- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
Una empresa sea del segmento comercial, industrial, de servicios o de agroexportación que mantiene relación crediticia con una entidad financiera, para acceder a facilidades crediticias de corto plazo destinados a cubrir necesidades de capital de trabajo o de mediano o largo plazo, para la financiación de compras de activos fijos u otros proyectos de inversión específicos, debe ser consciente y asumir la responsabilidad de que deberá cumplir con requisitos específicos de orden cualitativo y cuantitativo institucionales que forman parte del proceso de créditos de estas entidades y todo lo que lo exige el BCP como banca matriz de nuestro país tanto dentro de lo inserto en la Resolución 1/08 que sigue siendo “la biblia” de los auditores de la SIB, en las revisiones que realiza a los entes regulados.
El análisis, evaluación y seguimiento de la evolución de las actividades de los clientes por parte de su proceso crediticio corporativo resulta cada vez más imprescindible para un adecuado monitoreo/seguimiento del riesgo crediticio asumido.
Debemos concienciarnos bien de que otorgar crédito a un cliente (persona física o institucional) no se remite exclusivamente al desembolso del capital y luego hasta su vencimiento “olvidarnos” de la evolución de las actividades de nuestro cliente durante su período de vigencia.
Una evaluación crediticia que contemple la cobertura de las principales áreas críticas de riesgos del cliente, implica que tanto el analista como el oficial de negocios deben conocer a su cliente y a los principales ejecutivos, principalmente aquellos que están directamente relacionados con el manejo de las finanzas de la empresa y la preparación de los estados contables.
Toda actividad comercial tiene asociado el factor riesgo pero en las entidades financieras constituye la esencia misma del negocio.
Es sabido que aquella institución financiera cuyos analistas de riesgos/oficiales de negocios están siempre en contacto con sus clientes, en caso de una coyuntura desfavorable, estarán en mejores condiciones de poder adelantarse a otros acreedores para negociar una refinanciación o reestructuración del crédito en condiciones más favorables.
Su actividad primaria sigue concentrándose en un importante porcentaje en la venta de productos crediticios y casi todos ellos, directa o indirectamente, implican asumir riesgos.
Un aspecto positivo a destacar dentro de la banca actual es que vienen reinventándose casi día a día, orientando sus esfuerzos de marketing también a los productos no crediticios, que han pasado a formar parte importante de su espectro global de ingresos operativos en la cual las app de su web juegan un rol importante.
Una adecuada política crediticia está orientada a determinar cuáles son los productos que involucran riesgo crediticio, la naturaleza del mismo y la forma de controlarlo.
No dejarse encandilar por operaciones crediticias aparentemente rentables.
La atracción de operaciones altamente rentables en apariencia es a veces irresistible y sus consecuencias fatales. Al buscar el equilibrio, la calidad del crédito y su liquidez debe tener siempre precedencia sobre la oportunidad comercial.
El desafió para cualquier institución financiera es asumirlos hasta el punto óptimo, maximizando las utilidades sin exponerse en lo posible a que superen los niveles normales.
No hay fórmulas para ello, no hay recetas escritas, las decisiones siempre serán subjetivas y nunca tendremos la certeza que la tomada será un 100% correcta.
El primer paso que deberán tener en cuenta para enfrentarse a “créditos” es tener conciencia del riesgo, saber de la existencia del peligro y acostumbrarse a manejarlo lo más profesionalmente posible.
Es por ello que la experiencia en el manejo de distintos tipos de situaciones es recomendable, pues muchos desembolsos están relacionados a sectores en los que a veces se presentan áreas de riesgos, derivados de factores incontrolables como el caso de agribusiness y recientemente también los efectos negativos que dejaron la pandemia sanitaria del covid-19.
En créditos, el profesionalismo, proactividad y mucho sentido común son de primaria relevancia.