Con gran alegría personal recibí la noticia de la designación del Día Nacional de la Lectura, que será celebrado de ahora en más cada 28 de agosto. Y eso porque siempre se los comento, la lectura es una actividad compleja que involucra varios procesos cognitivos y áreas del cerebro contribuyendo significativamente al funcionamiento cognitivo y a la salud cerebral de varias formas. Activa varias áreas del cerebro, no solo las relacionadas con la visión y el lenguaje, sino también con la atención, la memoria y el razonamiento. Esta actividad también promueve la mejora de la conectividad cerebral y puede incluso aumentar la reserva cognitiva, lo que ayuda a prevenir el declive cognitivo asociado con el envejecimiento. Y activa muchas zonas cerebrales, entre las que se cuentan el giro angular y supramarginal (comprensión del lenguaje), el giro fusiforme (reconocimiento visual de palabras), áreas visuales primarias y secundarias (procesamiento visual), así como ciertas áreas del lóbulo frontal (atención, memoria de trabajo, toma de decisiones).
Cuando leemos, el cerebro construye imágenes mentales o escenas en nuestra “mente” a partir de lo que leemos, recurriendo a una red de regiones cerebrales llamada “la red del modo por defecto”. Estas imágenes mentales pueden ser sobre personajes, lugares, eventos, entre otros. Por eso, y por todas las zonas activadas, los beneficios de la lectura para el cerebro son múltiples, incluyendo la mejora de la memoria, el aumento de la concentración, la mejora de las habilidades del lenguaje, el fortalecimiento de las conexiones neurales, y la reducción del estrés. La lectura regular también puede retrasar el inicio de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Igualmente, el leer puede estimular la liberación de neurotransmisores como la dopamina (asociada al placer y la recompensa) y reducir el cortisol, la hormona del estrés, promoviendo la relajación y el bienestar.
La lectura prolongada y regular puede influir en la neuroplasticidad (la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse) promoviendo nuevas conexiones entre las células cerebrales y reforzando las ya existentes. Esta mejora en la conectividad cerebral puede resultar en mejores habilidades de pensamiento y memoria. Puede beneficiar a las personas en todas las etapas de la vida, pero los beneficios y los tipos de lectura más apropiados pueden variar según la edad.
- Para los niños, el tipo de lectura más beneficiosa es aquella que es interactiva y lúdica. Los libros ilustrados, las historias cortas y los cuentos son especialmente útiles. Estos formatos pueden ayudar a desarrollar habilidades lingüísticas, capacidades de atención y concentración, y promover la imaginación. Durante la lectura, se activan y fortalecen las conexiones neuronales que facilitan el aprendizaje y el desarrollo cognitivo.
- Los adolescentes, por su parte, pueden beneficiarse de una variedad de tipos de lectura. Los textos de ficción pueden ayudar a desarrollar la empatía y la comprensión de las experiencias y puntos de vista de otros. Los textos no ficticios (como libros de texto, reportajes periodísticos, biografías, etc.) pueden ayudar a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y analítico. Novelas gráficas o novelas de cómic también pueden ser de gran utilidad en esta etapa para generar interés.
- Adultos: los adultos pueden beneficiarse de cualquier tipo de lectura que ejercite su cerebro y sus habilidades cognitivas. La lectura podría incluir novelas, poesía, periódicos, revistas, textos científicos, etc. Todas estas formas de lectura pueden ayudar a mantener la mente activa, mejorar la memoria y la concentración, y reducir el riesgo de declive cognitivo asociado con el envejecimiento.
Varios estudios de neuroimágenes han investigado cómo la lectura puede afectar el cerebro en diferentes etapas de la vida. Unos investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (FMRI) para investigar cómo el cerebro de los niños se desarrolla en relación con el aprendizaje de la lectura. Encontraron que la lectura regular puede contribuir al desarrollo del “circuito de la lectura”, una red de áreas cerebrales que se activan cuando leemos. Esto incluye la corteza prefrontal, que juega un papel importante en las habilidades de memoria y atención. Otro estudio utilizó la imagen de resonancia magnética funcional para examinar los efectos de la lectura en los cerebros de los adolescentes, descubriendo que la lectura de textos narrativos puede aumentar la conectividad en una red de áreas cerebrales implicadas en la comprensión del lenguaje y que esta mayor conectividad estaba relacionada con mejores habilidades de lectura y comprensión. Por último, otro estudio utilizó imágenes de resonancia magnética para examinar cómo la lectura de una novela puede afectar la conectividad cerebral en los adultos. Encontraron que la lectura puede inducir cambios a largo plazo en la conectividad cerebral, incluso después de que se haya terminado de leer.
En fin, ya tenemos Día Nacional de la Lectura, un día DE LA CABEZA. ¿El cerebro? Agradecido.