• POR EL DR. MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ
  • Doctor Mime

Se acercan días cruciales en el país, en los cuales vamos a elegir quiénes nos guiarán en los próximos cinco años. Y es importante (aunque parezca redundancia) recordar que las elecciones son cosa DE LA CABEZA, donde el cerebro es el culpable de que elijamos bien o mal. Por eso es importante tener en cuenta que en la política (la palabra fea que empieza con p y termina con a, como siempre escribe mi amigo Felipe cada lunes) es eminentemente... cerebral. Y eso es innegable.

Las neurociencias han llegado a tener una importante influencia en la política y en las elecciones presidenciales. Con el avance de la tecnología y las técnicas de neuroimagen, los científicos han descubierto cómo el cerebro procesa la información política y cómo las emociones influyen en las decisiones políticas. Esto se realiza en varios puntos que analizaremos someramente en este artículo. En primer lugar, se ha demostrado que el cerebro humano tiene una predisposición natural hacia ciertos valores políticos. Por ejemplo, las personas que tienen una mayor actividad en la amígdala, una región cerebral relacionada con la emoción, tienden a ser más conservadoras en su orientación política. Por otro lado, las personas que tienen una mayor actividad en la corteza prefrontal, una región cerebral relacionada con el razonamiento y la toma de decisiones, tienden a ser más liberales. Esto significa que las campañas políticas pueden adaptar su mensaje para apelar a las emociones y valores de su audiencia. Por ejemplo, los políticos conservadores pueden utilizar imágenes de miedo y amenaza para activar la amígdala y convencer a los votantes de que necesitan protegerse de algún peligro. Por otro lado, los políticos liberales pueden utilizar imágenes de igualdad y justicia para activar la corteza prefrontal y convencer a los votantes de que necesitan apoyar políticas que fomenten la justicia social. Increíble, pero cierto.

Además de lo dicho, las neurociencias también han demostrado que la manera en que se presenta la información política puede influir en la forma en que se toman las decisiones. Por ejemplo, los políticos pueden utilizar técnicas de persuasión, como la repetición y la simplificación, para activar el sistema de atención del cerebro y hacer que la información sea más fácil de procesar. También pueden utilizar técnicas de priming, como la exposición a ciertas palabras o imágenes antes de presentar una propuesta, para influir en la forma en que se interpreta la información. Esto lo vemos ahora mismo en las diferentes técnicas de campaña de los candidatos presidenciales, aunque algunos “se salen de la norma” y apelan a la emoción descontrolada mediada por el ataque. Pero bueno, son estrategias cuestionables, pero estrategias al fin.

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Por último, las neurociencias también pueden ser útiles para comprender la forma en que las emociones influyen en el comportamiento político. Por ejemplo, la ansiedad y el miedo pueden hacer que las personas sean más propensas a apoyar políticas conservadoras y autoritarias, mientras que la empatía y la compasión pueden hacer que las personas sean más propensas a apoyar políticas liberales y de justicia social. En conclusión, las neurociencias tienen un papel cada vez más importante en la política y en las elecciones presidenciales. Los políticos pueden utilizar la comprensión de cómo el cerebro procesa la información política para adaptar su mensaje y persuadir a los votantes... que lo hagan ya es “arena de otro costado” como decía un vernáculo filósofo emanado de la cuna política hace unas décadas. Además, y no menos importante en los papeles, aunque siempre ignotada en la realidad, la comprensión de cómo las emociones influyen en el comportamiento político puede ayudar a los políticos a crear políticas que sean más efectivas para sus electores.

Es importante seguir investigando en este campo para entender mejor cómo funciona el cerebro en el contexto político y cómo se pueden utilizar estos conocimientos para mejorar la toma de decisiones políticas. Y que, por fin, la política se entienda como un verdadero asunto DE LA CABEZA. Nos vemos en una semana.

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