- Por Pablo Alfredo Herken Krauer
- Analista de la economía
- Email: pabloherken@yahoo.com
Solamente con una conducción experimentada, profesional, con liderazgo firme, legítimo y bien visto por la población, para consensuar la toma de decisión con transparencia y confianza, se puede enfrentar los enormes desafíos mundiales y regionales que revela el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), divulgado en la cumbre en Washington la semana pasada. Me van a perdonar mi franqueza: Efraín no podrá defendernos, al contrario, se ahogará en el mar de tormentas, y nosotros con él. Para mí, lo vuelvo a reiterar, la única alternativa de buena conducción es, sin duda alguna, “Santi”.
Fíjense a lo que nos enfrentamos, según el FMI y otras fuentes: La economía mundial marcha debilitada ya desde principios del 2020, con lentitud, trabas diversas, inflación alta (sus tasas de interés también), luchas comerciales entre las potencias, y una crisis bélica que no cesa y genera nervios. Apenas crecerá esta año 2,8%. Nuestra región, América Latina y el Caribe (ALC), gateará 1,6%, que suena cual generoso modestísimo “avance”. Porque ya nuevas correcciones de nuestras dos economías vecinas dejan atrás los propios pronósticos conocidos en la capital norteamericana. Para el caso de Argentina, por ejemplo: se manejaba una caída del -3% para este año, pero empeoró con una caída más realista: -4%. Y para el 2024 otra caída del -2%. Ah, y una inflación del 110% de la mano de una suba del precio del dólar versus el peso del 95%. Para el 2024, a la pronosticada caída del -2% se suma una inflación del 80% y un encarecimiento del dólar del 130%. Brasil luce mejor, pero no para alegrarnos. Su crecimiento actualizado pasó del 1,3% al 1,1% previsto para el 2023. Para el próximo año el crecimiento sería del 1%. La inflación estaría entre 6,1% (hoy) y 4,5% (mañana), con marcada estabilidad cambiaria (lo mejor), en especial para el comercio fronterizo.
Frente a estas realidades hay una política económica que revisar y redefinir, pero sin salirnos de la disciplina, por más presiones que se den para “desordenar” la casa, pero sí acomodando dicha política económica al difícil escenario, cuidando al máximo el crecimiento, la generación de empleo y la protección de la vida de la gente, en especial, la más necesitada, la más humilde. Las muchas limitaciones, por factores internos y externos, tendrán que encontrar recursos reales, no los discursivos para ilusionar a la muchedumbre con un futuro fácil.
Santiago demostró un excelente comportamiento como miembro del directorio del Banco Central del Paraguay (BCP) y fue mejor aún su desempeño como ministro de Hacienda (con reconocimiento internacional), dejando una muy buena sucesora, Lea Giménez, la primer mujer al mando de Hacienda. Todo este bagaje le da el mejor traje a la medida para conformar muy buenos equipos económicos, y liderarlos con sabiduría, experiencia, credibilidad, porque como nunca se tomarán de la mano la política con la economía, entendiendo como presidente de la República el funcionamiento de una economía. Lejos de los primeros años de escuela de Efraín Alegre, con una trayectoria lamentable en muchos sentidos. Y lo digo con todo respeto. La verdad, si es verdad realmente, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.