- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
El gigantismo estatal que llevamos a cuesta en un país pequeño como el nuestro donde apenas superamos los 7,4 millones de habitantes, según la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la cantidad de funcionarios públicos de 335.409 trepó a 407.695 (equivalente a un incremento de 72.286), un despropósito total e inaceptable en pleno siglo XXI, donde la tecnología y digitalización de los procesos están presentes día a día en todos los ámbitos, y si no nos reinventamos, adoptando una actitud innovativa, creativa y pragmática, seguiremos con el mismo Estado vetusto, obsoleto y desfasado.
Esperemos que como mencionó Santiago Peña, el equipo de transición ya se ha venido ocupando a full de supervisar la preparación del Anteproyecto de Presupuesto 2024, eliminando todos los gastos superfluos que desangran año a año a nuestro maltratado PGN y que ahora con la fusión de varias entidades daría margen para una reingeniería y realocación de recursos a propósitos realmente prioritarios.
Llama poderosamente la atención que las cifras globales de servidores públicos se han salido completamente del promedio, habiéndose disparado a pocos meses del cambio de gobierno llevando a la incorporación de 60.000 nuevos funcionarios antes de la toma de posesión del actual Gobierno.
Seguimos teniendo ministerios y secretarías ejecutivas con tareas y funciones superpuestas, excesiva burocracia administrativa, enlenteciendo los tiempos de ciclo, denotando una descoordinación absoluta y un despilfarro en erogaciones por pago de sueldos y otros beneficios que no tiene razón de ser.
Ha llegado la hora de dar el lugar que les corresponde a nuestros técnicos con una perspectiva diferente vs. los que solo actúan desde la óptica política.
Todas las entidades cuentan con unidades de organización y métodos (O&M), bajo cuya responsabilidad están los trabajos de visualización de funciones, procesos y responsabilidades dentro de su estructura organizacional, debiendo eliminarse “lo que sea grasa”, realocando a los talentos humanos que puedan dar valor agregado, permitiendo de una vez por todas brindarle a la ciudadanía el servicio de calidad que se merecen, pues gracias al pago de impuestos los servidores públicos perciben mes a mes sus salarios y otras bonificaciones.
La tecnología actual permite que los entes puedan estar interconectados online, agilizando el flujo de procesos y gestiones realizados por los contribuyentes.
Da pena, tristeza y rabia seguir viendo a muchísimos funcionarios que se han “quedado en el tiempo”, manejando todavía vetustos libros para anotaciones varias cuando que la computadora la tenemos vigente hace más de 30 años.
Se caracterizan por una rigidez de pensamientos, temiéndole al cambio, haciendo que antes que una solución, siguen siendo un problema.
El Estado no es una entidad de beneficencia. Si pretendemos actuar con profesionalismo, no cabe otra. Se actualizan o definitivamente deberán dar un paso al costado, puesto que no podemos seguir sosteniendo a gente mediocre sin ansias de superación, esperando que llegue fin de mes para ser los primeros en ir al cajero a cobrar su salario, sin aportar valor agregado alguno.
Mucha gente sin capacidad son jefes y los que se los merecen por actitud y aptitud siguen siendo subalternos, como efecto directo del clientelismo político que esperemos desaparezcan cuanto antes de una vez por todas de nuestras instituciones.
Más del 80 por ciento de lo recaudado por el fisco está destinado a la cobertura de gastos rígidos (pagos de sueldos), cuando que esa superpoblación puede ser racionalizada aplicando procesos abreviados y modernos que hagan “clic” con lo que nos facilita la tecnología y medios digitales, que nos permitirán destinar esa millonada de plata a otros propósitos más prioritarios como salud pública, educación y obras de infraestructura.
Si nos decidimos a hacer una reingeniería como corresponde, aquellos que demuestren meritocracia, capacidad, honestidad y trayectoria profesional tendrán derecho a acceder a funciones de mayor relevancia y responsabilidad, con posibilidades potenciales de recibir mejor remuneración.