- Por Pepa Kostianovsky
Y ahora resulta que al cura lo han internado por unos mocos.
“En realidad no es nada grave, solo se ha internado por prevención” –aclaró su exmédico de cabecera, quien ahora parece que volvió a ser médico de cabecera, el doctor Querey.
El punto es que se han terminado los 6 meses de permiso que le otorgaron sus pares para que fuera a hacer un tratamiento de rehabilitación en una clínica bonaerense por las consecuencias de un ACV.
Hace un par de meses volvió y suponemos que seguirá con algún programa de rehabilitación. Proceso difícil y lento. Mucho más lento de lo que necesitan desesperada y milagrosamente que se acelere, sus camaradas del Frente Guasu.
Lugo tenía que retornar al Senado la pasada semana. Y es obvio que aún no está en las mínimas condiciones para llegar, saludar y aunque sea sentarse en su banca a hacer presencia.
Ni estaba en condiciones entonces. Y es muy probable que no lo siga estando en las próximas 4 o 5 sesiones que faltan para concluir el periodo constitucional. Ni para el juramento correspondiente para el siguiente.
Semana a semana iremos sabiendo que o por una tosecilla, un pico de presión u otros mocos, su ausencia se irá justificando, hasta el momento de jurar, en el que ya no podrá estar ausente ni si tienen que circuncidarlo de urgencia.
Ahí no hay cuento que valga. Si no estás capacitado para jurar, te reemplazan. Y no te reemplazan por el primer suplente, sino por el que te sigue en la lista preferencial de tu partido.
Si Lugo, por un milagro de San Carlos Marx lograra ir a jurar, al día siguiente lo podría reemplazar, hasta que se recupere aunque más no fuera un poco, el primer suplente de su lista, que es ese yerno karape que tiene, el distraído de Luis Paciello, que se casó nada menos que con una de las tantas hijas que tiene distribuidas por ahí entre el cura y su amigo Kencho. (Dicho sea de paso, parece que ni siquiera ellos dos saben quien es el padre).
SI NO JURA, el que pasa a ser titular, y sin posibilidad de que le devuelva jamás el cargo a Lugo es Ermo Rodríguez.
No es ni Filizzola, ni Richer, ni Sixto, ni Fulgencio. Ninguno de ellos consiguió votos como para estar a la espera. Les ganó don Ermo, un docente que pertenece a la Federación Nacional Campesina.
Vale decir que de no ser por Esperanza Martínez, a los “históricos “de la izquierda ya no los votan ni sus parientes.
A renovar fuerzas, camaradas, que a este paso, el progresismo autóctono se va a caer del mapa. Menos mal que el mundo es redondo.