“Duele decirlo, pero hay que decirlo”
- POR PABLO ALFREDO HERKEN KRAUER,
- ANALISTA DE LA ECONOMÍA
- EMAIL: pabloherken@yahoo.com
Se mueve la economía paraguaya en lo que va del año, de acuerdo con datos oficiales, de la mano de dos indicadores suyos usados para medir la marcha o la actividad en varios sectores económicos (no todos, pero los más representativos). Tienen nombre algo complicado así que no pierdan mucho tiempo. Primero está el Indicador mensual de la actividad de la economía paraguaya (Imaep) que se encarga de decirnos si la producción creció o no. Ojo: hablamos de producción. Pongo un ejemplo, la soja nuevamente, cuya cosecha aumentó 116 % y llegó a 9.500.00 toneladas por un valor en los papeles de 5.221 millones de dólares. El año pasado la soja cayó 54 %, perdió 5.137.864 toneladas y solo logró 4.380.736 toneladas por un valor de 2.366 millones de dólares. Y en términos de exportación a junio de 2023 se vendió por un valor de 2.072 millones de dólares, mejora del 117 % o 1.116 millones de dólares, 35 % de todo lo exportado. Datos de Cuentas Nacionales del Banco Central del Paraguay (BCP) informaban que en el primer trimestre de 2022 la economía cayó -0,9 % y en el segundo trimestre el retroceso fue del -3,3 % en términos del producto interno bruto (PIB).
¿Qué impulso pudo tener nuestra economía en el primer semestre de 2022 con el desastre, por la sequía, con una caída del 54 %? Una brisa. Hoy la historia es otra, Porque aquí solo se toca la producción de la soja, punto, y no todo su impacto directo e indirecto en otros sectores. Y así se toman otros sectores de producción, se consolidan los datos y nos presentan el indicador mensualmente (tenemos hasta mayo). Lo pueden ver y comprobar ustedes en el cuadro que nos acompaña. Los resultados se calculan y presentan así. Pongámonos en las tres columnas del Imaep (producción), pero sin los índices. En mayo de 2023 la producción subió 7 % con respecto a igual mes de 2022 cuando cayó -4 %. Comparar siempre meses contra meses de otros años. Llamamos también variación interanual o en 12 meses. ¿Hoy estoy peor que justo un año atrás en el mes de mayo? La otra columna: no quiero saber si en mayo de 2023 estoy peor, quiero en todo el año. Simplemente se toma el promedio de los cinco mes y comparo con igual periodo de 2022: Hoy 6,4 % (ayer -3 %). Lo llamamos variación en el año acumulado. El último es el más difícil, con el pomposo título de 12 meses acumulados móvil. Pero simple, poniendo los índices que por error no puse. Nadie es perfecto: soy cerrista. Necesito el promedio de los 12 últimos meses que tengo (mayo de 2023 en este caso) y comparo con el promedio de mayo de 2022.
Perdón, perdón. La Libertadores me hace mal. Todo esto manejamos en Excel, con fórmulas simples y complicadas. Soy fanático de las simples, me horroriza errar, y respeto mi ignorancia. ¡Nos olvidamos del resultado!: 3 % hoy y 0,5 % ayer. Observen el cuadro, por favor. Con los resultados positivos a mayo de 2023 ¿se movió, se mueve, seguirá? Pregunto: en estas señales de que la actividad en varios sectores económicos se mueve este año después del feo 2022 (lo peor en el primer semestre) tiene como fuente el 116 % de más soja (cayó 47 % en 2022), además, el achique de la inflación (4,2 %), la estabilidad del dólar (4 %) y las expectativas positivas del nuevo gobierno, aún débil en su conformación y comunicación.
Hasta aquí mi participación. Entran a jugar ustedes con el otro indicador ECN que tiene que ver con las ventas de las casas comerciales a la gente, y que también es un poco forzado un indicador del consumo. ¿Qué pasó con la otra cara? Aquí se pueden ver 8 sectores diferentes. Y los tres datos porcentuales corresponden a lo que ya saben: mes, año, 12 meses. El consumo va más lento que la producción. ¿Hay suficiente plata en los bolsillos? ¿Estos datos reflejan la realidad? ¿Estoy yo en esa realidad? Todos prácticamente estiman un crecimiento económico del 4,5 % para este año. El año pasado –no se burlen– mejoramos 0,1 %. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.