- Por Felipe Goroso S.
- Columnista político.
En la semana que pasó, un grupúsculo de la oposición encontró en la recientemente electa diputada por el departamento de Concepción Virina Villanueva, una nueva bandera para hacer lo que más saben y mejor les sale: discriminar y repartir odio. Esta especie de campaña de escarnio público empezó un par de semanas atrás con el senador Hernán David Rivas. Por algún extraño sortilegio resulta que tres o cuatro senadores son los exclusivos miembros de la mesa examinadora para el ingreso de la Universidad de Salamanca. Son ellos quienes tienen la unidad de medida para el correcto uso de la lengua castellana, la oratoria, la lectura, la retórica y demás elementos que hacen a la Comunicación Política, la imagen, el mensaje y los discursos.
Pero como hay tanta paradoja en la política paraguaya, son estos mismos senadores los que hace apenas unos meses de rodillas rogaban al pueblo que voten para presidente de la República a un candidato que dice “pachria”, cada vez que intenta decir patria. Pero eso no les molestaba, ni por eso pedían su destitución del Jurado de Enjuiciamiento como lo hacen con Rivas; ni mucho menos los medios expusieron la declaración jurada y el patrimonio (cuyo origen es bastante más sospechoso) del mismo candidato, así como lo están diciendo con la diputada Villanueva. Tampoco dijeron ni una sola palabra cuando un exdiputado de Alto Paraná asesinaba el idioma del bueno de Cervantes al mismo tiempo en el que ostentaba tener 285 títulos universitarios.
Y es que lo que en realidad sucede es que tanto Rivas como Villanueva no tienen un problema con su instrucción, o de pánico escénico. Cuestiones que por cierto no son temas irremediables que no puedan ser solucionados con una buena asesoría.
El pecado real de ambos es que son cartistas. Están pagando un alto precio por pertenecer al movimiento Honor Colorado. Si no eran colorados, o incluso si eran de otro movimiento interno de la ANR nada hubiese pasado.
Los que estos senadores y los grupos de medios de comunicación siempre dispuestos a amplificar sus mensajes de odio y discriminación olvidan es que el 30 de abril el pueblo ya eligió. Optó por un modelo de gestión, a favor de la unidad de la familia paraguaya y en contra de la división, la difamación y el tiroteo permanente y sin sentido.
Al final del día, de eso se trata la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a: por construir un relato y posicionar liderazgos que personifiquen un modelo de gestión creíble y que genere esperanzas en el electorado. La gente que más necesita. Bien les vendría a estos senadores y a esos medios aprender la lección que les dejó la elección del 30 de abril, donde la gente les dijo con claridad lo que pretende, así como lo que no quiere para su futuro. La política se trata de estar del lado del pueblo, no de quien tiene más títulos universitarios, ni quién tiene más abolengo o sangre azul.