La geopolítica es el área responsable de entender, diseñar y ejecutar acciones concretas de un Estado para definir un interés que normalmente es nacional. Esta estrategia abarca las relaciones con los Estados, sus culturas y sus intereses. Sean estos económicos o de otra índole, como por ejemplo, doctrinales.
El Paraguay ha sido capaz, en una suerte de política exterior orientada a jugarse siempre por la permanencia o alineación a los intereses marcados por los Estados Unidos, de tomar posiciones claras con aliados estratégicos de este país como Taiwán e Israel. El punto es saber cómo afectan los motores económicos y de desarrollo del país estas tomas de posiciones.
Las decisiones geopolíticas son decisiones a largo plazo y los efectos de una decisión, generalmente, se pueden ver en décadas. Las decisiones deben tomarse y Paraguay no puede ser un país con posiciones cambiantes cada 5 años para poder asumir que es un país confiable. Creo es relevante debatir sobre lo importante que es ser claros sobre nuestra posición hacia el exterior que denota un consenso hacia el interior. Ahora, lo contrario, que también de alguna manera afecta los resultados de una gestión Estado, es lo que denomino el efecto de la política tatá. Que no es más que la injerencia interna de los sectores políticos ligados al poder en el gobierno de turno, normalmente ubicados en el Congreso, que de alguna manera provoca una y otra vez la aparición de incidentes que desgasta la imagen del propio Ejecutivo.
Creo que Paraguay deberá, en los siguientes años, tomar decisiones cada vez más difíciles y que requieran un debate constructivo con el sector privado. Debemos superar la toma de decisiones basada en la opinión de algunos integrantes del núcleo político de turno, que si bien son una parte más del debate, no tiene más peso que personas mucho más preparadas en el contexto geopolítico desafiante del mundo actual.
Las condiciones del sector político en poder, con honrosas excepciones, están llenas de personas que en forma permanente atienden sus intereses personales provocando pequeñas crisis dentro de sus áreas de influencia que perjudican las iniciativas del mismo Gobierno.
Un tema que está pendiente en la agenda de prioridades es cómo bloquear las incidencias de políticos en asuntos que deben ser resueltos por un equipo técnico altamente profesional. Sectores como el que maneja el Mitic, el MIC, el MEC, la agenda digital, deben tener algo que denomino “asepsia política”, que básicamente significa que la gestión pública ejecutiva y administrativa no debe tener ninguna presión del poder político de turno. Debemos desarrollar los mejores mecanismos de gestión pública que sean transparentes y orientados a resultados para los ciudadanos. Debemos superar estas falencias y lastres en este gobierno que tiene la oportunidad única y final de demostrar que “si se quiere, se puede”. Si es que pretendemos escalar a la siguiente posición como nación, como lo han hecho Chile o Uruguay, debemos demostrar institucionalidad en todo. El sector político debe entender esta dinámica y acordar agendas y políticas públicas, para que el propio presidente pueda gestionar la agenda de todos, para un Paraguay mejor.