Desde pequeños nos han enseñado la importancia del ahorro. Desde nuestro primer “chanchito alcancía” hasta cuidar nuestras remesas en la adolescencia. Unos salimos más aplicados, otros entendimos el concepto pero no su real importancia.

Posteriormente hemos visto a nuestros padres invertir, sea en su propio emprendimiento o “poniendo fichas” en algún pequeño o más gran proyecto. Las inversiones tienen sus riesgos, pero también son la herramienta para el desarrollo de crecimiento patrimonial.

Pero estas son las inversiones monetarias, muy necesarias, aunque no las más importantes. Porque en la vida tenemos “activos” mucho más preciados que el dinero. Comenzando por uno mismo (sin pretender ser egoísta en mi comentario), quererse a uno mismo para amar a los demás. Invertir en tu persona es el secreto para poder continuar con tus sueños. Si somos felices, si hacemos lo que nos gusta y disfrutamos, nuestro optimismo será el ingrediente principal para una inversión monetaria donde nuestra pasión se vea reflejada.

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La inversión en nuestros amores es sin duda determinante para la paz y armonía que toda persona necesita. Este amor a la familia y pareja es correspondido y siempre nos nutre y fortalece día a día.

Las personas son todas distintas, tanto como habitantes tiene el mundo. Sin embargo, hay generalidades. Por ejemplo, aquellos que ven en un viaje familiar una inversión y no un gasto, partiendo de la premisa que estamos en esta vida “de prestado” y podremos vivir 90 años o dejar repentinamente esta bendita tierra cuando el barbudo nos llame.

Las decisiones de en qué invierto mis ingresos es muy personal. También están los acumuladores, que cuanto más juntan en su cuenta corriente más felices están, y hay que respetar también. Pero que no te agarre la luz al final del túnel con arrepentimientos de por qué no hice tal o cual cosa.

Personalmente creo que la mayor y más linda inversión no es monetaria ni puede calcularse con un Excel financiero. El tiempo que gastamos/invertimos con nuestros afectos es oro. Compartir tiempo con nuestros padres, hijos, familia en general o amigos realmente no tiene precio. Y muchas veces no lo medimos (porque Microsoft no tiene esta tablita).

Sin duda alguna un país crece gracias al esfuerzo de cada trabajador, la sumatoria de cada gota de sudor colectiva, impulsado por inversores que apuestan a hacer crecer a sus empresas en este hermoso Paraguay. Pero también somos personas con mucho por dar e invertir en los demás. Comenzando por nuestros amores, nuestro entorno y amigos, así como por quienes colaboran en nuestras empresas con garra y corazón para juntos alcanzar un justo y placentero rendimiento sobre nuestra inversión.

Hace falta invertir para una vida materialmente no menesterosa. Pero la valiosa vida la conquistaremos con la fuerza del amor a nosotros mismos, a nuestra familia y entorno, y con la dación generosa y constructiva a nuestro país.

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