- Por Eduardo “Pipó” Dios
- Columnista
La famosa frase de que “el fin justifica los medios” es el lema desde hace rato de las concertaciones/alianzas o lo que sea opositoras al Partido Colorado. Justamente esa frase maquiavélica, que sirve como manto de piedad para justificar fraudes, campañas sucias, ingerencias externas (sea de los americanos o el dinero sucio de los gobiernos “progres” de la región) cagándose en la soberanía que tanto reclaman después, ha sido un arma de doble filo para este rejuntado de “hambrientos bien alimentados”, valga la contradicción porque lo que tienen es hambre de más poder y dinero del que ya caranchean desde 1989 a los gobiernos de turno y de los que abusaron, primero entre el 2008 y el 2013, y ahora con el pusilánime, traidor y ladrón Marito Abdo.
Les ha servido para llegar dos veces, una de la mano del cura pedófilo, hoy apenas un fantasma semiconciente, montado en una silla de ruedas cual Cid Campeador en su fiel caballo Babieca, mientras uno y otro lado del Frente Guasu se pelean por sus restos, como la amante y la esposa en un velorio. No se puede discutir la legitimidad de Lugo en la Presidencia, pero de nada sirvió cuando sus propios aliados coyunturales (entre ellos Efraín, que hoy le escribe cartitas de amor rogando por un gesto de apoyo) le dieron una patada en el culo porque se dieron cuenta de que quedaba poco tiempo para llenarse suficientemente los bolsillos. Y así abusaron del poder un año, para luego, por la propia torpeza e impopularidad de Efraín, perder rotundamente las elecciones.
La segunda vez, a falta de Lugo, y además ante la posibilidad de que este, con todo derecho, buscara su habilitación para un nuevo período aliándose, abierta y legalmente, con los colorados que intentaban lo mismo con Horacio Cartes, hubo que incendiar el Congreso, alquilar patotas (a falta de apoyo legítimo de la gente en las calles) y “fabricar un muerto”, un muerto que aún sigue usando Efraín sin el menor respeto, aun cuando está fehacientemente demostrada su complicidad y la de sus secretarios en el ocultamiento de pruebas y embarrando la investigación. Claro, demostrar que Rodrigo Quintana fue muerto por un policía cercano al “magnate de las tilapias” termina con la leyenda y habrá que buscarse otro cadáver.
Desde el 2017, la alianza Abdo-Alegre-Masi, junto con los grupos mediáticos más poderosos, que solo responden a sus propios intereses y controlan el 75% de la información, sumados al gran poder económico del oligopolio bien conocido gobernaron a gusto y paladar, la única oposición que tuvieron provino del cartismo, al que atacaron y atacan sin parar, y sumando el apoyo del Departamento de Estado, que hoy, al mando de la progresia woke de Washington, mira con beneplácito los pañuelos verdes, las banderas multicolores y no ve lo que viene atrás, o le importa poco, ya perdió Colombia, Chile y parece que habrá que esperar un par de años para que los republicanos retomen la senda de las políticas de Estado más serias, y se ocupen de los verdaderos problemas de Latinoamérica y, más que nada, de evitar la entrega total del continente a sus propios enemigos mortales.
Hoy esta alianza suigéneris nos quiere imponer a la fuerza, utilizando mecanismos coercitivos, persecuciones políticas basadas en acusaciones temerarias, sin pruebas más que dimes y diretes de delincuentes políticos y mediáticos al servicio de este nefasto equipo “concertacionista” y su candidato. Y lo más tragicómico es que ellos también serán víctimas del megalómano e incapaz de Efraín, quien no tiene la menor intención de cumplir ningún pacto ya que desprecia a todo aquel que no se arrodille ante él.
Estamos seguros de que los ciudadanos conscientes sabremos elegir entre un joven preparado, decente, capaz, con una foja de servicios impecable y con vocación de servicio, como Santiago Peña, dejando de lado la campaña sucia de los inmorales de siempre; y este impresentable, vividor, corrupto, sin la menor capacidad de dialogar ni con sus propios compañeros de partido, a quienes ha traicionado siempre que pudo, al igual que a los que hoy engaña con su discurso de honestidad, cuando es lo que menos ha demostrado en su vida privada y pública. Falto absoluto de liderazgo, formación, conocimientos y menos aún respeto por las decisiones populares, Efraín será el fin de la República y la sumisión absoluta a las dictaduras corruptas que nos rodean y sus financistas en China, Rusia e Iran.