- Por Felipe Goroso S.
- Columnista político
El suboficial Edelio Morínigo fue secuestrado el 5 de julio de 2014, Félix Urbieta el 12 de octubre de 2016 y Óscar Denis, el 9 de septiembre de 2020. De ninguno se sabe más nada. Nueve, siete y tres años. Detrás de ellos hay familias, trabajadores, comunidades enteras. El departamento de Concepción, Paraguay todo. Los orígenes del Ejército del Pueblo Paraguayo nos remontan a una incubadora forjada en una vergonzosa alianza entre los sectores más radicales de la izquierda y algunos referentes importantes de la Iglesia católica paraguaya.
Los secuestrados son un tema políticamente incómodo de abordar, el gobierno de Mario Abdo Benítez prefirió directamente esconder el asunto bajo la alfombra. No solo este, muchos otros también. Para lograr el cometido contaron con la complicidad de los otros grupos de medios de comunicación que a cambio de elevadas canonjías distribuyeron indulgencias como ágiles repartidores de comida rápida.
El fin de semana, las familias de los secuestrados recibieron a dos representantes del presidente de la República, Santiago Peña. Los ministros del Interior, Enrique Riera, y el de Defensa, Gral. (SR) Óscar González. Si se fuese injusto, podría decirse que solo fue un gesto. Sin embargo, se fue más allá y lo que bien podía haber sido una visita protocolar más se convirtió en una reunión de trabajo con una hoja de ruta concreta y al menos cinco tareas concretas como consecuencia del encuentro: un dron que vigile la zona donde se cree que podrían estar los captores, rastrillaje del monte en puntos donde las familias tienen cierta información, acercar con servicios del Estado a comunidades vulnerables y de pueblos originarios, trabajo coordinado con el Ministerio Público, un mayor acompañamiento de agentes fiscales y, por último, asignar un coordinador de todas estas tareas al exsenador y víctima de secuestro Fidel Zavala.
Beatriz Denis, hija del secuestrado Óscar Denis y quien oficia de vocera de la familia, se mostró muy conforme y optimista sobre lo conversado. Las familias valoraron el acercamiento, el gesto y la hoja de ruta con acciones concretas. Sin embargo, los medios de esos grupos que mantuvieron sepulcral silencio sobre las falencias del gobierno anterior prefirieron cuestionar la reunión. Poco sutil, para ser diplomáticos.
La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, se construye desde los gestos, discursos, pero una vez en función de gobierno debe estar acompañada de hechos concretos que consoliden su imagen y gestión. Así funciona. Y resulta reconfortante saber que el Gobierno ha comprendido la dimensión y profundidad a la que se enfrente con los secuestros y hacer su mayor esfuerzo para que el lema que vuelvan los tres se haga verbo y no sustantivo.