- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail
Las principales empresas del rubro han venido encarando campañas para que más personas de diversas edades y estratos puedan realizar diversos tipos de transacciones financieras a través de sus teléfonos celulares (como los giros, por ejemplo), lo cual se ha visto facilitado por esta pandemia sanitaria, que obligó a mucha gente a abrir una caja de ahorro o cuenta corriente que les permita realizar sus operaciones en forma virtual, siendo ya difícil que los discontinúen.
Nuestro espectro financiero ha observado en los últimos años un mayor crecimiento en los niveles de inclusión financiera, pero nos queda aún mucho camino por recorrer y nichos por “atacar”.
Actualmente tenemos 4,6 millones de cuentas en el sistema financiero doméstico, correspondiendo un 64 por ciento a ahorros a la vista, 18 por ciento cuenta corriente, 15 por ciento cuentas de ahorro a plazo fijo y aproximadamente un 3 por ciento cuentas de ahorro programado.
Según el BCP, a nivel país tendríamos bancarizados a 2,4 millones de hombres y 2,1 millones de mujeres.
Estamos entre los países que pagan en línea a comercios por compras vía tarjetas de débito, además de un sistema de transferencia interbancaria disponible las 24 horas del día, que ayudó bastante a incrementar los niveles de transacciones con bancos, financieras y cooperativas de ahorro y crédito, pues ante la cada vez más creciente inseguridad, la gente prefiere tener en el bolsillo su tarjeta de débito o crédito antes que dinero en efectivo.
A nivel regional y de extrarregión se siguen observando aún barreras para una mayor inclusión financiera englobadas en: nivel de confianza, distancia para acceder a estos servicios, costos para el usuario y trámites burocráticos, que en muchos casos se refieren a exigencias regulatorias de los diversos países.
Cobra importancia una visión multidimensional que permita verificar los avances en la inclusión financiera, las barreras de entrada y niveles de acceso que observan las personas para que el mismo pueda ir incrementándose en forma sostenida en el tiempo.
El incremento observado en niveles de sobreendeudamiento en determinados segmentos de nuestra población (principalmente en el medio-bajo) se constituye en uno de los principales frenos a un mayor nivel de inclusión financiera, por lo que lo recomendable es que podamos ir mejorando a nivel país el espectro global de información de deudas mediante la integración de regulaciones de proveedores de microcréditos y también extensivo a las pymes.
Debemos promover acciones que apunten a lograr un funcionamiento más eficiente del sistema de pagos de la economía, fomentando el uso de los medios de pagos electrónicos en sustitución del efectivo.
Urge mejorar la transparencia y acelerar la formalización financiera del país. El objetivo debe apuntar a la utilización masiva de los medios de pago que identifiquen a las partes, que permitan la trazabilidad de las transacciones.
Las entidades financieras vienen haciendo su trabajo de promocionarlos a nivel doméstico, la gran mayoría de ellas cuentan con sucursales en casi todos los departamentos, que ayuda para que más personas vayan teniendo al menos una caja de ahorro y puedan insertarse dentro del ámbito financiero, lo cual se ha visto enormemente facilitado a través de las páginas web de las mismas permitiéndonos realizar operaciones crediticias y no crediticias sin necesidad de presencia física.
El cliente ha entendido que la mejor decisión es el acceso, el entendimiento y adopción de los canales digitales que están a su disposición, lo cual les permiten disminuir el uso del dinero en efectivo, donde la inseguridad nos acecha todos los días, ahorrando así tiempo, trazabilidad en sus transacciones, entre otros beneficios conexos.
Entre los múltiples objetivos y metas del próximo gobierno, este tema no debería estar ausente, ya que forma parte de la tendencia actual de los mercados, y así como trabajamos para poder mejorar el perfil de nuestra macroeconomía, todo esto no deja de ser de relevante importancia, dado que contribuye a un mayor dinamismo y seguridad en las transacciones microeconómicas.