• Por Ricardo Rivas
  • Corresponsal en Argentina
  • Twitter: @RtrivasRivas

Desde esta mañana de lunes faltan 20 días en la Argentina para que se desarrollen las elecciones primarias abiertas simultaneas y obligatorias (PASO) con las que se definirá quiénes serán candidatas y candidatos a la presidencia y vicepresidencia de este país desde el 10 de diciembre venidero (139 días) cuando finalicen sus mandatos el presidente Alberto Fernández y su formal segunda, la vicepresidenta Cristina Fernández. Antes de ello, el domingo 22 de octubre (90 días) se desarrollarán los comicios generales en los que la coalición opositora Juntos por el Cambio (JxC) desafiará a la oficialista Unión por la Patria (UP). Falta poco para conocer el verdadero humor y clima social.

Y si esos son los tiempos calendarios de la política, la evolución de la macro y microeconomía los acelera mucho más y esos plazos parecieran ser más breves. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que, desde tantas semanas el gobierno anuncia informalmente como “listo”, para refinanciar una deuda cercana a los USD 50.000 millones (aproximadamente un 20 % del Producto Bruto Interno-PBI) tampoco se alcanzó en la semana que pasó.

Aquí trasciende que la misión argentina que se encuentra en Washington no logra acordar con ese prestamista multilateral porque, para que conceda el waiver (perdón) que el ministro de Economía Sergio Massa solicita, es preciso encarar una reducción del gasto público, unificar todos los tipos de cambios entre el dólar norteamericano y el peso y, en ese contexto, aceptar la necesidad de una devaluación que ubique el precio oficial de la divisa norteamericana en torno de los USD 340 por unidad.

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El Gobierno resiste hacerlo y mucho menos en un periodo electoral en el que consideran que ese paquete de medidas tendría fuerte impacto negativo en la población atenazada por una inflación que anualizada se ubica en torno del 140%.

Ante ello, pasado el mediodía de ayer (domingo) el FMI -a través de su cuenta en la red de microbloging Twitter @FMINoticias- publicó un hilo en el que reporta que “1/ Los equipos del Ministerio de Economía y el Banco Central de Argentina y el staff del FMI han finalizado los aspectos medulares del trabajo técnico de la próxima revisión”. “2/ Se han acordado los objetivos y parámetros centrales que serán la base para un ‘Staff Level Argeement’ que se espera finalizar en los próximos días para luego avanzar hacia la revisión del programa de Argentina”. Detalla después que “dicho acuerdo busca consolidar el orden fiscal y fortalecer las reservas reconociendo el fuerte impacto de la sequía, el daño a las exportaciones y los ingresos fiscales del país”. No es mucho, pero es algo. Tres economistas consultados por este corresponsal para analizarla escueta información divulgada por el Fondo, con el compromiso de no revelar sus identidades, coincidieron en señalar que “un Staff Level Agreement es sólo un ‘acuerdo de nivel de personal’, lo que quiere decir que acordaron cuál es la metodología de trabajo que aplicarán los expertos que analicen la situación Argentina”. Otras fuentes precisaron que la inusual comunicación realizada por el FMI en un día domingo, “responde a un pedido de la misión argentina para calmar las expectativas locales”. Habrá que ver, luego de dicha comunicación que -con matices, por cierto- es parte de la tapa de los diarios de hoy aquí en los que se percibe mucha operación comunicación oficial, cómo evolucionan los mercados. En especial el cambiario respecto del valor del dólar informal que, hasta el viernes último, se transó a USD 528. Lamentable récord histórico que da cuenta, además de una situación de inestabilidad en el sector económico y financiero, de la profunda falta de confianza ciudadana, empresario y de los inversores respecto de las políticas que aplica el gobierno del presidente Alberto F y Cristina F. Enorme complicación porque, además, el ministro Massa -conductor actual de la economía- es el precandidato presidencial del oficialismo y procura consolidarse como tal en las ya mencionadas PASO.

En el plano preelectoral, las encuestas -desde mucho tiempo cuestionadas, pero al parecer imprescindibles- dan cuenta, según coincidentes revelaciones que circulan aquí que, en la provincia de Buenos Aires, donde se concentran casi el 39 % del total de electores empadronados autorizados para votar, las señales también son negativas para el peronismo kirchnerista. La intención de voto que revelan esas investigaciones de opinión pública aseguran que -hasta el sábado pasado- los K se encuentran un 25 % por debajo de los votos obtenidos en la elección de 2019. El dato es preocupante para el oficialismo porque, si efectivamente fuera así, “hasta podría no haber una segunda vuelta”, como lo prevé la legislación electoral argentina, según dos encuestadores que pidieron reserva sobre sus identidades porque “trabajamos para el gobierno”.

De hecho, como consecuencia de las 14 elecciones provinciales que se desarrollaron hasta ahora en lo que corre de este año, en algunas provincias desde muchos años controladas por el peronismo, esa fuerza política fue derrotada como ha sucedido en San Luis, San Juan, Neuquén, por solo mencionar algunas y, de cara al futuro inmediato, seis sobre un total de 24 estados provinciales serán gobernados por quienes ahora son oposición.

Respecto de las posibilidad del diputado Javier Milei candidato presidencial por el partido La Libertad Avanza (LLA) que, hasta pocas semanas atrás aparecía como arrasador por ir “en contra de la casta” política -cómo él suele categorizar a quienes se desempeñan políticamente como él también lo hace, a partir de sucesivas denuncias públicas y judiciales en las que se lo acusa de presuntos actos de corrupción electoral y falta de representación en numerosos lugares del país, ha comenzado a diluirse. Un eventual resultado en tres tercios como lo proyectó públicamente algunos días atrás la vicepresidenta Cristina F., ya no se presenta como una posibilidad clara. La polarización claramente ha regresado, se verifica, y todo indica que el resultado de los comicios podría dirimirse una vez más entre el peronismo en el poder representado en UP y la principal coalición opositora de JxC integrada por la Unión Cívica Radical (UCR), la Coalición Cívica (CC) y el partido Propuesta Republicana (PRO) que fundara el expresidente Mauricio Macri (2015-2019).

El panorama no es bueno ni esperanzador para el gobierno de Alberto y Cristina. Aunque, tampoco lo es para las oposiciones porque -por falta de información pública- el estado actual de la economía y las finanzas no es suficientemente claro y, por esa carencia informativa, es complejo imaginar cuáles serán las eventuales medidas económicas que podría adoptar la administración que viene. Incertidumbre profunda para la sociedad argentina.

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