En tan solo un mes Santiago Peña “bajó a la cancha”, habló, dialogó, se reunió, comunicó, salió con la gente, tomó decisiones claves con autoridad, creó mejores instituciones (Economía y Tributación), nos mostró al mundo con rostro optimista en una región convulsionada, lo interesó, no huyó de los conflictos (el virreinato de la Argentina) y fortaleció su liderazgo y popularidad. ¿Marito? Todo lo contrario durante casi toda su gestión. Con sus amigos progresistas (centro izquierda), incluso víctimas de la dictadura (¡increíble!). ¿Pueden explicarme cómo estos del viaje al pasado endeudaron al país (a nosotros) en 7.960 millones de dólares (+99 %)? Y dejaron deudas sin pagar a proveedores del Estado por un mínimo de USD 600 millones (solo el Gobierno central sin los entes como IPS), con un déficit fiscal o agujero de USD -1.810 millones (4,1 % del PIB). Saldo hoy de la deuda USD 16.000 millones (36,1 %/PIB, después del 19,8 % en 2018. Fue el segundo estronista en duplicar la deuda. El dictador fue el primero en los 80). De tal palo tal astilla. Cosas veredes, amigo Sancho.

“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

Hay que destacar positivamente lo hecho por el actual gobierno (Santiago Peña) en su primer mes de gestión: Se completó el Gabinete, cali­ficado y en la dirección correcta con mucho más profesionales que políticos. Con cambios en la estruc­tura del Estado. Tenemos la creación del Ministerio de Economía y Finanzas (con más poder y responsabilida­des que el anterior Ministe­rio de Hacienda), así como la unificación de la Direc­ción Nacional de Aduanas (DNA) y la Subsecretaría de Tributación (SET), que dio paso a la Dirección Nacio­nal de Ingresos Tributarios (DNIT) con Óscar Orué como titular (exviceminis­tro de Tributación del ante­rior gobierno). Muy capaz y muy honesto.

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Incluyendo, hay que desta­car, el excelente nombra­miento del nuevo presidente del Banco Central del Para­guay (BCP) Carlos Carva­llo Spalding. Sin olvidar la selección positiva de quie­nes integran el equipo para la renegociación de Itaipú (ministros y autoridades cla­ves, con expertos en el tema). Se agrega la toma de medi­das para suavizar el dolor económico y social, como bajar el precio de todos los combustibles (23 de agosto por iniciativa de la empresa estatal Petropar, G. 600/ litro menos, sumándose los emblemas privados. El gas de uso doméstico disminuyó G. 1.500/kilo). Lastimosa­mente los emblemas priva­dos volvieron a subir los pre­cios el viernes 8 de setiembre. En otro ámbito fue positivo mejorar el programa social para pobres Tekoporã (+25 %). Y se intensifica el com­bate contra el contrabando. El gobierno de Mario Abdo dejó una deuda a proveedo­res del Estado por aproxima­damente USD 1.000 millo­nes (en el Gobierno central sin considerar entes propios: USD 350 millones a las cons­tructoras y USD 250 millo­nes a las farmacéuticas; es decir, un total de USD 600 millones), además de subir la deuda pública en USD 7.960 millones o 99 %. Y con un déficit fiscal que sería de USD 1.810 millones (-4,1 %/ PIB).

Reitero, de ese monto, USD 600 millones aproxi­madamente corresponde al Gobierno central. Peña envió al Congreso Nacional un proyecto de ley “por el cual se establecen medi­das extraordinarias de gestión para las finan­zas públicas”, solicitando atribuciones (habilitacio­nes o permisos) especiales para financiar con endeuda­miento y otros recursos el pago a los proveedores (posi­ble emisión de bonos sobe­ranos por USD 1.100 millo­nes, probablemente en enero próximo), así como para bus­car y reasignar recursos en el presupuesto fiscal 2023 que está en ejecución, además de emitir una señal positiva al exterior (también local­mente) de responsabilidad en el cumplimiento de sus compromisos financieros (por ley especial) e inyectar más dinero a los programas sociales para los más pobres. Será, además, para cubrir saldos en salud y construc­ciones. Ese proyecto de ley es para manejar mejor un esce­nario fiscal complicado en el inicio de su gestión con la rapidez necesaria (Marito recibió la mejor herencia económica en democracia. Al punto tal que su hermano Benigno López, nombrado ministro de Hacienda, se pasó en elogios por todo lo bueno que recibía cuando asumió el cargo). La idea es simple, tomar un atajo, acompañando el caminar más lento del estudio del proyecto de presupuesto fis­cal 2024 y su posterior ini­cial ejecución

El proyecto de ley me parece correcto, oportuno, res­ponsable, útil, y debería ser aprobado con urgencia por el Parlamento. Las deudas en los sectores económicos no pagadas frena sus acti­vidades (lleva al financia­miento en los bancos a tasas de interés altas), eleva el pre­cio de la producción (medi­camentos, por ejemplo, tanto para el Estado como el sector privado, además de limitar el suministro), genera desocupación y baja los ingresos, debilitando el crecimiento económico. Sin decirlo, el presidente y el ministro de Economía y Finanzas, por experiencia y conocimiento, saben que el presupuesto (el proyecto hoy siendo estudiado en el Parlamento) “viaja lento” (siempre) y no pocas veces se modifica) y se necesita un instrumento tempo­ral y complementario para arreglar la casa muy des­ordenada que dejó el ante­rior gobierno (se había com­prometido a consolidar los atrasos en los pagos y sacar una ley parecida a la que hoy se propone). Es decir, dejó como herencia “la nada”. Y la recaudación tributaria no es buena: subió solo 4,4 % en el año a agosto, con una inflación del 2,9 %. Como no existe oposición, se “auto­suicidó”, los muy pocos refe­rentes no tienen otra opción que “criticar por criticar” el proyecto de ley en cuestión y lo que hace el Gobierno, lle­gando al extremo de hablar de “dictadura” por querer sacar poder al Parlamento. Se suma la prensa libre, pero con intereses econó­micos y políticos opuestos al cartismo. Finalmente, el conflicto con Argentina por peaje a la navegación de nuestras embarcacio­nes por sus aguas. Hay fir­meza contra lo arbitrario, autoritario, incivilizado y prehistórico. Es imposible la vuelta del virreinato del Río de la Plata, con Bue­nos Aires como verdugo. Es como si el peso ($) argen­tino tuviera algún valor. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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