- POR MARCELO PEDROZA
- Psicólogo y magíster en Educación
- mpedroza20@hotmail.com
¿Qué actividades nos hacen estar bien?, es que a través de la práctica de las mismas podemos fortalecer la voluntad que poseemos. Hay una notable retroalimentación entusiasta cuando lo que hacemos está unido a lo que queremos. Existe una respuesta de plenitud en esa conexión expuesta entre el querer y el hacer. Por lo tanto, es importante la identificación concreta y específica de lo que nos estimula a seguir creciendo.
Para individualizar con sus propios detalles aquello que nos permite construir nuestros días hay que recurrir a las decisiones que hemos tomado. En ellas están representadas las acciones que suceden en el devenir diario. En nuestra esencia reside la capacidad de crear aquello que estamos dispuestos a realizar. Para lo cual hay que saber qué se pretende alcanzar. En las preguntas que nos hagamos podemos encontrar una amplia gama de respuestas. Animarse a detectar los interrogantes que nos interpelan a profundizar acerca de lo que estamos viviendo se constituye en una buena tarea.
Las motivaciones marcan los trechos por los cuales hay que andar. De ahí la necesidad de saber qué es lo que mueve a cada uno. Es individual la búsqueda de las causas que activan las luces para ver. Por eso los criterios de reflexión están enmarcados en las raíces que sostienen la autenticidad de cada ser. Las razones tienen su tinte particular, su destacado acento, su respetado argumento por el cual transitar.
La valoración de lo que sucede depende de uno mismo. Epicteto (55 d.C. - 135 d.C.), filósofo griego decía: “Las cosas en sí no atormentan a los hombres, sino las opiniones que tienen de ellas”. La formación interior impacta notablemente en la apreciación del mundo exterior. El camino es desde adentro hacia afuera. En el ser nacen las consideraciones de lo que sucede. Así las estimaciones tienen nombres y apellidos.
El citado maestro estoico resaltaba la necesidad de aprender a cambiar aquello que nos impedía mejorar. Hablaba de las representaciones o ideas que nos hacemos de las cosas, es que ellas tienen una gran influencia sobre las elecciones que realizamos. El hecho de observarse a sí mismo otorga la posibilidad de reconocer las experiencias vividas y de proyectarse hacia la consecución de lo que estimula el bienestar.
La solidez del autoconocimiento permite que la presencia del otro sea vital para la correspondiente convivencia. Las buenas ideas habilitan a los buenos sentimientos, ambos están conectados a la realidad de los vínculos.