efecto pantano en la locomotora. Dicho esto, vamos a los números, entre ellos los contenidos en el reciente informe de Cuentas Nacionales (Producto Interno Bruto, PIB) del 2.º trimestre 2023 (y primer semestre 2023) del Banco Centra del Paraguay (BCP), recordando que los datos y resultado son la consecuencia de la comparación con los mismos periodos del hoy (2023) con los del ayer 2022.
En el segundo trimestre 2023 (abril-junio) nuestra economía creció 5,9%, contra una caída del -3,3 % en el 2022. “Lo peor es no crecer”. En el primer trimestre 2023 el avance fue del 4,9 % versus -0,9 % en el año pasado. Estas son las variaciones “interanuales”. Fue pésima la primera mitad del 2022. Básicamente por la tremenda caída de la cosecha de soja (finalmente -54 % o alrededor de 5 millones de toneladas menos en relación a la temporada anterior, o -58 % de acuerdo a lo que se anhelaba y esperaba). Si lo miramos desde el punto de vista del primer semestre acumulado (los dos trimestres) este año nuestra economía habría crecido 5,4 % contra el revés del -2,1 % en el 2022. “Lo peor es no crecer”. Como un todo y al final de año recordemos que después del crecimiento (PIB) del 3,8 % en el 2018, tuvimos dos malos años: 2019 -0,8 % (sequía en el Campo) y 2020 -0,4 % (pandemia). Hubo un efecto rebote en el 2021 con 4 % de avance para empantanarnos 0,1 % en el 2022 (derrumbe sojero). Estamos en el 2023 y la cosecha de soja subió 113 % tocando las 9.500.000 toneladas, con buenos precios internacionales, no los mejores.
Volvamos por un momento al 2.º trimestre 2023 con un crecimiento de la economía global del 5,9 %. ¿Cuánto creció la agricultura? 47 %. Sí 47 %, contra un retroceso del -33,8 % en el 2022. “Lo peor es no crecer”. En el primer trimestre 2023 la agricultura creció 53 %. Sí 53 %. Versus -32,4 % en el 2022. De ese ritmo del 5,9 % en el crecimiento la contribución de la tasa de avance porcentual de la marcha de la agricultura fue del 2,6 %. Podemos concluir que el aporte fue del 44 %. Ahora bien, tengamos por favor en cuenta que ese es el aporte directo o la simple cosecha de soja. No se incorpora cuánto mueve al transporte, consumo de gasoil (peaje), talleres, estaciones de combustibles (y sus anexos: aceites y más), casas de gomas y repuestos, bares, restaurantes, expendios de comida y bebidas (yuyeras), instalación de silos y otros para el almacenamiento, puertos, empresas navieras, representantes de importación de vehículos, camiones, maquinarias agrícolas, negocios de electrodomésticos, bancos y financieras.
Si consideramos el primer semestre 2023 la economía global, repito creció 5,4 % (-2,1 % en el 2022), y la agricultura tuvo un ritmo de crecimiento del 50,1 %. Sí. 50,1 %. En el primer semestre 2022 el ritmo agrícola fue negativo. La importancia del efecto rebote en la agricultura (el pilar es el salto de la cosecha de soja en 113 %) es lo que explica en gran parte el 5,4 % del primer semestre 2023. Miren que el desempeño de los demás sectores no es “agradable”: Ganadería 1,2 %, Industria 0,2 %, Electricidad y Agua (con las Binacionales) 21,2 %, Construcción -9,5 % y servicios 2,6 % con un peso de casi el 50 %. Si salgo de los resultados del primer semestre 2023 (los últimos datos oficiales disponibles) ya mencionado, y voy al desempeño total del año pasado (cuatro trimestres acumulados) con empantanamiento del 0,1 % (PIB) y que explica en mucho hoy el efecto rebote 2023, los sectores englobados de la economía tuvieron el siguiente comportamiento: Agricultura -13 %, Ganadería -0,4 %, Industria 0,1 %, Electricidad y Agua (con Binacionales) 6,8 %, Construcción -4,3 % y Servicios 1,6 %. Que hoy no estén peor o que hayan levantado un poco la cabeza, es en grado importante, por lo mejor de la agricultura en general y de la soja en particular. Pero ojo: la industria nacional con el azote del contrabando, que ya no solamente la castiga, sino incluso la elimina, es una excepción, no dejó de recibir el derrame agrícola, pero el golpe de lo ilegal es demasiado. Finalmente recordemos que, en nuestro caso muy en particular, la velocidad de incremento de la producción es superior a la mejora de la demanda (el consumo de la gente), que responde más lentamente, en especial cuando venimos de un año malo (y arrastramos otros) y hay más efecto rebote que recuperación real, lo que no necesariamente significa un escenario positivo global de mejora del ingreso y del empleo. No de la noche a la mañana. Ojalá la economía del 2023 sea un piso para un 2024 sin efecto rebote ni empantanamiento y con un repunte real de la producción en todos los sectores, incluyendo a la locomotora. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo pero hay que decirlo.