- POR MARCELO PEDROZA
- Psicólogo y magíster en Educación
- mpedroza20@hotmail.com
Las distancias existen y se representan en las diversas connotaciones que se les asignan. Más allá de los factores geográficos, que podrían simbolizar la presencia de las mismas, hay muchas interpretaciones acerca del término. Una de sus acepciones sostiene la tenencia de un fondo o espacio de referencia que identifica el trayecto en su totalidad, otra es la que menciona la acción que incita a llegar hasta muy adentro sobre aquello que se constituye en la raíz de un asunto. Estas formas distintas de darle una significación se caracterizan por promover el movimiento hacia el destino indicado. Donde hay una distancia hay un paso por dar.
En el desenvolvimiento cotidiano se producen las oportunidades para identificar lo que requiere accesos hacia la búsqueda de consideraciones que permitan contener integralmente una idea, una labor o una misión. Por lo tanto, la superficialidad o lo ligero o lo trivial se colocan en las antípodas de lo intenso, lo recóndito o lo penetrante. Así lo que amerita ser vivido tiene sus notables secuencias que le dan valor al proceso de acción. Al punto que, en el manual de las palabras que se asemejan por ser sinónimos, lo profundo también está vinculado a lo implícito, dando lugar al testimonio que incluye la predisposición inalterable hacia las metas que forman parte del extenso porvenir.
En el hondo existir luce la habilidad de profundizar, esta es una brillante cualidad que se ejemplifica en darle tiempo a lo que así lo precisa, de ahondar en el conocimiento acerca de algo, de manifestar con argumentos sólidos lo que se pretende, evitando las improvisaciones que llevan a estériles dichos y que acarrean dudas alrededor; de fomentar la formación de perspectivas que se vislumbren como consecuencia de la investigación serena y atemporal. Para lo cual esa facultad aprendida se vigoriza con actitudes que provoquen sentimientos que protejan el ánimo de avanzar. Por consiguiente, se tendrán que forjar vínculos honestos, serios, transparentes, amables y comprometidos con el bienestar.
La magnitud de los sueños expresa el tamaño de los esfuerzos que le dan valor a cada trecho transitado. Por eso las etapas y las épocas encuentran sus latitudes y sus jalones, percibidos como sucesos que de alguna manera sellan historias y abren las puertas de nuevos acontecimientos. Así se estrechan las enseñanzas y se conectan los hechos que ocurren. Entonces, lo distante se consolida como una elección que potencia la emotividad y, de esa forma, impele en dirección al progreso. En consecuencia, se acentúa la capacidad de germinar motivos que le den oxígeno al vasto itinerario de la vida.