- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
Si bien en lo que va de este año las condiciones de nuestra microeconomía vienen observando mejor evolución y perspectiva, no resulta fácil revertir rápidamente la coyuntura económica y financiera desfavorable por la que hemos atravesado por más de 2 años como efecto negativo del covid-19, que trajo aparejado el cierre de muchas empresas que operaban en diversos segmentos de negocios, principalmente las de menor tamaño estructural como los son las pymes, pues no cuentan con la misma “espalda financiera” de las de tamaño corporativo y que habrá que fortalecerlos.
Los niveles de pobreza y de extrema pobreza se han incrementado en los últimos años, sumado a ello la importante cantidad de personas que no tienen fuentes de trabajo, afectando a las pymes sensiblemente en sus facturaciones y estructura de costos y gastos operacionales, dando como resultado una gestión económica negativa.
Esperemos que este 2023 sea más auspicioso, donde nuestra actividad agrícola-ganadera sigue jugando un rol primario, pero sin desconocer que los factores incontrolables como el clima siguen siendo la principal limitante de la consecución de una mejor gestión a nivel país, afectando los niveles de productividad y consecuentemente un menor flujo de ingresos en divisas.
La sinergia que pueda estructurar el sector público con el privado es importante, puesto que ya no podemos seguir trabajando en compartimientos estancos, en un siglo donde el trabajo participativo o en equipo se constituye en una de las mejores herramientas para el logro de los objetivos y metas cuali/cuantitativos.
En varios departamentos del interior de nuestro país es dable observar la riqueza que los rodea, donde tanto productores agrícolas como industriales y comerciantes siguen teniendo confianza en que todo podría ir revirtiéndose positivamente, ya que las coyunturas desfavorables no son eternas y contamos con materia prima suficiente en calidad y cantidad como para esperar que nuestra economía vaya retomando los niveles de crecimiento de años anteriores, estimándose ya preliminarmente para este año un crecimiento del orden del 4,5% vs. un pobrísimo 0,1% del 2022.
La continuidad de los negocios dentro de nuestro mercado doméstico se sustentan en ventas y las expectativas a futuro que puedan tener dentro del corto y mediano plazos, para lo cual uno de los principales condimentos radica en la necesaria confianza, pues sin ella difícilmente podamos concretar nuevos proyectos de inversión, orientados a la creación de más fuentes de trabajo, que permitan de nuevo un efecto multiplicador o derrame en favor de diversos segmentos de nuestra microeconomía.
El Estado cuenta con las herramientas necesarias que puedan apuntar a la reactivación de nuestra economía como las políticas públicas, económicas y las que derivan de nuestra banca matriz, Ministerio de Hacienda y Banco Nacional de Fomento (nuestra principal banca pública de desarrollo), quienes deberían unir esfuerzos para asistir y ayudar a los sectores más vulnerables, que contribuyan a generar un mayor impacto económico a nivel país.
La confianza se constituye en el principal factor primario que podrá volver a movimentar a nuestra macro y microeconomía como en años anteriores.
La palabra “confianza” deriva de “confiar”. La raíz “fi” del verbo fiar, del latín “fidere” (confiar) y este, de “fides” (lealtad, fe y confianza).
Las 6 condiciones claves que nos permitan generar la confianza necesaria en los demás se resume en los siguientes ítems:
* Integridad y coherencia.
* Vivir transmitiendo buenos valores a los demás.
* Identificarnos con nuestros proyectos.
* Fomentando la comunicación asertiva y empática.
* Manteniendo nuestro poder de convicción con nuestros proyectos.
* Creando experiencia dentro del entorno que nos rodea.
El próximo gobierno deberá apuntar a un mejor aprovechamiento del talento, capacidad y experiencia de nuestro capital humano, que nos permitan ir generando más fuentes de trabajo y un proceso gradual, pero sostenido de industrialización a nivel país que es el pilar sobre el cual se basamentaría nuestro mayor crecimiento económico en los próximos años.