Negar que la corrupción expandió sus células cancerígenas a todo el Estado, a la sociedad civil y a los medios de comunicación sería el más grande acto de hipocresía. El sector privado no está libre de pecado de este maldito flagelo que condena a los pobres a la miseria y destruye a las instituciones. Nuestras tan folclóricas “publinotas” –contraprestación a cambio del generoso avisaje fiscal–, con preguntas confeccionadas a medida del personaje entrevistado, no son sino una forma encubierta de soborno. O, como mínimo, una indecorosa concesión ante la deshonestidad intelectual.
Durante la administración de Mario Abdo Benítez callaron brutales malversaciones y desvíos de fondos públicos o el crecimiento patrimonial de la empresa proveedora de asfalto del entonces mandatario. Y cuando las denuncias se presentaban irremediables apenas fueron esporádicas. Pantallazos de uno o dos días, lejos de aquellos días memorables de sagaz persistencia y rabiosa obstinación de sabueso rastreador. Todos los crímenes en contra del erario o Tesoro fueron ignorados con la dulcificada complicidad del silencio. Claro, en su bastardo concepto de la ética periodística, ahondar en ese estercolero de latrocinios significaría, en sentido contrario, facilitar las chances electorales de sus enemigos políticos.
Ante ese dilema construido con sofismas, se prefirió el camino de la noticia travestida de propaganda y parcialización de los hechos. Alguien tuvo el ingenio de incorporar un quinto jinete del Apocalipsis: la desinformación. A veces, tan tosca y burda; otras, cuando deliberadamente, se excluye el sonido de la otra campana. La credibilidad, por tanto, fue destruida desde adentro. No fue pulverizada por un factor exógeno. Más allá de los micrófonos, de una sala de redacción o de un estudio de televisión –ya lo dije antes– hay un público que nos escruta con ojos críticos y nos juzga a todos por igual. Y no hay torre de marfil para escapar de su veredicto.
En una democracia, la ciudadanía puede contrastar las publicaciones mediante la variedad de medios de comunicación. La información, en su definición clásica, nos proporciona los datos necesarios para tomar decisiones o precauciones. Solo que la sociedad aprendió a seleccionarla según su propia comprensión y entendimiento. Ya no se deja engatusar por el bulo. Una campaña electoral atípica, sin mucho bullicio, no tuvo, sin embargo, el epílogo que muchos deseaban afanosamente: que ese silencio se transformara en voto castigo a los candidatos del Partido Nacional Republicano. Y tampoco puede reducirse la victoria de Santiago Peña a la propuesta de derogar un convenio de nuestro país con la Unión Europea, como pretendió fundamentar un colega a quien le tengo mucho respeto y estima, más allá de nuestras encontradas posiciones. A ese análisis también deben incorporarse las eventuales virtudes del candidato colorado y los visibles errores de la oposición. Ese reduccionismo simplificado y constante de nuestra realidad política es el follaje que impide la aproximación certera a un nivel superior de conocimiento. La ciencia queda subordinada a la emoción.
El presidente de la República, Santiago Peña, debe ser consciente de que las dos grandes cadenas mediáticas (de Natalia Zuccolillo y Antonio J. Vierci) están decididas a subrayar los desaciertos y vicios del presente (como debe ser), pero no a desenterrar o desempolvar la corrupción del pasado (como no debería ser) por una actitud exclusivamente política. Consecuentemente, el mandatario tiene que ordenar una minuciosa investigación y sacar a luz toda la suciedad del gobierno que acaba de irse. Ante la contundencia de las pruebas, estos medios no tendrán más salida que exponerlas ante la opinión ciudadana. No percibo muchas ganas de que lleven adelante esa misión periodística por propia iniciativa, como sí lo hicieron con gran entusiasmo en tiempos idos.
El escándalo delictivo que involucró a cinco miembros de la Policía Nacional es un indicador que Peña no debe tomarlo como un hecho aislado. Es una señal inequívoca de que, para muchos, los presidentes pasan, pero el sistema perverso permanece. Hay una estructura corrupta que desmontar. Con mano firme. El Poder Ejecutivo no debe ceder ante los chantajistas y extorsionadores de siempre. Aquellos que, desde sus bancas de diputados y senadores, le ofrecen garantizar la gobernabilidad a cambio de ubicar en puestos clave a sus recaudadores de turno. Para ello, es un imperativo que empiece a remover la basura acumulada en todos los entes y organismos del Estado, con especial énfasis en las binacionales Itaipú y Yacyretá, antes que la desinformación haga metástasis. La patria, agradecida. Buen provecho.
Como hace 4 años, la desinformación enturbia las elecciones en EE. UU.
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Cuatro años después de una campaña presidencial plagada de desinformación, los estadounidenses se enfrentan actualmente a más de lo mismo. Con teorías conspirativas que bullen en la reñida contienda entre Donald Trump y Kamala Harris, se espera que el recuento de votos dure días, leña para el fuego de las acusaciones de fraude electoral.
Internautas de estados como Texas ya están hablando sobre los errores de los sistemas de votación anticipada, una muestra, dicen, de que estas elecciones serán irregulares. El expresidente republicano también ha acusado repetidamente a los demócratas de importar inmigrantes para que voten ilegalmente por Harris en la jornada electoral del 5 de noviembre.
En 2020, el magnate desconoció su derrota electoral ante Joe Biden y aseguró que había ganado, una afirmación infundada que continúa haciendo hoy. A pesar de haber sido desmentida repetidamente, 8 de cada 10 republicanos respaldan la versión de que inmigrantes indocumentados ayudarán a Harris a ganar, según una encuesta reciente de la iniciativa multiuniversitaria Bright Line Watch.
“Es el mismo recetario de 2016 y luego de 2020″, dijo Lisa Deeley, vicepresidenta de los Comisionados de la Ciudad de Filadelfia, Pensilvania. Al ruido contribuyen una serie de respaldos falsos de celebridades, videos editados de eventos de campaña y sátiras que se hacen pasar por noticias reales. También abundan las teorías conspirativas sobre los dos intentos de asesinato contra Trump durante la campaña. Más de un tercio de los demócratas cree que esos atentados fueron montajes, según Bright Line Watch.
Las elecciones de 2020 se vieron empañadas por afirmaciones falsas sobre máquinas de votación pirateadas o muertos que habían votado. Ese clima culminó con el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio por parte de partidarios de Trump. A pesar de que ningún tribunal o auditoría ha revelado pruebas de fraude generalizado, los expertos prevén una avalancha de falsedades similares a cuatro años atrás e imágenes generadas por inteligencia artificial, así como declaraciones prematuras de victoria.
“Una pieza de información errónea que es absolutamente predecible es la falsa impresión de que deberíamos saber la noche de las elecciones quién ganó y que algo anda mal si no lo sabemos”, dijo Justin Levitt, profesor de derecho en la Universidad Loyola Marymount. “Las predicciones son sólo eso. Y si tardan un poco más, no es una señal de que las cosas no han funcionado, sino de que están funcionando”.
La última elección presidencial fue la más segura en la historia de Estados Unidos, según la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad. De las decenas de millones de votos emitidos en 2020 y durante los comicios de medio mandato de 2022, según una base de datos mantenida por la conservadora Heritage Foundation.
Estudios compilados por el Centro Brennan para la Justicia, que revisó casos de fraude anteriores a 2020, también encontraron que las irregularidades son poco comunes. Quienes cometen delitos electorales se enfrentan duras sanciones, como multas de miles de dólares o penas de prisión. “Con todas las miradas puestas sobre las elecciones en estos días, la idea de que habría un fraude electoral generalizado es un poco ridícula”, dijo Charles Stewart, director del Laboratorio Electoral del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Salvaguardar el voto
Todos los estados se han dotado de medidas de seguridad para cada paso del proceso de votación. En el condado de Maricopa, en Arizona, en el que Biden ganó en 2020, los votos por correspondencia se someten a una rigurosa verificación de firmas por parte de equipos bipartidistas, dijo a la AFP la subdirectora electoral Jennifer Liewer.
Quienes votan anticipadamente pueden realizar un seguimiento de su boleta “a cada paso del camino”. Existen estrictos procedimientos de cadena de custodia para las boletas, y muchas jurisdicciones transmiten el conteo en vivo, como el condado de Fulton, en el estado bisagra de Georgia.
“Queremos asegurarnos de que las cosas sean abiertas, que el público pueda venir y ver y no permitir que nadie más publique un video con narrativas falsas”, dijo Nadine Williams, directora de inscripción y elecciones. A aquellos que todavía tienen dudas sobre el proceso, Deeley, de los Comisionados de la Ciudad de Filadelfia, les recomienda involucrarse más y ofredcerse como funcionarios electorales. Podrán entonces ser partícipes de su propia democracia”, afirmó.
Informe de SIP: ABC tergiversa al pintar a Paraguay como país con censura
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El diario Abc, inmerso en una campaña de desinformación y tergiversación en contra del actual gobierno, ha publicado que el documento presentado días pasado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) es totalmente desfavorable para la libertad de prensa y expresión en el Paraguay. La publicación, con intención de desinformar, contradice el informe de la SIP al pintar una realidad diferente de nuestro país.
El medio de comunicación, perteneciente a un grupo económico señalado por el presidente Santiago Peña en el caso de irregularidades del fideicomiso del IPS, precisamente en la misma semana del informe de la SIP, ha intentado forzar la presencia de Paraguay en una categoría inferior a la que el propio organismo de prensa continental lo ha colocado.
La desinformación, cuando responde a una estrategia y unos objetivos de desestabilización, pone en riesgo, no solo a los valores sino a las propias instituciones democráticas.
La “actuación del Estado contra la desinformación” es una de las cuatro variables que compone el Índice de Chapultepec, de libertad de expresión y prensa, y es precisamente esa variable la que otorga uno de los valores más bajos que tiene Paraguay en dicho informe.
De todas maneras, la sumatoria total de los valores que componen el informe de la SIP, posicionan a nuestro país entre los llamados “en restricción”, el tercero en la escala de 5, junto a países como Argentina, Panamá o México y no como menciona el diario del grupo Zuccolillo, “en alta restricción”, el peldaño antes de caer en el grupo de países de corte totalitario como Venezuela, Cuba o Nicaragua.
El periodismo en Paraguay, siempre según ell informe de la SIP, se mantiene en la línea media o por encima de ella, en una “ciudadanía libre y con libertad de informarse”, en el “flujo de la información” y en “libertad de expresión”, las otras tres variables que componen la medición del Índice de Chapultepec.
Los cuestionamientos de la SIP hacia nuestro país, se reducen a la aplicación de leyes que se consideran restrictivas pero no hace mención a acciones desde el Poder Ejecutivo como si suceden en casos del grupo ALTA RESTRICCIÓN, en el que Abc insiste en colocar a nuestro país.
El Índice de Chapultepec coloca a Paraguay en la categoría superior a la que Abc atribuye. Foto: Gentileza
Sin dudas que en materia de legislación, existen muchas cuestiones pendientes de ajustar y es por eso justamente que en las redes sociales, cuestionaron la postura del medio de los Zuccolillo, al publicar lo que se puede considerar “fake news”, como se ya se acostumbra a llamar a las noticias falsas propaladas en medios de comunicación y en redes sociales.
Uno de ellos, el periodista y catedrático José “Pepe” Costa, pidió al medio en cuestión que brinde alguna explicación por la publicación, que considera con intención de desinformar o bien que el redactor “parece haberse equivocado”, según publicó en su cuenta de X.
“Pero Abc parece haberse equivocado. O quien redactó no leyó bien el informe, o hay intención de desinformar. El título dice algo q no reflejan el informe ni el cuadro. Supongo que habrá alguna aclaración ¿O no?”, publicó Costa.
El informe consta de cinco categorías y en la primera, la más alta, se encuentra en solitario Chile, y en la categoría BAJA RESTRICCIÓN, aparecen países como EE. UU., Brasil y Uruguay.
El periodista José "Pepe" Costa cuestionó la intención del medio al desinformar acerca del documento de la SIP. Foto: Gentileza.
¿De qué hablamos cuando hablamos de verdad? ¿Existe la verdad o, por lo menos, alguna verdad? Es complejo saberlo con certeza en tiempos de fake news, de bulos, de deepfake.
En 1954, Jorge Luis Borges (1899-1986), aquel gran maestro, escribió que “los doctores del Gran Vehículo enseñan que lo esencial del universo es la vacuidad”. Aquella frase que, desde la primera lectura, tal vez en 1972, me pareció que encerraba algo misterioso y mágico se mantiene entre mis recuerdos. Sentí que mucha fuerza oculta yacía en aquella fuerte observación simbolizada en apenas catorce palabras. Pero, entre ellas, tres expresiones me atraparon más que otras y debo admitir que son recurrentes en tiempos de reflexión.
Recuerdo que, en mis apenas 21 años, hasta aquel atardecer que me sorprendió en la pequeña vivienda de la maestra Dharma Ma Devi Tao – así se presentó– nunca había tenido un encuentro personal con esa mujer de edad indefinida cuya piel parecía de porcelana y tenía un bindi bien visible entre sus pobladas cejas oscuras. Vestía una túnica en la que predominaba el color rojo y se cubría con un enorme pañuelo de seda naranja.
Casi en silencio la seguí desde la puerta manteniéndome apenas detrás de ella. Caminamos unos pocos pasos hasta una sala iluminada con velas y aromatizada con sahumerios florales, entre los que se destacaban jazmines y lavandas. También creí percibir cedros y sándalos. Pese a que sonaban tenuemente hasta mis oídos llegaron bellas armonías interpretadas con yat-ga mongol (cítara mongol), algún rgyagling (oboe) y dra-nyen (laúd).
Por un breve tiempo solo nos miramos mientras respirábamos profundamente sentados sobre mullidos almohadones. Luego de inclinar su cabeza levemente para llegar casi hasta sus manos, que unidas por sus palmas llevó hasta sus labios, explicó que “gran vehículo es mahāyāna, en sánscrito o bodhisattvayāna, ‘vehículo del bodhisattva’ –dos palabras para una sola creencia– que, junto con theravada, es una de las dos ramas principales del budismo y, a la vez, aplica para clasificar las filosofías y prácticas budistas”.
ILUMINACIÓN
Quise saber más. “Mahāyāna también se refiere al camino del bodhisattva –un ser destinado a ser un futuro Buddha que busca la iluminación completa para el beneficio de todos los seres”. Luego de otro silencio, profundizó. “Gran Vehículo –mahāyāna– también da cuenta de un camino más ancho y más perfecto que contrasta con el ‘Pequeño Vehículo –Hinayana–’ de la tradición Theravāda, Sthaviravāda, en sánscrito o ‘doctrina de los ancianos’ del budismo temprano en la India”.
Las palabras quedaron atrás. Compartimos casi en silencio una infusión tan agradable como desconocida para mi paladar que, como paso previo, devino en una inolvidable sesión de masajes con la técnica que unos 2.600 años atrás desarrollara Shivago Komarpaj, el médico de Buda, que al parecer imaginó y diseñó esa terapia en el norte de la India.
Nunca volví a ver a la maestra Dharma Ma Devi Tao. Antes de despedirnos me entregó un par de breves libros que por varios días leí con atención. Con ellos me introduje en la búsqueda del sentido de tres palabras que Borges escribió: esencial, universo y vacuidad.
La vida con sus búsquedas me condujo hacia múltiples lecturas. Es la mía una generación que transita dos siglos. Media vida en el siglo de las guerras y hasta hoy un cuarto del camino recorrido en el inicio de otra centuria que encuentra a millones en estado de desorientación y búsquedas. Todo parece estar en crisis. Hay quienes enfáticamente así lo afirman.
La masificación en el acceso a enormes desarrollos tecnológicos cambió muchos paradigmas. Un 65 % de los habitantes del planeta técnicamente puede acceder a la red. Poco más de 3 mil millones de personas, no. Se encuentran carecientes junto con aquellos que sí pueden acceder, pero tienen impedimentos concretos para hacerlo.
La realidad mixta que transitan uno 5.200 millones es solo la realidad real para otros que, también en conjuntos millonarios, tampoco pueden acceder al agua, al alimento, a la educación, a la salud porque, desde algún lugar, son como los choznos y bichoznos de aquellos pauperizados cuyas vidas, sufrimientos y carencias Víctor Hugo narró como nadie en “Los miserables”. Esos son los que acampan hacinados en los costados de la red. La individuación gana espacios impensados. La solidaridad parece en slow motion.
LA ERA DEL VACÍO
Algunos estudiosos se adelantaron en el tiempo con sus observaciones, diagnósticos y advertencias. “La edad moderna estaba obsesionada por la producción y la revolución, la edad posmoderna lo está por la información y la expresión”, sostiene Gilles Lipovetsky en “La era del vacío”, quien también verifica, advierte y da cuenta de una tendencia a “comunicar por comunicar, expresarse sin otro objetivo que el mero expresar y ser grabado por un micropúblico. El narcisismo descubre aquí como en otras partes su convivencia con la desubstandalización posmoderna, con la lógica del vacío”.
Preocupaciones y dilemas de setiembre de 1986. “La interrupción, la incoherencia, la sorpresa son las condiciones habituales de nuestra vida. Se han convertido incluso en necesidades reales para muchas personas, cuyas mentes solo se alimentan [...] de cambios súbitos y de estímulos permanentemente renovados […] Ya no toleramos nada que dure. Ya no sabemos cómo hacer para lograr que el aburrimiento dé fruto. Entonces, todo el tema se reduce a esta pregunta que nos lanza Paul Valéry en junio de 1999: ¿la mente humana puede dominar lo que la mente humana ha creado?”.
Plantea ese interrogante a la hora de prologar “Modernidad líquida”, de Zygmunt Bauman, quien lee el pasado y no duda en señalar que “el capitalismo pesado, de estilo fordista, era el mundo de los legisladores, los creadores de rutinas y los supervisores. El mundo de los hombres y mujeres dirigidos por otros que perseguían fines establecidos por otros de una manera establecida (también) por otros. Por esa razón era (aquel) un mundo de autoridades: líderes que sabían qué era mejor y maestros que enseñaban a seguir adelante”.
Estábamos ante algo nuevo, desconocido y veloz. Hemos recorrido desde el inicio del siglo apenas 24 años. Corto si miramos el time line y muy largo cuando percibimos sus efectos y descubrimos que una interesante cantidad de preguntas sustanciales –las de siempre– no encuentran sus respuestas. Bauman en 2016 advirtió sobre la individuación.
COMUNICACIÓN RETICULAR
A modo de ejemplo alertó sobre la comunicación reticular y denunció sus prácticas: “Tú (en ellas) tienes que crear tu propia comunidad (pero) lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto. (Porque) la diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad (en la realidad real), pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionas. (Pero) en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales (que solo) las desarrollas cuando estás en la calle (en la realidad real), o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable (porque) ahí tienes que involucrarte en un diálogo (que solo es real si no hablas solo) con gente que piensa lo mismo que tú”.
Enfatiza que “las redes sociales no enseñan a dialogar (y advierte que) mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, (y) donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara”.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, el pasado 24 de junio sostuvo por su parte que “los algoritmos empujan a las personas a burbujas de información y refuerzan prejuicios como el racismo, la misoginia y la discriminación. Así, las mujeres, los refugiados, los inmigrantes y las minorías son objetivos comunes”. Ese mismo día añadió que “la desinformación y la incitación al odio alimentan los prejuicios y la violencia, exacerban las divisiones y los conflictos, demonizan a las minorías”.
Y no son escasas las oportunidades en que desde los más alto del poder se avanza en esa línea y se aboga por comunicarse “con la gente sin intermediarios”, “sin periodistas”, “sin medios”, a los que acusan incansablemente de mentir y hablar por orden de quienes les pagan.
¿Qué es lo que no se entiende? ¿De qué hablamos cuando hablamos de verdad? ¿Existe la verdad o, por lo menos, alguna verdad? Es complejo saberlo con certeza en tiempos de fake news, de bulos, de deepfake. ¿Será verdad esto o aquello que vemos, cuando leemos o escuchamos? Hay momentos en los que creo que –aun lo verificable– tal vez no sea verdad. ¿Será esta la era de la mentira?
Recordé que un par de días atrás para quien quisiera verlo en la plataforma Tiktok, Donald y Kamala flirteaban enamoradísimos. Tiempo antes también fue posible ver al papa Francisco vestido con un largo abrigo blanco sintético; a Elon Musk con ropas de superhéroe. Hay de todo. El dictador Nicolás Maduro en Venezuela sostiene en la realidad real y en la virtual que ganó unas elecciones fraudulentas. Daniel Ortega y Rosario Murillo, los autócratas en Nicaragua, encarcelan, torturan, exilian, destierran, practican la apatridia y cancelan a quienes denuncian como “enemigos del pueblo” mientras bloquean las redes que solo usan ellos.
"Los algoritmos empujan a las personas a burbujas de información y refuerzan prejuicios como el racismo, la misoginia y la discriminación”, alerta António Guterres, secretario general de la ONU
MENTIRA
Todo –sin serlo– parece posible y verdadero. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), mentira es una “expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa”. Tan simple como compleja explicación porque todo lo que las otredades piensen, por ejemplo, acerca de mí y mi circunstancia podría devenir en mentira si mi decir y mi hacer no fueran lo que digo y hago. Aunque el debate entre mentira y verdad, sospecho que va por otro lado. Tal vez de cada persona humana la única verdad sea justamente su humanidad. Doxa y episteme no siempre o, tal vez nunca, convergen. Aunque tampoco divergen demasiado. Y, tal vez en esa compleja indistinción es donde una mentira puede ser una verdad.
“¿Qué ves? / ¿Qué ves cuando me ves? / Cuando la mentira es la verdad...”, canta Divididos desde 1993 en un álbum que llamaron “La era de la boludez”. ¿Por qué no? “Engañar, inventar, fingir, macanear, boletear (...) falsificar, calumniar”, según la RAE son sinónimos de mentir, pero también pueden ser parte indisoluble del desmentir. Incluso cuando para cualesquiera de esas dos acciones se aporte una verdad.
La dificultad es discernir rodeados de voluntarios o involuntarios “embusteros, mendaces, falaces, falsos, falsarios, farsantes, noveleros, cuentistas, troleros, boleros, fuleros, calumniadores, tramposos, fulleros, engañosos, hipócritas, fariseos, macaneadores, habladores, boleteros, globeros, bolaceros, chiveros, bocones, jetones, sirificos, chileros” o como se prefiera llamar a mentirosos y mentirosas. Quizás por estar tan extendidas –mentir y desmentir– como casi involuntarias prácticas humanas y sociales, con frecuencia son expuestas como parte de la vida de los otros. La viga en el ojo ajeno.
“Me acuerdo de todo, incluso de aquello que nunca sucedió”, recuerdo decía un muy veterano hombre de prensa más de cuatro décadas atrás cuando, también por entonces, yo era un muy joven periodista en ciernes. Inolvidable. Desde aquellos años no fueron escasas las oportunidades en que cuando quise saber sobre sucesos trascendentes encontré historias diferentes. No es imposible construir un pasado que no fue –¡y hasta un futuro que no será!– y, aun así, no ser una mentira y sí ser una historia de “no ficción” creada en el contexto de una obra literaria.
De eso también se trata la literatura porque como lo afirmaba Jorge Luis Borges, una ficción literaria “no tiene intención de engañar o tergiversar con fines y objetivos inconfesables”. Con vocación docente –palabra más, palabra menos– puntualizó que cuando de ficción se trata hay una especie de pacto entre quien escribe esa historia y el lector que acepta leerlo. Con la mentira, el mentiroso siempre procura defraudar la buena fe de esa persona a la que convence de que lo que le cuenta es una verdad. En el mismo sentido, en los diarios, hasta no hace mucho tiempo, nos referenciábamos y enfrentábamos con las responsabilidades que emergían del “contrato de lectura” siempre vinculado con la “línea editorial”.
INFAMIA
Vuelvo a aquellas palabras que Borges escribió en 1954. “Los doctores del Gran Vehículo enseñan que lo esencial del universo es la vacuidad”. Eran parte del prólogo de “Historia universal de la infamia”, una selección de cuentos maravillosos que el maestro escribió, prologó y presentó por primera vez en 1935. Ochenta y nueve años después esa frase despeja parcialmente el hoy porque dan cuenta de alguna forma de continuidad en las prácticas de poderosos y poderosas cuando se emborrachan de poder.
Borges, enigmático, encuadra desde el inicio las infamantes acciones de aquellos despreciables infames en el hinduismo que –como creencia– se sustenta en el dharma, que es la ley universal de la naturaleza. En ese corpus la más importante de las preocupaciones es la liberación del sufrimiento. Alcanzar el nirvana y, para alcanzarlo, se necesita un sila, de una acción ética que –con meditación y prajña (sabiduría en sánscrito)– permite saber de “las cosas como realmente son” en un universo que no fue creado por un ser superior y, por ello, todos los fenómenos están marcados por la vacuidad y, en consecuencia, nada puede nacer y nada puede morir.
Mentir –una forma de traición tanto personal como social extendida desde el inicio de los tiempos– sin dudas desacredita y deshonra. Dos palabras a las que la RAE alude para definir “infamia”.
“Los doctores del Gran Vehículo enseñan que lo esencial del universo es la vacuidad”, sostiene Jorge Luis Borges en el prólogo de “Historia universal de la infamia” en 1954. Foto: AFP
Representantes del TSJE y la multinacional META entablaron alianzas estratégicas para mitigar la desinformación durante los procesos electorales, uno de los temas principales debatidos durante la RAE 2024. Foto: Gentileza
TSJE y META analizaron estrategias para mitigar desinformación en procesos electorales
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En el marco de la XVII Reunión Interamericana de Autoridades Electorales (RAE) 2024 que se desarrolla en Asunción el 20 y 21 de agosto, los ministros del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) se reunieron con representantes de la multinacional META con el objetivo de lograr alianzas estratégicas para mitigar las desinformaciones durante los procesos electorales.
En el encuentro bilateral participaron el presidente del TSJE César Rossel y el ministro Jorge Enrique Bogarín González. En tanto que por la firma META estuvieron Íñigo Fernández, director de políticas públicas para México, Centroamérica y el Caribe, y Javier Azis, gerente de políticas públicas para América del Sur de habla hispana.
Este encuentro tuvo como objetivo establecer alianzas estratégicas a fin de reducir la desinformación durante los procesos electorales, uno de los temas principales debatidos durante la RAE 2024. Las máximas autoridades del TSJE estuvieron acompañadas por la Dra. Rocío Frutos, José Claudio Domínguez, secretario general; Gabriela Sanabria, directora de Relaciones Internacionales y la Lic. Dolly Olmedo, directora de Difusión Técnica de Planes y Proyectos Electorales.
Respecto a la decimoséptima edición de la RAE, que arrancó ayer martes y culminó en la fecha, participaron 27 delegaciones de los países que integran la región, además de 35 organismos electorales y 53 delegados y delegadas. Esta reunión tiene el objetivo de evaluar diversas experiencias y los desafíos que enfrentan en materia electoral.
El programa de la RAE incluye conferencias magistrales y paneles de debate en los que se abarcan temas como: la “Inteligencia Artificial en las Urnas: configurando el futuro de la Democracia y la Integridad Electoral”, “Democracia Artificial: la integridad electoral en la era de la inteligencia artificial” y “Promoviendo un ecosistema de información segura y deliberativa en los procesos electorales”.