- POR MARCELO PEDROZA
- Psicólogo y magíster en Educación
- mpedroza20@hotmail.com
Hay una secuencia de acciones que permite la consecución de los objetivos propuestos. Claro que su puesta en marcha requiere del convencimiento de quienes se involucran en la realización de una tarea específica, siendo la misma el eje que une a los diferentes protagonistas. La concreción de aquello que moviliza a las voluntades requiere la participación de todos los que intervienen, es así porque de esa forma cada cual aporta lo que sabe hacer y de esa manera la obra adquiere el carácter integral que persigue.
Dicha integración de voluntades precisa que se advierta la importancia de cada uno de los partícipes. Por eso es necesario que en el tiempo del convivir se exprese la relevancia de la presencia del ser que está haciendo algo concreto para la realización de lo pactado, es que en la exposición del valor que representa su sello propio se manifiesta el apoyo que siempre viene bien. Es grato y comprometedor el sentimiento de recibir un reconocimiento acerca de lo valioso que se es para el grupo al que se pertenece.
En ese estar con otros la palabra ocupa un lugar trascendente, es la que transporta las emociones que suceden, la que identifica las ideas que surgen y ordena conceptualmente las razones que piden ser exteriorizadas, por eso es indispensable hablar las veces que se considere oportuno. En esa transmisión pueden acontecer sucesos previstos como también darse ópticas antes no contempladas, de cualquier manera su influencia ocasiona consecuencias.
En cada vocablo hay una elección. La conciencia de la dirección hacia donde apunta el decir permite que el ejercicio de dicha libertad pueda orientarse con destino a la estimación de las fortalezas que poseen los actores de los hechos que se vislumbran. Por consiguiente, la fijación habitual de los puntos resaltantes que favorecen el desenvolvimiento progresivo del equipo facilitará el acercamiento constante a la meta.
Al darle destaque a las virtudes que hacen realidad el instante de satisfacción que se vive, se habilita la creación de perspectivas en tiempo presente, ocasionando el acceso a lo emocionalmente agradable e incentivando los argumentos positivos que puedan indicar la intensidad de lo que se está haciendo y sintiendo. Esa posición valorativa abre horizontes en el ahora y se proyecta indefectiblemente hacia lo que quiere.
De modo que darle importancia al otro, escucharle, fomentar sus puntos fuertes, ayudarle a generar perspectivas y acompañarle en su evolución forman parte de una progresión crucial.
Entonces, los pasos indicados están racionalmente construidos y, al mismo tiempo, aceptan la incorporación de las experiencias que contribuyen, que van indicando que se está vivo y que hay mucho por hacer; como también, cuando hay misiones nobles las enseñanzas son fructíferas y el crecimiento es compartido.