- Por Aníbal Saucedo Rodas
- Periodista, docente y político
Cualquier documento con pretensiones de análisis crítico que incluya la afirmación de que el expresidente de la República Mario Abdo Benítez “fue un buen socio en la lucha contra la corrupción” merece el irremediable calificativo de apócrifo. O, como mínimo, de mentiroso, sesgado y manipulador. Como, por ejemplo, el “informe sensitivo, pero desclasificado” al que “accedió”, filtración mediante, el diario Abc Color y que tendría como fuente al Gobierno de los Estados Unidos de América. Y que ubica como protagonista al exmandatario y actual titular de la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana, Horacio Cartes. Al periódico en cuestión le llegaron dos materiales, con idéntico temario, pero con algunas variaciones en su contenido.
El primero, de acuerdo con la versión del citado medio de comunicación, fue enviado anónimamente el pasado 9 de agosto. En la noche del 26 de setiembre apareció otro, que asume sería el “original y auténtico”, de acuerdo con lo que “aseguraron fuentes oficiosas”. Sin embargo, en la presentación del texto se habla del “borrador de un plan anticorrupción” del país del Norte. Por lo que es legítimo suponer “que el original y auténtico” aún no fue refrendado como tal. O, también suele suceder, en el apuro por redactar la “primicia” se olvidaron de las necesarias concatenaciones lógicas que dan sentido y seriedad a la información.
Dice Abc Color que en la primera quincena de agosto de este año recibieron el primer documento de manera anónima, cuya autenticidad no pudo ser verificada “ni con funcionarios del gabinete del presidente Santiago Peña” ni “con la Embajada estadounidense” en nuestro país. Colegimos, consecuentemente, siguiendo las reglas del buen periodismo, que el segundo material tiene una fuente reconocida y confiable (cuyo secreto está resguardado por la Constitución Nacional), por tanto, de validez confirmada. Entre las diferencias más “significativas” encontradas entre ambos textos citan las siguientes: “Que Peña siga actuando como títere de Cartes va en contra de los intereses estadounidenses. Se deben crear las condiciones para debilitar la influencia política de Cartes y empoderar a Peña (…). Estados Unidos tiene que asegurarse de que cumpla sus promesas. Peña debe elegir entre Cartes y el Gobierno de los Estados Unidos” (enviado anónimamente).
El otro (que, según el diario, “aseguran es original)”: “Si bien la presencia política corrupta de Cartes (y el resentimiento hacia Estados Unidos) podría infectar a la administración entrante (el supuesto escrito es previo al 15 de agosto), Peña ha enfatizado a los medios su intención de trabajar estrechamente con Estados Unidos, incluso en materia de corrupción”. Ojo con la palabra “incluso”. En ambos casos, más que un informe de los servicios de “inteligencia” norteamericanos, parece un panfleto plagiado de los discursos de Nicanor Duarte Frutos durante las internas del Partido Colorado.
De pésima calidad. Hasta diría ordinario. Precisamente el exdirector de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), en la última sesión de la Junta de Gobierno, recuperó nuevamente su memoria al reclamar “la no injerencia de potencias (extranjeras) en la vida interna de nuestro país”, muy lejos de los envalentados días en que sostenía: “La soberanía no se puede invocar para defender al patrón” (Abc Color, 10 de setiembre de 2022). Asuntos de calesiteros, parafraseando al propio Duarte Frutos, pues sus discursos están sujetos a quien tiene el poder (partidario en este caso) en el momento de pronunciarlos. Todo gira, según sus conveniencias.
Donde el documento manifiesta su grosera perversidad es cuando el Gobierno de Estados Unidos, siempre según Abc Color, expone como objetivo que, “pese a la transición presidencial y legislativa las instituciones sigan funcionando y siendo creíbles”. Durante la presidencia de Abdo Benítez el Estado fue un botín de guerra, coto de caza de la administración más inmoral e inescrupulosa de toda la transición democrática. Es por ello que las instituciones estaban sometidas a los hombres y no las leyes. Consecuentemente, devenían desacreditadas. De más está decir que fue el gobierno más cipayo ante las intervenciones directas en nuestros asuntos internos de una potencia extranjera. Ahora “buscarán aprobar e implementar cambios legislativos para fortalecer la independencia y el funcionamiento de las instituciones encargadas de hacer cumplir la lucha contra la corrupción y mejorar la transparencia y la integridad en un cronograma de 18 a 24 meses”. ¿Y por qué no vienen a sentarse directamente en el Palacio de López? Digo, ya que estamos. Es más, ¿dónde andaba perdida esa preocupación por la transparencia y la integridad cuando Marito y su círculo se engulleron 1.600.000.000 de dólares que debían ayudar a combatir los efectos del covid-19? Para encubrirlos están los aliados.
Para el catedrático español especializado en comunicación José María Caminos Marcet existe una diferencia entre el periodismo de investigación y el de filtración. En este último caso, la fuente (que acostumbra a ser anónima) “tiene algún interés oculto o manifiesto cuando suministra datos a los periodistas”. Añade como otra de sus características que “siempre aparecen (las filtraciones) en los momentos de crisis y conflictos. El objetivo es claro: influir en la opinión pública mediante informaciones que, por un motivo u otro, no podrían darse a conocer oficialmente”. El embajador Marc Ostfield aseveró que “es la política del Gobierno de los Estados Unidos no comentar sobre supuestos documentos filtrados”. Nada que agregar.
Volvamos al principio. En el “informe” se obvia la monstruosa corrupción durante el gobierno de Mario Abdo Benítez. Ni una línea. Solo nos resta pensar en aquella frase atribuida a Franklin Delano Roosevelt respecto al entonces dictador nicaragüense Anastasio Somoza García. Estoy seguro que Marito también lo es. Buen provecho.