DESDE MI MUNDO
- Por Mariano Nin
- Columnista
Las calles son libros abiertos. Cada una de ellas es un capítulo. Las historias se repiten, se cruzan y se vuelven a encontrar. Pero todas, más allá de lo que pudiera ser fantasía, nos dejan siempre una lección.
Pedrito deambula por la calle. Dejó su infancia jugando a sobrevivir. Tiene en sus manos un repasador con el que molesta a los automovilistas. Una sonrisa retorcida que deja entrever una mueca de rencor y desencanto. Sabe a dónde pertenece y se traga la rabia contenida.
Cambió vergüenza y dignidad por unas monedas. Se gana la vida y juega peligrosamente entre los autos y conoce el tiempo exacto para llegar por sorpresa. A veces insultos. A veces dinero.
Según el último informe de la ONU, unos 5.600 niños y niñas se encuentran trabajando o mendigando en espacios públicos.
Pedrito dejó la escuela. No recuerda cuándo, pero la pobreza y el abandono no le dejaron otra alternativa. No es su culpa, es solo un niño. Y de él hablan las estadísticas.
Algunos números parecen golpearnos en la cara:
Casi un millón de niños y adolescentes están por debajo del nivel de pobreza. Unos 50.000 niños sufrieron algún tipo de violencia en los últimos años. Invertimos poco más del 3 por ciento en niñez. Debería ser el doble.
Cada año tendrían que terminar la educación media 140.000 adolescentes. Solo terminan 70.000.
El 66 por ciento de adolescentes y jóvenes no asiste a ninguna institución de enseñanza formal, la tasa de escolarización secundaria es menos del 60 por ciento, una de las más bajas de la región. Es el reflejo de una realidad que se multiplica en las calles de Asunción y de aquí a los semáforos de todo el país.
Desde que nació, jugó a sobrevivir. En Paraguay, de cada 1.000 niños y niñas que nacen, 19 mueren antes de alcanzar los 5 años, 16 antes de cumplir el primer año y 11 antes del primer mes de vida. Pero para Pedrito las estadísticas no importan. Debe comer. Esa es su prioridad. No sabe que tiene derechos.
Constitución Nacional.
Art. 54.°. De la protección al niño:
- La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de garantizar al niño su desarrollo armónico e integral, así como el ejercicio pleno de sus derechos, protegiéndolo contra el abandono, la desnutrición, la violencia, el abuso, el tráfico y la explotación. Cualquier persona puede exigir a la autoridad competente el cumplimiento de tales garantías y la sanción de los infractores.
Miro a Pedrito con pena y él me devuelve una mirada intimidatoria. Dos de cada diez adolescentes no trabajan ni estudian. Casi un millón de niños están atrapados en este círculo de pobreza. Y allí quedarán retenidos mientras no haya políticas serias que reviertan esta situación.
Mientras esto no suceda, una generación de chicos sin futuro crece silenciosa, escondida a la vista de todos, recordándonos las brutales diferencias que ahondan nuestros rencores. Pero esa... esa es otra historia.
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Historias en el tráfico
DESDE MI MUNDO
- Por Mariano Nin
- Columnista
Son las tres de la tarde. Transito por General Santos camino a Lambaré un día cualquiera. Hace frío, pero siento que todos estamos calentándonos en un tráfico infernal.
Muchos nervios, mucha frustración y unas ganas locas de llegar a casa.
Por un momento nos habíamos olvidado de los limpiavidrios, chicos que ni estudian ni trabajan y se ganan la vida en las calles un poco molestando y otro poco chantajeando a la gente tragándose la dignidad y expuestos a la humillación constante. Esa es la realidad.
Limpiar vidrios no es un trabajo y mucho menos un servicio por el cual tengamos que pagar. Si mi ropa está sucia, la lavo o la llevo a la lavandería y pago por ello, pero nunca voy a aceptar que mi vecino me exija unas monedas por arrebatarme la ropa en un descuido y lavarla medio a la fuerza. En las calles es igual.
Nadie está obligado a pagar por un arrebato de necesidad en un momento de distracción. No es agradable que te tomen por sorpresa. No lo es para nadie y con el tráfico disparándote directamente a los nervios es casi una provocación. Y las calles volvieron a convertirse en campos minados.
El 70 por ciento de los trabajadores informales en situación de calle que se encuentran en los cruces semafóricos de la ciudad de Asunción provienen de las ciudades aledañas del departamento Central.
De pronto me sentí amenazado y tuve miedo. Pudo haber sido una tragedia, pero por suerte no pasó de un gran susto. Y es que un joven cansado del asedio en los semáforos se bajó con un revólver en mano para desafiar y golpear a un limpiavidrios. Hubo insultos, un griterío infernal y una estampida.
Debería de haber sido una llamada de atención. Hace unos años hubo un intento de convenio con unos supermercados para sacar a estos chicos de las calles, pero al final la herida volvió a sangrar y ya no hubo atención.
La situación es compleja. Lo sé. Pero deberían aplicarse políticas interinstitucionales para garantizar que una buena idea no se convierta en un parche.
De no ser así, las cosas irán empeorando hasta que algún nervioso automovilista sacado de sus cabales y con un revólver en mano se enfrente a un limpiavidrios y termine en tragedia, una tragedia que podría evitarse.
Mientras, vamos transitando al filo del caos en calles sin ley. Pero esa… esa es otra historia.
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Un lustro de contar historias de manera diferente
Hoy domingo 14 de abril se cumplen exactamente cinco años de la primera edición de El Gran Domingo de La Nación, cuya misión ha sido volver a ese periodismo escrito que pueda reconciliarnos con un trabajo más descansado, sin ese ruido propio del trajín diario, de la vorágine informativa del día a día.
- Imágenes: Nicodemus Espinosa / Archivo
Un lustro atrás nacía un proyecto que se caracteriza por su constancia, variedad y agudeza, una propuesta periodística que busca darle al lector una narración más fresca con la exigencia de dotarle a cada nota de la perspectiva clásica del buen periodismo.
Hace cinco años, un proyecto que tenía como cabeza a la querida Marycruz Najle (†) veía la luz: El Gran Domingo, una propuesta que ya se ha posicionado en la actualidad dentro de la agenda editorial semanal y que hoy está de aniversario.
Una mirada retrospectiva de los cinco años de trabajo muestra variedad de temas, enfoques e intereses, que sin dudas convergen en la intención de ofrecer a los lectores la oportunidad de superar el breve contacto con el papel o la web para poder adentrarse al viejo ritual de la lectura de fin de semana.
UN HITO
Sin dudas la pandemia del covid-19 fue un hito para la historia de la humanidad y registró a fuego la cotidianeidad de la información dentro de los medios de comunicación del mundo. Por ello, también fue un tema constante dentro de las ediciones de este especial.
No obstante, más allá de ello, la mirada al retrovisor que muestra lo acontecido en el desarrollo de este proyecto observa que atrás quedaron temas e inquietudes recurrentes, búsquedas no obligadas que finalmente constituyen lo esencial de El Gran Domingo: en diversos formatos, como crónicas, reportajes y entrevistas, se ven una y otra vez publicaciones sobre historia, arte, ciencia, deporte y otras variadísimas ramas del conocimiento.
En este tiempo se hizo presente la labor de rescatar la historia para repensarla y redescubrirla, sea a través de lugares y episodios emblemáticos, sea por análisis de libros o con la participación de numerosos historiadores e intelectuales que dieron profundidad a cada material.
El Gran Domingo también en reiteradas veces se esforzó para poner en valor el trabajo de los artistas locales, sus producciones, historias y miradas. Así también, la cultura contemporánea pone en relieve al deporte, que es transversal a la narrativa cotidiana. Por ello, desde este especial desfilaron las estrellas paraguayas de las más diversas modalidades.
Y, finalmente, con la ciencia, desde la genética, la astronomía, la biología, la psicología, la informática y otras disciplinas, se buscó aportar perspectiva de análisis y ensanchar la labor divulgativa de investigaciones que vienen realizando profesionales paraguayos.
Personajes y acontecimientos que forman parte de la narrativa nacional se han puesto bajo la lupa de referentes de la historia en estos cinco años dentro de estas páginas. A continuación, rescatamos fragmentos de cinco notas que a través de la masiva reacción de los lectores han quedado como algunas de las más recordadas.
HISTORIA
“La trágica semana santa del 76″ (21-04-2020)
“En abril de 1976, el comisario Camilo Almada Morel se instala en la Delegación de Gobierno de Misiones con la orden de aniquilar la organización campesina. El ave negra de la represión y la muerte empezó a sobrevolar los ranchos campesinos con la complicidad de autoridades nacionales y regionales. En vano monseñor Ramón Bogarín golpeó las puertas de la misma Delegación de Gobierno. La orden de reprimir era del dictador.
Un reporte escalofriante del propio Almada a su mandamás, el sanguinario Pastor Coronel, mencionaba que fueron capturados 11 campesinos y que 6 habían sido ‘empaquetados’, una poco elusiva forma de decir que fueron ejecutados”.
DEPORTES
“Con el básquet en la sangre y el corazón de campeona. Entrevista a Paola Ferrari”.
(2-06-2019)
Hacia Francia se marchará en el mes de octubre próximo, una vez que finalice el Panamericano (Americup) de Lima, Perú, en el que participará con la selección paraguaya. El Nantes de Francia, su nuevo equipo, empieza la pretemporada en agosto, pero le dan permiso para defender a la selección de su país. Llegará con buen ritmo de competencia cuando se incorpore. Las razones para ir a Francia también son económicas: “Pagan mejor que en España, además tienen condiciones diferentes. Siempre entra en el debate que las mujeres ganamos menos que los hombres. Lastimosamente es así. Seguimos luchando por la igualdad. Depende mucho de la carrera deportiva que hayas tenido. En mi caso, llevo muchos años viviendo de esto y no me puedo quejar. Ojalá haya más igualdad”, dice Paola, que recuerda así el debate constante que se da entre las deportistas mujeres de cualquier disciplina.
ARTE
“Mi profesión es mentir”. Entrevista a Arnaldo André (26-01-2020)
Se lo recuerdo. Cuarenta y cinco años pasaron desde entonces. “¡Upa! (se ríe). ¿Por qué me lo recordás?”. Vuelve a reír. “Aquella novela me encontró después de haber hecho tres trabajos con Migré. Fue la primera vez que me tocó interpretar a un paraguayo y contar una historia que tenía que ver con una familia paraguaya que no era mi historia, pero… se parecía demasiado”. ¿En qué? “En que cuando me largué de Asunción a Buenos Aires vine solo y después llegó mi familia. Fue una gran experiencia porque Migré comenzó a escribir algunos guiones con algunas palabras en guaraní y, desde entonces, y en algunos casos hasta el día de hoy, muchos recuerdan cuando decía ‘rohayhu’ (te quiero). Fue muy importante para mí. ‘Piel Naranja’ es la novela que más quiero”.
SALUD
“Los héroes del IPS en la lucha contra el virus”. (6-09-2020)
“Una de las muchas historias tristes que les tocó vivir en IPS fue la internación, casi al mismo tiempo, de un matrimonio con covid positivo. Ambos fueron intubados en terapia intensiva. Uno de ellos falleció y su sobreviviente –al despertar de su coma inducido– preguntó por su cónyuge y el médico, con el alma hecha pedazos, debió contarle lo sucedido.
‘Esa persona que recibió la tremenda noticia estaba sola, en su cama de terapia, sin el abrazo y el consuelo característico de familiares. No le importó haber sobrevivido: ¡quedó con el alma destrozada! Lo único que pedía era salir de alta para visitar la tumba de su cónyuge. Son momentos muy duros. Y el personal de blanco está ahí, sigue peleándole a la muerte’, concluyó el doctor Ruiz Pérez”.
TURISMO Y NATURALEZA
“Mocito Isla: un santuario natural enclavado en los humedales del Ypoá” (9-07-2023)
Los principales guardianes de este prodigio de la naturaleza de unas 35 hectáreas son los intrincados y laberínticos caminos que pueden llegar a disuadir hasta al más osado de los aventureros. Tras no pocas dificultades, llegamos al fin cerca de las nueve de la mañana al lugar convenido, una casa de típico estilo kulata jovái cuyo patio posterior hace las veces de atracadero de botes. Una vez que arribamos al “puerto” ubicado en la compañía Caapucumí nos comunicamos con doña Claudelina Franco, encargada de las comunicaciones para la coordinación de las visitas a la isla, a fin de avisarle que ya habíamos llegado.
“Ohótama che ména penderekávo. Agaite oguaheta” (Ya se va mi marido a buscarles. Enseguida llega)”, nos dice del otro lado en una breve conversación entrecortada por interferencias en la señal. Pocos minutos después observamos a un hombre enjuto de avanzada edad y curtida piel morena que por las noches bien puede ser tomado por Caronte. Al tiempo que aparca mansamente el bote en el rústico muelle nos saluda con tono animado: “Mba’éichapa. Pejupi katu. Barco ko ýpe ojecarga porque nda’irruédai” (¿Qué tal? Suban. El barco se carga en el agua porque no tiene ruedas), nos invita don Catalino Franco largando una leve carcajada, quizá advirtiendo cierta renuencia de nuestra parte para abordar la pequeña embarcación.
MARYCRUZ Y MARIO RUBÉN
Estos años de El Gran Domingo sirvieron de oportunidad para que dos destacados trabajadores de la prensa local compartan con sus lectores sus últimas redacciones: Marycruz Najle y Mario Rubén Velázquez, de las mejores plumas del periodismo paraguayo, formaron parte central de este proyecto que al cumplir cinco años también les brinda un sentido homenaje.
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Pichu, Otto e Ismael: tres de los 8 millones de historias que hay en NYC
NYC puede ser categorizada como la ciudad de la multiculturalidad, de la interreligiosidad, del ecumenismo. En sus calles no tiene razón de ser saber quiénes son ni desde dónde llegan sus habitantes o quienes la transitan. Tal vez, siempre haya sido así.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista
- Desde Nueva York X: @RtrivasRivas
Esta ciudad, Río de Janeiro y Buenos Aires, entre otras, fueron, sobre fines del siglo XIX y comienzos del XX, tres destinos preferentes para quienes desde Europa huían de guerras, hambrunas, disputas religiosas, enfrentamientos entre criminales cartelizados, persecuciones policiales o por pertenecer a movimientos sociopolíticos con intereses encontrados.
Tiempos difíciles y revolucionarios, en el este de América. Pero el American way of life era parte relevante del sueño instalado –como sentido común– en quienes buscaban nuevas vidas o, al menos, cambiar en algo las que tenían. En el oeste ocurría algo parecido. Unos 5.000 asiáticos se asentaron en California. La llamada Fiebre del Oro y el ferrocarril eran polos de atracción para quienes procuraban dejar atrás vidas miserables. América era la promesa de trabajo que miles buscaban. No fue simple integrar tamaña diversidad cultural. Pero era estratégicamente necesario.
En aquel contexto, cuando un comerciante próspero, Asa Whitney, en 1845 propuso en el Capitolio que un tren corriera entre Nebraska y California a través de un tendido de casi 3.000 kilómetros para abaratar costos y tiempos en el transporte de mercaderías con perspectiva civilizatoria, el presidente Abraham Lincoln rubricó sin demoras y con esperanzadora mirada de largo plazo la ley que habilitó el comienzo de la iniciativa.
Dos empresas –Union Pacific, desde el Far West, y Central Pacific, desde el este elegante– se hicieron cargo de las obras. Migrantes irlandeses fueron los primeros obreros contratados. Las tareas eran muy duras y de alto peligro. Particularmente cuando la construcción demandaba el uso de explosivos de alto poder. Dinamita, nitroglicerina y, después de 1866, también el trinitrotolueno (TNT) que inventó Alfred Nobel. No pocos historiadores aseguran que por aquellas inquietantes razones los migrantes irlandeses comenzaron a exigir pagos muy onerosos para la mirada capitalista liberal de aquellos emprendedores. Cerca de 20.000 chinos ocuparon algunas de las posiciones laborales que quedaron vacantes.
ESCENARIOS
¿Cómo no recordar a “Kung fu” (David Carradine), el “Pequeño saltamontes” culturizado por el Maestro Kan (Philip Ahn)? O, si vuelvo la mirada hacia el sur de NYC –también de la mano del cine, de la tele o del streaming– por qué no pensar en la Pequeña Italia (Little Italy) de El Padrino, cuyas calles angostas recorría –de la mano de Francis Ford Coppola– don Vito Corleone (Marlon Brando) para comprar dos manzanas unos segundos antes de que intentaran asesinarlo. O, en Chinatown, en cuya compleja trama urbana Roman Polanski incrustó al detective privado Jack Gittes (Jack Nicholson) para protagonizar y vivir en un policial negro una sórdida historia de amor y de muerte con Evelyn Cross Mulwray (Faye Dunaway).
Pero, de todo aquello, hoy queda poco en el mundo real, aunque mucho –en tanto producción de sentido– existe en el recuerdo de cinéfilos cultores de ese tipo de producciones y visitantes ocasionales que buscan transitar mundos irreales en la actualidad. En la Pequeña Italia –muy reducida en su extensión de lo que fue un siglo atrás– solo un 4 % de sus residentes son italianos.
Desde unos pocos meses en el área lo más novedoso es la que ha sido formalmente nombrada como la Esquina de Charly García. Hasta ella peregrinan –hispanos, latinos y, entre ellos, especialmente argentinos– para hacer selfies en una de las locaciones donde se grabó “Fanky”, un videoclip histórico de Charly para el álbum “Cómo conseguir chicas”, en 1989, y para “Clics modernos”. Enorme trabajo grabado en la sala de Jimi Hendrix de Electric Lady Studios, en Greenwich Village. “No voy a parar / Yo no tengo dudas / No voy a bajar / Déjalo que suba / Por eso, no quiero parar / Ya no tengo dudas / No voy a bajar / Déjalo que suba...”, canturreaba Ariel Rodríguez, el piloto de La Bestia Cadillac Escalade V Bruta SUV, de Relier, cuando volvimos a su encuentro. Charly sonaba en el audio del vehículo con el que recorrimos cada rincón de NYC.
Antes que nosotros, por comentarios de colegas periodistas, algunos amigos y amigas supimos que Lionel Messi, Marc Anthony, Luis Miguel, Bad Bunny, Juan Luis Guerra, Ana Gabriel la Señora, Karol G, Daddy Yankee, Chayanne, Diego “Gambeta” Latorre y su esposa, la periodista Yaninna Latorre, también fueron guiados por Relier. “Afortunadamente, pude conocer a muchas personalidades en este trabajo”, respondió Ariel con enorme discreción. No confirmó ningún nombre y se excusó: “No puedo decir más. Tenemos un contrato de confidencialidad”. Comprensible. Levantó un poco el volumen para escuchar mejor a Charly. Está en todos los detalles.
El puente de Brooklyn, un par de noches atrás, lo cruzamos con Frank Sinatra. “Start spreading the news, / you’re leaving today, tell me, Frank / I want to be a part of it, New York, New York / Your vagabond shoes, they are longing to stray / And step around the heart of it, New York, New York…”. Inolvidable. Descendiente de migrantes italianos, hijo de Anthony Martin Sinatra y Natalina Garaventa, su vida en NYC es una gran historia en sí misma. Un par de historiadores me contaron días atrás que Frank, alguna vez, cuando muy joven, recibió un consejo de vida del mismísimo Carlos Gardel, a quien conoció en un estudio de grabación. Pero eso da para otra “Cierta historia incierta”.
MIGRANTES
Nueva York también son las historias de los migrantes que la habitaron, la habitan y, seguramente, la habitarán. Gastón “Pichu” Eguigorry y Octavio “Otto” Villella, dos migrantes argentinos, habitan suelo neoyorquino. No se conocían antes de llegar aquí cuando se iniciaban los 2000. Desde el comienzo del tercer milenio –lejos de casa– hicieron de todo. La vocación por el turismo era –y es– la mayor fortaleza para ambos. Pichu, antes de dejar atrás la Argentina, vivía en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Otto, en Mar del Plata. Lo conozco desde niño. Ambos tenían por entonces 19 años y fervorosos deseos de triunfar. Un conocido de ambos los instó a conocerse en 2012. Desde entonces unen esfuerzos y creatividad para ofrecer servicios de altísima gama a quienes visitan NYC. Sumaron clientes, necesidades y vocaciones. Construyeron un modelo de cooperación que redujo sus carencias, potenció sus deseos y relanzaron sus objetivos personales y empresarios.
Pichu y Otto explican que “desde hace algunos años manejamos la agenda de viajes de algunas de las familias más importantes del mundo”. Pichu precisa que “con ellas acumulamos kilómetros recorridos para satisfacer sus demandas y recordamos anécdotas divertidas que guardamos en nuestras memorias –no la contamos ante nadie– porque nuestra regla número uno es respetar la privacidad de nuestros clientes con los que, además, firmamos acuerdos de confidencialidad”. Otto recuerda que “cuando la pandemia con la Bestia, como llamas a nuestro Cadillac, hacía deliveries con compras de supermercado y Pichu abrió un kiosco. ¡Fantástico!, hoy que ya pasó. Y tuvimos buenos frutos. Para el Venue Stadium coordinamos las giras, entre otros, de Paul McCartney, Rammstein y Black Pink. De algo había que vivir”. Después de casi un cuarto de siglo de trabajo, Eguigorry destaca que “desde Nueva York –ciudad que nos apasiona– unos pocos meses atrás inauguramos oficinas en Barcelona y en 2022 facturamos unos 3 millones de dólares”. Historias de migrantes que, además, exhortaron a conocer a Ismael Alba, también rioplatense, a quien categorizaron como el Parrillero Mayor de Nueva York. Alba es casi una leyenda. “En 1978, cuando finalicé el servicio militar (que en la Argentina era obligatorio) me vine a Estados Unidos. Mi deseo, desde muchos años, era vivir en Nueva York. El cine, la tele, las notas que leía en los diarios, algunas escritas por Horacio Estol en Clarín me hacían desear esta ciudad. Por eso no lo dudé. Me vine con la decisión de estudiar y hacer de todo. Y así lo hice”.
CITA OBLIGADA
En el East Village, su nombre y el de su esposa, Karina de Marco, son asociados, siempre, con el restaurante Buenos Aires que fundaron tiempo atrás. No solo los rioplatenses buscan la hospitalidad y buena gastronomía que ofrecen a cada momento. Ricos y famosos no dejan de pasar por allí cuando llegan a NYC. Tampoco periodistas, cantantes de todos los géneros, directores de cine, escritores, empresarios, políticos, banqueros, artistas plásticos, diplomáticos, deportistas. Es como una cita obligada. Los relatos de Ismael con los grandes del espectáculo y del fútbol son fantásticos. Su espontaneidad y simpatía salpimientan las sobremesas. Entre sus colaboradores, “Eduardo, pero todos me dicen el Mariachi”; “Patricio, chileno, aunque me llaman Pato”; y, Valentina, recepcionista, exhabitante de Nordelta y prolija guía de quienes llegamos hasta allí, son esenciales.
“La próxima visita procure que sea un viernes o sábado, venga después de las 22:30″, me sugiere el Mariachi con tono de invitación. Me sorprende. En NYC se suele cenar no mucho más allá de las 18:30. En invierno, minutos después de las 16:30 es noche cerrada. Solo 9 horas de cada día brilla el sol. “Después de la cena, en la parte de atrás del salón, es habitual que con guitarras cantemos junto con nuestros comensales hasta bastante tarde”. Me comprometo para hacerlo “pronto”.
Ismael se acerca a nuestra mesa. No es necesario preguntarle. Entre camisetas de fútbol, cientos de fotos, banderines y recuerdos múltiples, se destaca una imagen del papa Francisco. “Cocinamos para él en 2015″. ¿Cómo fue? El pontífice llegó a la sede de las Naciones Unidas (ONU) y se dirigió al pleno el 25 de setiembre de aquel año. Si bien el Estado Vaticano solo tiene estatus de observador en esa organización, el papa argentino adhirió a los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) que los 193 Estados miembros asumieron como propia. “La adopción de la Agenda 2030 en la Cumbre mundial que iniciará hoy mismo es una importante señal de esperanza”, dijo el líder de la Iglesia católica.
En su lugar de alojamiento –la Nunciatura Apostólica– Ismael preparó el menú papal. “Los pollos estaban muy ricos, dijo el papa cuando finalizó la cena”. Ríe. “Te aseguro que cuando desde la Nunciatura y la ONU me buscaron para que cocinara para el santo padre, primero creí que era una broma y luego,cuando todo quedó claro, me emocioné como nunca en mi vida”. Sus ojos enrojecen. “El compromiso fue que el menú fuera bajo en grasas. Por esa razón propusimos empanadas de carne, pollo a las brasas como plato principal y, para el postre, budín de pan. Unos bodegueros argentinos aportaron tres cajas de vino Malbec”, recuerda el Parrillero Mayor de Nueva York.
Escuchábamos en silencio. “Pero para asar el pollo, por una cuestión de espacio, en una semana, hubo que fabricar una parrilla desarmable porque la que teníamos era imposible ingresarla en la Nunciatura”, precisa y sonríe. “El herrero Horacio Salinas, que vive en Queens, al que le encargué fabricarla, se negó a entregar su trabajo en una semana. Para persuadirlo de la urgencia, tuve que quebrar el pacto de confidencialidad que asumí con los organizadores ‘por razones de seguridad’. Rompí el secreto. Le dije a Salinas que era para cocinar para el papa. El argumento fue contundente. La parrilla estuvo lista para estrenar ese mismo día y poner sobre ella los alimentos que preparamos durante dos días. Fue increíble. Inolvidable”.
CALIDEZ HUMANA
¿Cómo recuerdas a Francisco? Ismael mira hacia el cielo. Claramente piensa cada palabra que dirá. Seguramente, quiere ser preciso. “Es un santo. Emana calidez humana”. Silencio. Sus ojos miran a ninguna parte. Respira profundo.
“Aquel día estaba tan emocionado y agradecido con la vida que me permitió cocinar para el papa que, instintivamente, lo abracé. Me equivoqué. No debí hacerlo. Sus custodios me bajaron la mano. Fueron discretos, pero Francisco se dio cuenta. Sonrió. Me miró con extrema bondad, comprendió y me dijo ‘el papa no muerde, abrázame”. Luego, bendijo la bandera argentina que llevé conmigo y volvió a sonreír”.
Es el momento de dejar esta ciudad. Una frase vuelve a mi memoria. “Hay ocho millones de historias en Nueva York”, dijo alguna vez en off el productor Mark Hellinger en el inicio del film “Naked city” que dirigió Jules Dassin. Parafraseándolo, las de Pichu, Otto e Ismael, tres rioplatenses migrantes, solo han sido tres de ellas.
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“Documentar historias es la parte favorita de mi trabajo humanitario”
La presencia de compatriotas en todos los rincones del mundo no es algo que nos pueda sorprender en estos tiempos, pero encontrarse con una profesional de la comunicación realizando trabajos humanitarios en un rincón de África Oriental y documentando su trabajo resulta, cuando menos, un caso especial.
Sudán del Sur, en África Oriental, es una de las naciones más jóvenes del planeta si hablamos de su creación. Su inicio como país data del 9 de julio de 2011, por lo que este año estaría cumpliendo sus primeros 13 años de existencia.
Es allí que Evani Devone, una compatriota nacida en Canindeyú, presta desde hace casi un año su servicio como profesional de la comunicación social a la organización Médicos Sin Fronteras. Ella se formó en la Argentina y tras concluir sus estudios inició su tarea humanitaria.
Esta decisión la llevó hasta Mozambique, en la costa del Océano Índico en África. Luego regresó a nuestro país, de donde partió nuevamente hacia el continente africano, específicamente a Túnez y tuvo su paso por Medio Oriente, en Yemen, otro país castigado por la guerra.
Su trabajo consiste en prestar su conocimiento de comunicación social a diferentes organizaciones humanitarias que ayudan de diversas maneras en las zonas de conflictos y de extrema pobreza, como el caso de Sudán del Sur, donde forma parte del equipo de comunicaciones de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras.
MUCHOS PROYECTOS
“Tenemos muchos proyectos aquí porque la organización está presente en esta región hace más de 40 años, aun cuando el país tenga mucho menos años. Estamos aquí desde hace tiempo por los diferentes conflictos que han surgido en este tiempo. De los 10 departamentos que tiene Sudán del Sur, trabajamos en 8 de ellos”, relata Evani.
Las diversas situaciones que se presentan en estos países obligan a las organizaciones humanitarias a dinamizar y priorizar los proyectos que tienen. “Tenemos varios proyectos que desarrollar en todo el país, sobre todo en lo que respecta a desplazamiento forzado de la población, pero también se pueden producir brotes de malaria o de sarampión y entonces tenemos que trabajar sobre eso hasta que esté controlado. Por eso es que existen varios proyectos por desarrollar en un breve lapso de tiempo.
“El vecino del norte Sudán sufre ahora una escalada del conflicto interno y su población se ve obligada a desplazarse hacia el sur, y entonces también estamos dando nuestra ayuda en esta situación”, explica.
TITÁNICA AYUDA HUMANITARIA
Sequías, inundaciones, brotes de enfermedades infecto-contagiosas y desplazamientos se suman a la carencia, la falta de infraestructura y los conflictos regionales, por lo que no solo realizan una titánica ayuda humanitaria, sino que ven la necesidad de formar a personal local en funciones como las que realizan los enfermeros.
“No solo trabajamos por la salud física, sino también en la parte mental porque estamos en una zona de conflicto constante. Es un país con muchas realidades y existen lugares donde para poder acceder tenemos que hacerlo por barco, tenemos a personas que salen de sus hogares porque su zona fue inundada, tenemos situación de peleas por tierras. A todas estas personas que necesitan ayuda generalmente las tenemos que transportar por vía aérea”, dice en referencia a la falta de vías de acceso para realizar una mejor y más rápida ayuda humanitaria.
Médicos Sin Fronteras realiza desde la consulta de un dolor de cabeza hasta cirugías del corazón a pesar de las precariedades. En la mayoría de estos casos, los miembros de la organización deben desplazarse hasta el lugar de los afectados, aunque para casos graves tienen ambulancias disponibles para el uso y eventualmente también aviones para socorrer.
En su rol de comunicadora, Evani cuenta que las veces que tiene que acompañar al equipo de socorro aprovecha para conocer historias de las personas a quienes auxilian, muchas de ellas refugiadas. De esta manera se empapa con las vivencias personales y puede comprender mejor los motivos del sufrimiento y las esperanzas de cada uno de ellos. “Veo sus realidades, las documento y las reporto. Es la parte favorita de mi trabajo”, confiesa.
Sin embargo, para publicar su trabajo ella debe contar con el consentimiento de las personas expuestas en las imágenes. Por ello, todo el material conseguido permanece guardado en los archivos de la organización.
DAR A CONOCER AL PARAGUAY
Además de estas historias, Evani quiere dar a conocer también algo de la cultura y la historia del Paraguay. “Muy poca gente conoce a Paraguay por estos lugares y dar a conocer estas realidades, así como lo relacionado a la cultura de nuestro país, es mi proyecto de vida.
En las reuniones cuando tenemos que llevar algo para comer siempre hago chipa guasu. Les enseñé a algunos de mis compañeros a tomar tereré y hace poco llevé a algunas de mis compañeras a visitar Paraguay. La comida y el verde exuberante fue lo que más destacaron”, nos cuenta.
Evani dice que se esfuerza por hacer agradable a todos la experiencia de conocer Paraguay, ya sea visitando como lo hicieron sus amigas o estando en Sudán del Sur y transmitiendo parte de nuestra cultura en un lugar tan remoto.