- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
Hoy día menos del 5 % de los créditos otorgados por las entidades financieras van orientados al sector de viviendas (compra y/o refacción), muy por debajo de las reales necesidades de nuestra gente.
Muchas familias de clase media en vez de seguir pagando una cuota de alquiler, a través de estos programas podrían tener la posibilidad de acceder a su propia vivienda, con una financiación bancaria y/o cooperativa de largo plazo, con montos globales ajustados a su real capacidad de repago.
A la fecha, el déficit habitacional en nuestro país se estima no sería menor a aproximadamente 1.200.000 viviendas.
El déficit de viviendas en valores absolutos rondaría los 100.000, en tanto que cualitativamente asciende a aproximadamente 1.200.000, considerando la calidad estructural de las mismas, su deterioro por el paso del tiempo, y que se puede visualizar en casi todas las ciudades y pueblos del interior de nuestro país, incluidos ciudades del departamento Central precisando de una refacción total y/o parcial.
La demanda de unidades habitacionales que la gente realiza al Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH) es cada vez mayor abarcando gran parte de la geografía de nuestro país.
En función a su ley orgánica dicha institución está orientada a cumplir con la política de dotar de viviendas sociales, creando las condiciones necesarias para que los estratos de población de clase media-baja puedan acceder a su propio techo.
No todo se reduce a ello, pues también continúan abocados en buscar las alternativas para que las personas de clase media que posean la capacidad financiera necesaria puedan acceder a viviendas o departamentos de mayor calidad y comodidades a través financiaciones de largo plazo dentro del sistema financiero.
Dada la limitación de recursos de las mismas, quienes viven en casa de alquiler, no tendrían la capacidad necesaria, para poder hacer frente a dicha cuota más la que correspondería a su futura vivienda, por lo que sería bueno, poder arbitrar los medios, que les permitan acceder a un periodo de gracia abonando la primera cuota recién una vez concluida su construcción, la que podría oscilar entre 12 y 18 meses.
La coyuntura desfavorable que trajo aparejado esta pandemia sanitaria hizo que el MUVH viera recortado sus recursos presupuestarios en un 35 % pudiendo haber representado la construcción de unas 9.000 nuevas viviendas sociales, fondos que tuvieron que ser reorientados a salud, que se constituía en una prioridad a nivel país.
Ante la ausencia de una oferta diversificada de inmuebles o de unidades habitacionales orientados al segmento de clase media su concreción sería fantástica pues estaría cristalizando anhelos de miles de familias conformados por funcionarios del sector público y privado con un ingreso fijo mensual asegurado (fuente primaria de repago de la cuota).
El Ministerio de Urbanismo y Vivienda dentro de su agenda de prioridades contempla la modificación de su actual carta orgánica, que permita la creación de una banca hipotecaria de mediano porte que pueda ocuparse de los procesos de construcción, a través de desarrolladores inmobiliarios y demás actores, a través de una alianza pública-privada, pudiendo el MUVH aportar como parte del subsidio habitacional terrenos de su propiedad ubicados en sitios estratégicos y con permanente plusvalía, a través de la estructuración de un fideicomiso de administración, quien ya ahora mismo se encarga de recibir y administrar el pago mensual de las cuotas por los inmuebles adjudicados.
No sería descartable tampoco la posibilidad potencial de una emisión de bonos de renta fija, dentro de nuestro mercado doméstico, que no tendrá incidencia en la deuda pública, pues se le estará garantizando al inversor de que sus recursos serán exclusivamente aplicados a los proyectos de construcción horizontal de unidades habitacionales, dentro de un espectro macroeconómico razonable y con reducidos índices de inflación.
Vivimos en la era de la permanente reinvención, capacidad innovativa y creativa, pues los gustos, necesidades y tendencias de nuestra gente en este siglo son diferentes.
Esperamos que el próximo gobierno tome todo esto como prioridad absoluta, y esa gente que hoy carece de un techo propio pueda empezar a soñar.