La tarea que nos tiene que ocupar, como sociedad civil, en estos seis meses que tenemos por delante es hacer de manera más efectiva el acercamiento y planteamientos concretos en cuanto a la gestión pública a las instancias correctas.
Están siendo confirmados los actores claves en los ministerios que atienden a cada área del Estado paraguayo y ya tenemos los temas de la agenda de corto y mediano plazo. El sector privado tiene claras sus urgencias, que son la creación de puestos de trabajo, el contrabando y sus consecuencias, el deficiente sistema de transporte, el sistema de salud ineficiente, la informalidad, no subir los impuestos y, por último, pero no menos importante… la seguridad física y la vigencia de respeto a la propiedad privada. Estos temas nos impactan en forma directa y diaria.
Debemos enfocarnos en estos temas de la manera más rápida posible, en conjunto con los responsables, pero en una relación que no solo sea un voto de confianza entre partes, sino un pacto de respeto para cuidar los cumplimientos y que la gestión no comprometa el futuro. Hay también iniciativas que tienen un impacto a mediano plazo y casi en forma invisible al ciudadano formal. La necesidad de un nuevo programa de jubilaciones, sobre todo en las cajas de jubilación del Estado, debe ser abordada en la brevedad y con la solvencia que esto merece.
Carlos Fernández, quien está designado como ministro de Hacienda, tendrá sobre sus hombros una tarea desafiante, ya que llegó el momento de poner prioridades para poder enfrentar los gastos de un Estado cada vez más ineficiente en muchas áreas. No tenemos margen de error o de improvisación. En economía no hay cena gratis y el sector privado está muy preparado para poner su hombro en construir políticas e iniciativas para la mejora del Paraguay, sobre la base innegociable de que el Estado debe reducir su impacto de gastos. El propio presidente ya ha puesto como norte operativo la necesidad de una gestión directa hacia los hechos y políticas que impacten en índices de mejora para la ciudadanía.
Dejemos de diagnosticar y ejecutemos juntos. Rescatamos que en este arranque del nuevo gobierno los actores que se sentarán en la mesa de poder son idóneos para los cargos, con amplia experiencia en el área que les compete construir. Del lado privado hay también actores que están entregando su valioso tiempo sin retribución pecuniaria para poder colaborar y construir opciones para ejecutar en estos 6 meses. Esperemos que el gobierno entrante interprete esto como un voto de confianza y un aporte valiosísimo de personas ampliamente preparadas que pueden dar ideas y prácticas para un desempeño mucho mejor de la República.
Sin dejar de decir que este trabajo, coordinado con el sector privado, puede dar una legitimidad muy importante al Gobierno frente la ciudadanía y sobre todo frente a la clase política. Paraguay necesita ahora a los mejores, esto se puede lograr con mucha humildad, con apertura y con los mejores actores en cada área. El Poder Legislativo debe entender que la apertura para construir iniciativas y debatir las presentadas por el sector privado debe tener la misma apertura que solicitamos al Ejecutivo. Se vienen meses de alta demanda de trabajo, de consensos y sobre todo de acciones. Es hora de cambiar Paraguay para estar mucho mejor.