“Dime con quién andas y te diré quién eres”, dice el famoso refrán con el que nuestros padres, tíos y abuelos a menudo nos querían echar en cara que andábamos con personas que no eran de su agrado o que tenían ciertos antecedentes que hacían dudar de su honorabilidad. Hace unos años, conocí a un cura italiano, don Alberto Bertaccini, que solía repetir el mismo refrán, pero al que le daba otra connotación y decía: “Dime con quién andas y te diré como estás”.

En el fondo, lo que nos reclamaba el pa’i Alberto era la calidad de la compañía de amigos con los que decidíamos pasar el tiempo y cómo esto a la larga, terminaba por influir en nuestros actos y nuestra conducta como personas.

Este axioma tan repetido y gastado me vino a la mente esta semana luego de escuchar a varios referentes de la Concertación, intentando justificar la desatinada decisión de la encargada de prensa de dicha agrupación política quien anunció que no habrá acreditación para Nación Media en el marco de la cobertura especial de las generales, en particular para participar de las actividades previstas por su candidato presidencial Efraín Alegre.

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Cuando todo parecía que se trataba simplemente de una reacción desafortunada de la dirigente mencionada, salió el propio candidato a confirmar que se trataba de una decisión suya ante lo que consideraba un “riesgo”, puesto que se dio el tupé de comparar una cobertura periodística con lo que aconteció en la noche que fueron reprimidos manifestantes que ingresaron a la sede del Partido Liberal Radical Auténtico y que acabó con la lamentable muerte del joven Rodrigo Quintana.

Pero qué se puede esperar de un político desquiciado como Alegre quien, estando al frente del Directorio del PLRA, se ha caracterizado por su absoluta incapacidad para dialogar con los referentes de la oposición interna y jamás ha tolerado el disenso. Es sabido que no pocas veces ha recurrido al mecanismo de la expulsión partidaria cuando algún disidente se ha atrevido a desconocer o incumplir los mandatos políticos del directorio que él siempre manejó en función a sus intereses personales. De hecho, su tercera postulación consecutiva a la presidencia de la República es un ejemplo de cómo siempre hace prevalecer su autoritarismo en la conducción de la agrupación partidaria, donde no da lugar a cualquier voz que se oponga a su criterio único y absoluto.

Nada más parecido al dictador Nicolás Maduro bajo cuyo régimen la libertad de prensa y de expresión ha sufrido permanentes ataques. Según la ONG Espacio Público, en los últimos años ha aumentado la persecución criminal y se han abierto procedimientos judiciales no solo a periodistas, sino también a ciudadanos que informan en Venezuela.

Pero lo más grave es que este comportamiento autoritario de Efraín no sólo es una cuestión suya, sino que es compartida por otros referentes de la Concertación como Bruno Defelippe quien hace un par de semanas había instado al cierre del diario La Nación simplemente porque publicaba encuestas que no le favorecían a la agrupación política en la que milita.

Definitivamente, este sector sigue empecinado en construir la alternancia basado en la violencia, la mentira y los ataques personales sin ninguna propuesta, pensando quizás que así terminaría conquistando al electorado. Sin embargo, lo único que logran es ahuyentarlos al mostrar su hilacha dictatorial e intolerante.

Lamentablemente, a este capricho se suman también medios de comunicación y algunos periodistas, quienes, en su sana intención, digámosle, caen permanentemente en la trampa de tragarse el verso del cambio y dedican a diario varios minutos de sus espacios a defender los intereses de estos actores políticos que sólo son más de lo mismo. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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