- POR MARCELO PEDROZA
- Psicólogo y magíster en Educación
- mpedroza20@hotmail.com
Las metas estimulan la vida. Son necesarias para activar las mejores intenciones, con las cuales se producen las ideas que le darán forma a lo querido. En el plano de las motivaciones pueden esgrimirse todas las ilusiones, es incluso la geografía mental en donde no hay límites. De ahí nacen los pensamientos, que después pueden transmitirse como frases. Hay que darle importancia a lo que se piensa porque desde ahí surgen las palabras que, conforme al vocabulario adquirido, representan lo que se pretende decir.
Hay una relación directa entre el tejido sociocultural y la subjetividad, dentro de su amplitud se constituye esa unión de darle identidad a lo abstracto. Así es posible detectar la magnífica misión que el término meta posee en sí mismo.
Considerada como un fin, es el combustible de los instantes que se viven. En ella hay lugar para que los deseos se animen a hablar, se conozcan, entiendan sus particulares propuestas, se valoren como tales y aprendan a convivir; en ese conglomerado interno comienza el proceso de las aspiraciones. Su hábitat es comparable al del universo. Por consiguiente, hay espacio para albergar la inmensa diversidad de deliberaciones con las que se expresa la pulsión de vida.
Los tiempos de las metas tienen que adaptarse de acuerdo a las características de las mismas. Todo en la vida se encuentra unido al transcurso de su andar, por ello es clave comprender que hay períodos, etapas o plazos a los cuales habrá que estimar. Donde hay una meta hay una proyección hacia el futuro. Al transformar el deseo en una idea que esboza una imagen por vivir, la psiquis predispone su mecanismo para poder vivenciarlo de forma concreta. Para ello deberá proceder a realizar cada una de las acciones que formarán parte de la obtención de los resultados anhelados.
Las metas se hallan cuando las condiciones externas exigen poner en práctica las capacidades que se posee. Es allí donde el ser creativo hace lo suyo. Ellis Paul Torrance (1915-2003), psicólogo estadounidense, creó un test para evaluar el nivel de creatividad, permitiendo que el pensamiento creativo entre en acción. En el test primero se construye un dibujo, después se debe acabar el dibujo en cuestión y titularlo. Y finalmente una tercera actividad consiste en realizar los dibujos que se puedan con treinta pares de líneas paralelas, en donde el objetivo es poner a prueba la capacidad de hacer asociaciones múltiples. Para Torrance, curiosidad, originalidad, sensibilidad, flexibilidad, fluidez y transformación son componentes vitales de la creatividad. De manera que, con las metas el ser humano se encarga de vivenciar el caudal de cualidades con las que cuenta.
Esas peculiaridades virtuosas también se involucran cuando existen metas colectivas, allí desarrollan las potencialidades que las distinguen. Y se animan a estipular objetivos que pregonan el bienestar de los que participan en el cumplimiento de los compromisos asumidos; por lo que de igual forma se erigen en una fuente de convivencia ciudadana.
Los tiempos de las metas tienen que adaptarse de acuerdo a las características de las mismas. Todo en la vida se encuentra unido al transcurso de su andar, por ello es clave comprender que hay periodos, etapas o plazos a los cuales habrá que estimar.