- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
El señor Peña ha señalado que entre los tantos proyectos que tiene en mente, se encuentra la descentralización de los servicios públicos en el interior de nuestro país, un anhelo esperado por muchísimas personas que viven a cientos de kilómetros de Asunción, quienes cada vez que tengan necesidad de trasladarse hasta nuestra capital deben pagar pasaje ida y vuelta y a veces hasta gasto de estadía para poder realizar gestiones, pues no todos tienen la fortuna de contar con un vehículo propio.
Se hace imperioso y necesario, ya que en casi todas las cabeceras departamentales contamos con instituciones públicas que podrían hacer ese trabajo agilizando así los trámites que deben ser hechos por nuestra gente.
Estamos en el siglo de la tecnología, donde tenemos al Mitic, cuyo objetivo principal es ocuparse de todo lo que atañe a la tecnología de la información y la comunicación, desde donde, esperemos, puedan hacerse cargo de coordinar los trabajos que sean necesarios para que estas instituciones puedan estar interconectadas con sus pares de Asunción, permitiendo que todos los que habitan fuera de la capital tengan acceso a dichos servicios, que les ahorrará tiempo y dinero.
Independientemente al Mitic, todos los ministerios y secretarías ejecutivas deberían ser lo suficientemente proactivos y coordinar estas tareas relacionadas con su cartera y no esperar que todas estas propuestas vengan de parte de la cabeza del Ejecutivo.
Todos los días vemos, leemos y escuchamos que el trabajo participativo es la tendencia actual en todos los estratos organizacionales, la que en forma bien coordinada interinstitucionalmente podría permitir que los ministros puedan reunirse con sus pares y ver los cursos alternativos de acción para que en una primera etapa en forma gradual puedan ir cumpliéndose con la ansiada descentralización, y en función a los resultados y respuesta de la gente se los va mejorando y perfeccionando.
Los avances tecnológicos son cada vez mayores y cada una de las instituciones cuentan con técnicos en informática, quienes deberían trabajar coordinadamente y en equipo para poder hacerlo realidad a todo esto que en modo alguno es misión imposible y que desde hace años ya se hubiese implementado.
Si el mundo está casi totalmente globalizado, ¿por qué no hemos de poder tener la capacidad necesaria de lograr esta descentralización a nivel doméstico?
Aquí ya entra a tallar nuestra predisposición, voluntad política y ganas de hacer bien las cosas, dado que la burocracia que seguimos observando en casi todas nuestras instituciones debería ir siendo desterrada, puesto que no puede ser que personas que viven a cientos de kilómetros de Asunción se vean obligadas a tener que venir varias veces a nuestra capital para concretar los trámites que pueden hacer en sus propios departamentos.
Peña dijo: “El clamor que tiene todo el pueblo paraguayo es que haya una mayor descentralización de los servicios públicos”.
Si existen ganas de hacer bien las cosas buscando el bien común de todos, podremos cristalizar la concreción de esto en los 17 departamentos de nuestro país, aplicando nuestra capacidad innovativa, creativa y mucha proactividad y profesionalismo.
Ubiquémonos en el “cuero” de nuestros compatriotas que viven en el interior de nuestro país, muchísimos de ellos con una muy limitada capacidad adquisitiva, y es bien sabido que hasta ahora la entrega de los servicios en el interior continúa siendo difícil y costosa por varios motivos, siendo la falta de capacidad, profesionalismo y vocación de servicio a la gente de los funcionarios públicos algunos de los mayores males que nos siguen aquejando.
El Gobierno deberá estar a disposición para los más de 6 millones de habitantes que tiene el Paraguay, y lo que hagamos y podamos seguir haciendo deberán estar enfocados en el bienestar de nuestra gente sin excepción alguna, eliminando las mezquindades políticas que, en vez de unirnos e integrarnos, nos aíslan y nos enfrentan, y si no superamos ese retrógrado “chip mental”, no conseguiremos absolutamente nada, y en vez de ir para adelante, seguiremos rezagados. Así de simple.